Espejismos
Una definición simple y sencilla de “espejismo” es, “un concepto o imagen sin verdadera realidad”, y de esto trata la columna de hoy, ya que el viernes 5 de este mes, se celebraron la 2da vuelta de las elecciones para elegir al sucesor del presidente Ebrahim Raisi, quién falleció el 19 de mayo ppdo., al sufrir un accidente el helicóptero en el viajaba, y que se estrelló en la región de Varzaqan, en el noroeste de Irán.
Recordemos, que Raisi había asumido la presidencia a principios de agosto del 2021, por el partido político Sociedad del Clero Combatiente, y representaba al sector ultra- conservador radical, vinculado al movimiento Wilayat Faqih, creado por el ayatollah Ruholá Jomeini, fundador del actual régimen teocrático, el que fundamenta el establecimiento de un gobierno islamista, además Raisi era visto como el sucesor del actual líder supremo, Ali Jamenei.
Es así, que en esta 2da vuelta de las elecciones, los iraníes debían elegir entre el candidato ultra-conservador, Saeed Jalili y el reformista, Masoud Pezeshkian, el primero, del partido político Sociedad Islámica de Ingenieros, de 59 años, y es un personaje importante del movimiento “neo-principalista”, fundado por el ex presidente, Mahmud Ahmadinejead, representante del conservadorismo tradicional, además Jalili es visto como un protegido de Mochtaba Jamenei, hijo del Líder Supremo, y participó en las negociaciones internacionales en relación al programa nuclear, y es considerado un negociador inflexible, que provocó los resultados negativos para Irán, también fue Secretario del Consejo de Seguridad Nacional durante ambos mandatos de Ahmadinejead.
Por su parte, el segundo es un médico cardiólogo de 70 años, perteneciente al partido político Movimiento Reformista, y que ya se había presentado a las elecciones presidenciales en el 2013 y en el 2021, y obtuvo una ligera ventaja en la 1ra vuelta, además, anteriormente fue ministro de Salud, entre el 2001 y 2005, durante la presidencia de Mohammad Jatami, y es miembro de la Sociedad de Amistad Irán-Turquía, y profesor de Estudios Coránicos.
Pues bien, en este escenario, en el que el sufragio es universal, secreto y voluntario, los iraníes fueron a las urnas, y el régimen, como ya ha pasado antes, ha inflado el porcentual del caudal de votantes, cuando la realidad muestra que no se alcanzó el 50% del padrón, y el acto electoral arrojó el siguiente resultado, el 53.6% le dieron el voto al candidato reformista, contra el 44.3% que obtuvo su contrincante ultra-conservador, sin embargo, recordemos que si bien el presidente es el Jefe de Estado, según la estructura constitucional iraní, quién tiene la última palabra, sea en política interna o internacional, es el Líder Supremo, el ayatollah Ali Jamenei, incluso, los cinco candidatos del sector ultra-conservador que se enfrentaron al candidato reformista, y ahora presidente electo, es decir, los seis debieron sortear el filtro del Consejo Expertos, órgano constituido por 88 jurisconsultos en Ley Islámica, que además tienen la importante función de elegir, supervisar y hasta despedir al Líder Supremo, y está presidido por Mohammad Ali Movahedi Kermani, que representa a la ultra conservadora, Sociedad del Clero Combatiente, y por supuesto, no podemos olvidar, que el ahora primer mandatario iraní, Masoud Pezeshkian, que asume la presidencia por cuatro años, y puede ser reelegido una vez, debe contar finalmente con la aprobación del Líder Supremo Ali Jamenei.
Al igual que sucedió en las elecciones parlamentarias de marzo ppdo., la concurrencia de votantes, que en la realidad apenas habría superado el 40%, es un claro mensaje del pueblo iraní al régimen teocrático, y es una expresión de apoyo a la encarcelada, desde el 2015, activista y opositora Narges Mohammadi, premio Nobel a la Paz 2023, que exhortó a la abstención de sufragar.
También están aún presentes episodios, como el acontecido el 16 de septiembre del 2022, la muerte de la joven kurda Mahsa Amini, en manos de la Policía de la Moral, por no llevar como lo dispone la Sharia, su hiyab, o la muerte de centenares de manifestantes y cerca de 20.000 encarcelados durante las protestas del movimiento “Mujer Vida Libertad”, o el accionar de los Basij, un grupo paramilitar al servicio del régimen .
Ahora bien, Masoud Pezeshkian, pese a ser considerado un “reformista”, no creo que lleve a cabo cambios radicales, más teniendo en cuenta que en el Maylis o Asamblea Consultiva, el parlamento unicameral de 270 diputados, la mayoría la tiene la línea dura o ultra-conservadora, y el citado órgano legislativo, está presidido por el conservador Mohammad Bagher Ghalibaf, y esto, minimiza la derrota de Jalili, más allá, que el presidente electo, se declaró partidario de una política de reconciliación en el ámbito interno, expresando una mayor tolerancia étnica y religiosa.
En cuanto a política exterior, en un tiempo de fuertes tensiones regionales y con el conflicto en Gaza en acto, las posturas, tanto de reformistas como de ultra-conservadores, es la misma respecto a Israel, por lo tanto, se mantiene el apoyo a sus proxis, Hamas, Hezbollah y los Hutíes, algo que quedó en claro, cuando este tema no estuvo presente en la campaña de ninguno de los candidatos, por su parte, si bien Masoud Pezeshkian tiene una postura negociadora para con Occidente, respecto al programa nuclear y al proceso de enriquecimiento de uranio, e intentará aliviar las sanciones que agudizan la situación socio-económica iraní, no aplicará políticas diferentes, además, no olvidemos que el Líder Supremo, Ali Jamenei, es quién toma las decisiones finales en asuntos de Estado, tanto a nivel interno como internacional.
Una cuestión a tener en cuenta, es cuál será el resultado del proceso electoral presidencial en los EE.UU., pues hasta el momento Irán ha tenido conversaciones indirectas con la administración demócrata de Biden, aún cuando no se ha conseguido ni frenar el programa nuclear, ni el levantamiento de las sanciones, pero en el caso que el ganador sea Donald Trump, y teniendo el antecedente del 2018, seguramente las tensiones entre Washington y Teherán se agudizarán.
Un dato no menor, es que Masoud Pezeshkian cuenta con el apoyo de la Guardia Revolucionaria, más allá del de los ex presidentes, el reformista Mohammad Jatami y el moderado Hasan Rohani, y esto explica en cierta manera la visión de la calle iraní, pues este médico cardiólogo azerí, representa un alternativa de la apertura de Irán al resto de la comunidad global, pero que necesita también mostrar, que es una opción válida a la seguridad nacional.
Desde el punto de vista de este analista, las elecciones parlamentarias que se dieron en marzo pasado, como las presidenciales, con sus dos vueltas, la primera del 28 de junio y el ballotage entre los candidatos ya mencionados, el viernes 5 de este mes, no representan el verdadero sentir de la mayoría de los iraníes, lo que se ha visto reflejado con algo más de la mitad de abstenciones, pues no han querido participar de un acto meramente burocrático, como una demostración de protesta a las reiteradas violaciones a los DD.HH., en particular dirigidas a mujeres y niñas, como un reclamo a instrumentar políticas que mejoren la situación socio-económica, en un país ahogado por las sanciones impuestas por Occidente, en síntesis, la elección de Masoud Pezeshkian, no conducirá a un cambio fundamental, puesto que las políticas y el destino de Irán, está en manos del Líder Supremo Ali Jamenei.
Pero del otro lado del mundo, en Francia se abre un período de inestabilidad política, tras el ballotage de las elecciones parlamentarias adelantadas del pasado 7 de este mes, donde se dio lo anticipado en la columna del 26 de junio, una de las dos hipótesis instrumentadas por Macron, parar a Le Pen instalando el temor a la derecha y quitarle votos y redirigirlos a la izquierda o a los moderados, razón por la que se explica que el Frente Popular de Izquierda, liderado por Jean Luc Melenchon, haya obtenido el 1er. lugar, 2do. el partido de Macron Juntos, y 3ro. Agrupación Nacional de Le Pen, sin embargo, así las cosas, el parlamento quedó conformado prácticamente en tres tercios, Frente Popular 182 escaños, Juntos 168 y Agrupación Nacional 143 al que se suman 45 bancas del Partido Republicano Francés.
Ante este escenario, las opciones son las siguientes: a) una alianza entre Macron y Melenchon, que posibilite sumar 289 escaños, necesarios para la aprobación de leyes, pero esta coalición es prácticamente imposible o improbable; b) Francia tiene un sistema electoral por mayoría, y los políticos franceses no tienen una cultura de formar coaliciones entre partidos o bloques opuestos, a diferencia de lo que ocurre en Alemania, que tiene un sistema de representación proporcional, y por lo tanto, Francia entra en una crisis de gobernabilidad, pues no habría consenso mayoritario en el parlamento para aprobar leyes, y c) conformar un gobierno técnico, con un 1er. Ministro de “cohabitación”, es decir, de un partido que no es el de Macron, pero no del espectro de la izquierda, y así, evitar la crisis de ingobernabilidad, pero que se limitaría a iniciativas o proyectos legislativos menores, pues de otra manera, chocará con ese parlamento fragmentado en tercios iguales.
Mientras tanto, en lo económico, en principio el Mercado reaccionó a la baja, pues el Frente Popular, es un bloque anticapitalista, formado por comunistas, troskistas, verdes e islamistas, pero luego, ante la posibilidad cierta de no darse una alianza entre Macron y Melenchon, quién a toda costa quiere formar gobierno, y ante la crisis política, sin que ninguno de los extremos –derecha e izquierda- formen gobierno, los Mercados, prefieren este escenario y que Macron conforme un gobierno técnico, y en este contexto, surge el nombre de Rafael Glucksmann, de la centro-izquierda, un socialdemócrata y hábil negociador, y esto, ha llevado alivio en el seno de la U.E., pues no olvidemos, que tanto Le Pen como Melenchon, en sus programas económicos contemplan medidas que afectan el Gasto Público, el ya arrastra un déficit importante sobre el PBI en el 2023, violando los estándares de la U.E..
Finalizando la columna de hoy, mis reflexiones son las siguientes, primero: las elecciones en la República Islámica de Irán, en su contexto teocrático, serán siempre una clara expresión de comicios amañados; segundo: las constantes y cada vez mayoritarias abstenciones a votar, es una expresión del malestar de gran parte de su ciudadanía, y un reflejo de dos realidades opuestas y paralelas, una la de la dirigencia política, religiosa y militar, y la otra la del ciudadano común, acuciado por los efectos negativos de las sanciones, en particular en la clase media, comerciantes, profesionales, estudiantes, donde está el motor de las protestas, de los reclamos, y son quienes deben erigirse como los agentes del cambio; tercero: el deceso del Líder Supremo Ali Jamenei, de 85 años, con graves problemas de salud a raíz de un avanzado cáncer de próstata, seguramente provocará un vacío, que probable y posiblemente puede constituir un punto de inflexión, en un escenario marcado por la lucha por el poder, con consecuencias importantes, en un sistema estructurado desde la revolución den 1979, en la dependencia del rol del Líder Supremo, cuarto: muchos se preguntarán, ¿qué sentido tiene entonces celebrar elecciones en un régimen teocrático como el iraní?, simplemente, el vestir de cierto grado de legitimidad a la dirigencia política, valiéndose de un pseudo proceso democrático, es decir, simplemente un “espejismo”, quinto: para Francia se abre un tiempo de inestabilidad política y conflictividad social; sexto: Francia ha votado más por temores que por los programas partidarios, se instaló el “voto contra” y no “por”, es decir, se ha cambiado un sistema electoral constructivo en base a valores, por un sistema electoral destructivo; séptimo: Macron deberá conformar un gobierno de tecnócratas, que enfrentará un parlamento dividido, que bloqueará las leyes que proponga, con una ingobernabilidad resultante, tal como lo publica el Financial Times, “ Francia vuelve a su era de posguerra de ingobernabilidad”, y octavo: con la Izquierda, el avance del islamismo radical y del apoyo a Palestina, tendrá un impacto negativo para la comunidad judeo-francesa, tal como lo refleja Le Monde, “la mitad de la comunidad judía de Francia se iría en caso de un presidente de extrema izquierda”, con lo cual la democracia en el país galo se parece más a un “espejismo”, quizás por esto, la frase elegida para terminar, es de Sir Winston Churchill, que dijo: “la democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por Hombre, pero no hay uno mejor.”.-
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