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Parashat Pinjas- Una lectura acorde a los dilemas que nos provoca la guerra

Radio Jai- Parashat Pinjas- Una lectura acorde a los dilemas que nos provoca la guerra

Rabino Yerahmiel Barylka        Dedicado a B. Z. S.

En tiempos de guerra, como los que vivimos, la figura de Pinjás adquiere otras dimensiones que por lo general pasan desapercibidas.

La estampa de Pinjás como justiciero que merece ser imitado, según lo ven jóvenes fanáticos que no han profundizado suficientemente los estudios bíblicos se ha puesto de moda.

Debemos tomar en cuenta que a lo largo de la historia, cada era configura su propio imaginario respecto al heroísmo de modo que la mitología resultante se conforma en función de la cosmogonía del momento, nos enseña el trabajo titulado “El héroe en el imaginario colectivo” de Josep Francesc Sanmartín Cava.

Sin embargo, este imaginario también es objeto de la influencia de las distintas corrientes cosmogónicas del pasado, de su ascendencia cultural. Esto permite comprender que la aprehensión del arquetipo sucede en un entorno en transformación constante que se extiende hasta tiempos ancestrales.

Este retrato engendra en la cultura rabínica, un poderoso desafío.

Una vez que la integridad intelectual moderna ha dado lugar a un inquieto escenario de textos antiguos fragmentarios que han sido trabajados y reelaborados hasta convertirse en las fuentes que tenemos hoy, ¿podemos de algún modo volver a unir las piezas en una historia coherente y convincente? ¿Y reflejará esa historia no sólo el trabajo de los intérpretes rabínicos, sino también los textos y tradiciones originales, ahora perdidos para nosotros, que intentaban mantener con su edición? La respuesta es sí, pero será una historia diferente, más extraña y más familiar a la vez: una historia de fermentación interna y supervivencia espiritual frente a una profunda incertidumbre.

Merece la pena embarcarnos en ese viaje, porque nos permite reflexionar sobre la función sociopolítica del heroísmo y de qué manera la mitología está sujeta al control del discurso de quienes se amparan en las jerarquías sociales. En cualquier caso, estudiamos cómo frente a esto, en el imaginario colectivo popular, subsisten temáticas y héroes independientemente de quienes ostenten la hegemonía cultural.

El estudio del texto bíblico y los comentarios postbíblicos de Pinjás ben Eliezer ben Aarón Hacohen, nos permite analizar los héroes que puedan ser representativos de nuestro tiempo, dependiendo del orden del discurso y de los intereses sociales y políticos.

Del mismo modo, también a prestar atención a héroes que, sin ser protagónicos, representan los ideales democráticos propios de nuestra era.

Identificamos una serie de referentes heroicos pertenecientes a épocas anteriores que han llegado hasta nuestros días debido a su arraigo cultural.

El desarrollo de esta investigación en torno a la noología[1] del héroe y su evolución en el imaginario colectivo permite comprender el grado de aprehensión de los arquetipos a lo largo de la historia y en tiempo presente. De este modo, se hace posible observar cómo la transformación de ciertas figuras míticas puede dar lugar a referentes singulares, aunque se conserven algunos rasgos comunes, demostrando las transformaciones de las entidades noológicas que podemos reconocer en la figura del héroe.

En nuestros días en tiempo de guerra vemos el surgimiento de jóvenes que están convencidos que tienen la obligación de tomar la justicia por sus propias manos usando la figura de Pinjás como inspiradora.

En un clima así es difícil ponerse en contra de esa tendencia y rescatar la inclinación de muchos sabios de todos los tiempos.

  1. EL MARCO DEL COMENTARIO ACERCA DE LA PARASHÁ

La historia de Pinjás es un ejemplo de héroe mal juzgado y poco apreciado. Pinjás se adelantó y lo arriesgó todo, su porción en este mundo y su porción en el Mundo Venidero para corregir el error que ya había resultado en la muerte de 200.000 israelitas, y todo lo que el pueblo quería hacer era colgarlo.

Sin embargo en la historia su figura se reivindica en muchos círculos de comentaristas que se basan en el pacto de Paz que Dios le brinda para salvarle la vida.

En la historia y la literatura, sucede muy a menudo que un héroe que comete graves faltas es admirado y se pasan por alto sus acciones previas o posteriores al acto de consagración.

Esa actitud condescendiente hace que muchas personas se identifiquen con quien hace un acto “salvador” aunque ilegal abstrayéndose de sus errores. Son aquellos que tienen una visión de valores que prefieren un acto milagroso que les solucione los problemas antes que un trabajo necesariamente más lento y complejo de poder actuar según la ley y la moral.

Imagínate lo que le habría pasado a Pinjás si Dios no le hubiera defendido en el último momento, probablemente exactamente lo que le pasó a Jur[2] cuando intentó impedir que el Erev Rav[3] hiciera el becerro de oro: una muerte brutal. Cuando la gente se siente justiciera por sus quejas, también se siente justificada para tomarse la justicia por su mano, aunque eso signifique mancharla con la sangre de otros. ¿Vale realmente la pena al final?

Mucha gente ha dicho “no” a lo largo de las generaciones, y se ha quedado de brazos cruzados, o ha mirado horrorizada sin hacer nada en absoluto para ayudar a las víctimas.

¿Quién dice que tengo que sacrificar mi vida por otra? ¿Quién dice que quiera hacerlo? Luego, por supuesto, están los Rabí Akiva de la historia, que saben cómo marcharse en un resplandor de gloria: Cuando Rabí Akiva fue llevado para ser ejecutado, era la hora de recitar el Shemá, y mientras peinaban su carne con peines de hierro, aceptó sobre sí el Reino de los Cielos. Sus alumnos le dijeron: “Nuestro maestro, ¿hasta este punto?”. Él les respondió: “Todos mis días he estado preocupado por el versículo: ‘con toda tu alma’, es decir, aunque Él tome tu alma. Me preguntaba: ‘¿Cuándo tendré la oportunidad de cumplirlo? Ahora que tengo la oportunidad, ¿no debería cumplirlo?”. Prolongó la palabra Ejad [del Shemá] hasta que murió mientras la decía. Como dice el Talmud (Brajot 61b), una persona puede vivir toda su vida como un individuo recto, sólo para volverse malvado al final. Algunos han hecho justo lo contrario, pasando del mal al bien en el último momento. Y, aunque hay quienes adquieren su porción en el Mundo Venidero después de toda una vida de rectitud, hay quienes lo hacen en un solo momento, normalmente el último, que puede ser el momento decisivo de la vida de una persona.

El papel del cohen es conectar lo superior y lo inferior, lo físico y lo espiritual, lo infinito y lo finito. Esto se hace específicamente en el Beit Hamikdash (o anteriormente en el Mishcán), el lugar de conexión. Al matar a Zimri y poner fin al pecado desenfrenado entre el clal Israel, Pinjás evitó nuevos pecados y fue el expiador por sus pecados pasados, poniendo así fin a la plaga.  Al hacerlo, Pinjás se ganó su derecho a ser cohen.  Pero, cuando Pinjás mató a Zimri, se convirtió en un asesino, independientemente de si sus acciones eran apropiadas o no.   Un cohen que asesina a alguien tiene prohibido realizar la avodá- el servicio divino, Pinjás necesitaba la bendición de shalom para asegurarse de que permanecería puro y lleno de shalom, a pesar de su violento acto de fanatismo. Pinjás: era un fanático, un líder y un defensor de la verdad.

Pinjás es una figura fascinante y compleja de la tradición judía. Se le conoce sobre todo por su acto de celo cuando mató a Zimri, un príncipe de la tribu de Shimeón, y a una princesa madianita, poniendo fin así a una plaga divina que asolaba al pueblo de Israel.

Por un lado, Pinjás suele ser considerado un zelote[4] por este acto violento. Sin embargo, también se le describe como un hombre de paz y devoción. Su acto de celo no estaba motivado por la violencia gratuita, sino por un profundo compromiso con los mandamientos divinos y la moralidad.

La personalidad de Pinjás es una mezcla de celo ferviente y devoción pacífica, lo que le convierte en una figura compleja e intrigante de la tradición judía.

A menudo se considera a Pinjás un exaltado fogoso que linda con el fanatismo por este acto violento. Sin embargo, también se le describe como un hombre de paz y devoción.

¿Tenemos suficientes elementos en el texto como para idealizarlo y convertirlo en un héroe que merece ser imitado?

La inercia en la lectura de los textos bíblicos nos invita a idealizarlo, pese a que grandes jajamim tomaron una posición crítica a esa acción.

En otras palabras, la libertad de interpretación de los textos bíblicos permitió que nuestros exégetas se dividan en su apreciación a Pinjás y siguiéndoles por turno, muchas personas del pueblo con menor capacidad de análisis buscan imitarlo también en nuestros días.

¿Si perdonamos el asesinato realizado en un estado de emoción violenta que linda con la inconsciencia tenemos derecho a imitarlo?

Evidentemente no. No hay dos personas que pueden pasar por la misma situación y reaccionar de la misma manera.

Rav Jaim Shmuelevitz explica que si el caso que estudiamos se hubiera presentado ante el Sanedrín, los jueces no habrían matado a Zimri (véase Sanedrín 82a). Si alguien les hubiera pedido permiso, habrían prohibido matarlo. Sin embargo, existe una halajá conocida como “kanaim poguim bo“. Esta ley permite a un zelote que presencie tal pecado castigar al perpetrador por el honor de Hashem. Es aplicable sólo si la persona actúa puramente por celo recto por Hashem, sin motivos ulteriores. Los que se preguntaban en voz alta sobre Pinjás estaban cuestionando su motivación. ¿Quizás tenía algo en contra de Zimri? ¿Quizás se tomaba el asesinato a la ligera? ¿Quizás simplemente quería vengar el honor de Moshé Rabenu, ante quien se estaba cometiendo este pecado? Cualquiera de estas motivaciones habría hecho que su acto estuviera prohibido. Kanaim poguim bo no se aplica a nada que no sea puro fanatismo.

Además, Pinjás era descendiente de Yitró[5], que había engordado terneros para avodá zará el servicio pagano. Este caso de kanaim poguim bo se aplica cuando un judío es sorprendido pecando con un gentil, ya que acerca al judío a la avodá zará. Muchos se preguntaban si Pinjás estaba realmente limpio de avodá zará. Por lo tanto, el versículo enfatiza la descendencia de Pinjás de Aharon Hacohen, quien buscó la paz y se hizo amigo de todos los judíos. ¿Pinjás también tenía este rasgo. Estaba muy alejado de cualquier tipo de violencia? La única razón por la que haría algo así era su fanatismo por Hashem. A veces, nosotros también nos enfrentamos a la cuestión de cometer actos de fanatismo, pero, no nos preguntamos si tenemos tantos méritos de pureza e inocencia para poder actuar imitando a Pinjás. Si lo haríamos la respuesta sería que no. No tenemos derecho de actuar así.

¿Acaso la actuación de Pinjás tuvo como motivación la necesidad de cerrar la difamación de quienes le recordaban su ascendencia, demostrando su fidelidad por encima de todas las circunstancias? Nadie lo puede afirmar ni negar.

Rav Shimshon Pincus enseña que aunque el celo es difícil de usar con respecto a otros, debemos usarlo con nosotros mismos. Si vemos que nuestro comportamiento nos está llevando a errar, podemos tomar medidas drásticas para asegurarnos de que cambiamos.

Otra pregunta que plantean los Ajaronim si Pinjás expuso su vida en la acción si fue sacanat nefashot para Pinjás matar a Zimri, un nasí príncipe de la comunidad de Israel.

¿Cómo se le permitió poner su vida en tal peligro?

El Rosh en el sefer Hadar Zekenim pregunta que según una opinión de la guemará en Zevajim, Pinjás ya era un cohen, y por lo tanto tenía prohibido convertirse en tamé. ¿Cómo entonces se le permitió matar a dos personas y convertirse en tamé? El Aruj Laner señala que, aunque la Guemará dice que se produjo un milagro y Zimri y Kozbi no murieron mientras estaban en la lanza de Pinjás, éste no podía saber este resultado. ¿Cómo pudo permitirse ser tamé? El Aruj Laner sugiere que esta pregunta se responde con otra pregunta. La guemará en Sanedrín (ibid) dice que si uno acude al Bet Din para preguntar si está permitido matar a alguien que está siendo boel aramis -tener relaciones sexuales con una pagana-, el bet din debe decirle que no está permitido (halajá veein morin ken). Sin embargo, unas líneas más adelante la Guemará dice que, según Rav, Pinjás preguntó a Moshé antes de llevar a cabo este acto de kanaim poguim bo. ¿Cómo pudo Moshé decirle a Pinjás que llevara a cabo la halajá de kanaim poguim bo? No parece lógico[6].

La idea de que un líder mítico siempre es perdonado a pesar de sus faltas puede estar relacionada con la percepción de que tales líderes poseen cualidades excepcionales o carismáticas que inspiran lealtad y admiración. En muchas culturas y narrativas, los líderes míticos son vistos como figuras casi divinas, cuyas acciones, incluso si son erróneas, son perdonadas debido a su estatus especial.

  1. LA TORÁ NOS CONDUCE COMO SI VIÉRAMOS UNA PELÍCULA DE SUSPENSO DE ALFRED HITCHCOCK

Quien dividió las parashiyot para su lectura en nuestro tiempo, nos da una lección de suspenso que nos provoca quedar absortos.

La semana pasada, dejamos a los Hijos de Israel en medio de una confusión. Tras el fracaso de Bilam en su intento de maldecir al pueblo, aconseja al rey Balak que consiga que las muchachas de Midián y Moab seduzcan a los hombres y los atraigan a la adoración de ídolos. Se celebra una fiesta, seguida de una plaga. Moshé asiste confuso a la escena, esperando las instrucciones de Dios. Mientras trata de hacer entrar en razón al insensato, Zimri, el jefe de la tribu de Shimeón, se acerca envolviendo provocativamente a una de las princesas midianitas.

El Midrash nos aclara lo sucedido, en consecuencia, Zimri le dice a Moshé, “¿tienes algún problema con esto? Pero si tú mismo te casaste con una madianita. No puedes castigarnos”.

Moshé se queda estupefacto, pero Pinjás, coge una espada y mata a Zimri y a su mujer, Kozbi. Mueren, la plaga se detiene. Así finaliza la parashá de la semana pasada.

¿Por qué la Torá quiere mantenernos en suspenso y dejarnos con la duda si Pinjás va a ser recordado como héroe o cómo un lunático peligroso?

Dios concede a Pinjás el brit shalom, un pacto de paz. Pinjás, porque “él ha alejado Mi ira de los Hijos de Israel, ya que fue muy celoso por Mi causa entre ellos” (Bemidbar-Números 25:11).

¿Qué tiene Pinjás, el nieto de Aarón, un sumo sacerdote que se dedica a derramar sangre, que merezca este brit shalom especial?

Algunos dicen que tal vez por las dos últimas palabras del versículo anterior: “entre ellos”. Pinjás hizo lo que hizo, no por beneficio personal, sino por el bien del pueblo y su bienestar. Otros sugirieron que deberíamos fijarnos en la falta de ortografía de la palabra “shalom” (sh.l.m. – sin vav– שלם): Pinjás consigue un pacto, pero es cosa de una sola vez, de lo que no debemos pensar en imitarlo. La paz completa proviene de una vida llena de bondad, no de un breve acto. Y quizás, es porque él se vio a sí mismo como personalmente obligado a santificar el nombre de Dios, no escondiéndose detrás de líderes mayores que aquí se mantuvieron en silencio.

  1. LOS FANÁTICOS DE NUESTRO TIEMPO SE IDENTIFICAN CON PINJÁS

A los fanáticos modernos les gusta alinearse con Pinjás. Y sin embargo, podemos intuir que los rabinos no se sentían cómodos y definitivamente no querían alentar este tipo de comportamiento, y que se esforzaban por comprender a Pinjás y su recompensa. Es cierto que hay situaciones en las que no hay tiempo, en las que hay que actuar de prisa y corriendo, en las que hay que sacrificar la vida, pero esto es muy raro y no es nuestro modelo a seguir. Valoramos la vida y sus dones. Por eso, crearon una pausa en el relato para que terminemos de estudiar las acciones solo una semana después de haberla comenzado.

Nuestros estudiosos también enseñaron que, incluso en los años en que combinamos secciones de la Torá debido a cambios en el calendario (como ocurre en un año embolismal), la porción de la Torá de Pinjás siempre se lee sola.

Los fanáticos, nos decían, puede que sólo en muy raras ocasiones tengan razón en sus acciones, pero seamos especialmente cuidadosos con ello y, en general, mantengámonos alejados de ellos y de sus costumbres.

Hacia el final de la parashá, nos encontramos de nuevo con Moshé, explicando cómo debía repartirse la tierra entre las tribus, asignándola a los hombres y a sus hijos. Cinco hermanas se le acercan: “Nuestro padre murió en el desierto… y no dejó hijos. ¿Por qué ha de ser borrado el nombre de nuestro padre de entre su familia, (sólo) porque no tuvo hijo? Danos una herencia (de tierra) entre los hermanos de nuestro padre’” (Bemidbar-Números 27:1-11).

¿Qué haría Moshé? ¿Sacar su espada? ¿Apresurarse a dictar una sentencia rápida? No. En lugar de eso, Moshé “llevó su caso ante Dios” (27:5), y Dios “lo utiliza” para destacar una excepción: “sí, las hijas de Tzlofjad tienen razón; sin duda les darás posesión de una herencia entre los hermanos de su padre” (27:7).

¿Y si Moshé hubiera actuado como Pinjás, sin pensar, y si Pinjás se detuviera vacilante, sometiendo a Dios cuestiones legales discutibles?

Y sobre todo queremos saber, necesitamos saber, para nosotros: ¿cuál es cuál en nuestra propia vida? ¿Preferimos ser como el maestro Moshé o como Pinjás el irreflexivo?

  1. LA VIDA TIENE MATICES

La Torá nos dice que la vida es más compleja y llena de tornasoles de lo que pensamos; que por muchas leyes que haya, siempre habrá algo que no esté contemplado en el material original; algo que nos exigirá mantenernos despiertos y tomar nuestras propias decisiones acertadas.

Por ello, es fundamental plantearnos con nuestro propio pensamiento ético, si elegimos por la actitud de Moshé o la de Pinjás, sin temer cuestionarnos a ambos.

Un atisbo a nuestra parashá nos permitirá contar con elementos para analizar nuestra realidad.

  • CÓMO LEER LA ACTUALIDAD A LA LUZ DEL RELATO BÍBLICO

Intentaremos desarrollar una teoría sobre el atributo divino de kiná y lo apropiado o inadecuado de la emulación humana de este atributo divino.

El deseo de venganza y de hacer justicia por manos propias después de las atrocidades que Hamás cometiera el 7 de octubre, que algunos israelíes llevaron a cabo en los primeros días de la agresión que sufriéramos, ha provocado en quienes apoyan estas actitudes, encuentren en justificativo en la conducta de Pinjás.

¿Este ejercicio intelectual es válido? ¿La parashá nos da elementos suficientes para llegar a una conclusión categórica?

Parashat Pinjás comienza con la declaración de Dios sobre la recompensa de Pinjás. Dios delinea tanto el fundamento de la recompensa como el contenido de la misma. El texto de la Torá dice así: “Pinjás hijo de Elazar, hijo de Aarón el cohen, ha apartado mi ira de los Hijos de Israel, por cuanto fue vengativo por mi causa (bekanó et kinatí) entre ellos, y yo no consumí por completo a los Hijos de Israel con mi venganza (bekinati). Por tanto, di: He aquí, yo le doy mi alianza de paz. Y lo tendrá él, y sus descendientes después de él, el pacto del sacerdocio eterno, porque fue vengativo (kanai) por su Dios, e hizo expiación por los Hijos de Israel” (25:10-13).

Pinjás entró en acción al ser testigo de las descaradas acciones del hombre israelita, más tarde identificado como Zimri, un príncipe de la tribu shimonita (25:14) y de la mujer midianita Kozbi, más tarde identificada como una princesa de su pueblo (25:15). En respuesta al “acercamiento” de Zimri a las mujeres midianitas ante los “ojos de Moshé” y los “ojos de toda la congregación de Israel” (22:6).

Pinjás se levantó en medio de la congregación, lanza o pica en mano, siguiéndolos hasta la tienda en la que habían entrado, los empaló a ambos y recién entonces cesó la plaga que había estallado entre el pueblo (25:8). Por su valor, y en mérito a haber apartado la ira de Dios del pueblo (25:11), Dios concede a Pinjás su “pacto de paz” (25:12). Pinjás, un descendiente de Aarón que hasta entonces no figuraba entre los sacerdotes designados, es elevado al sacerdocio ( ( 25:13.

Ese pacto excepcional puede ser visto a partir de lo que nos enseñan nuestros comentaristas si seguimos lo que Rashí enseña en su glosa de Bemidbar 25:13.

Pinjás había sido excluido del sacerdocio (kehuná) por haber nacido antes del comienzo de la sucesión sacerdotal. Rashí explica: “Aunque el sacerdocio ya fue dado a la simiente de Aarón, sólo fue dado a Aarón y a sus hijos que continuaron con él y a sus descendientes que nacerían después de haber sido ungido, pero Pinjás que nació antes y no fue ungido, no llegó al gobierno del sacerdocio hasta ahora.”

Y así es en verdad la opinión de los sabios en la guemará: Pinjás no ejerció el sacerdocio hasta que mató a Zimri.

Pinjás,  no se convirtió en un cohen (sacerdote) hasta más de 38 años más tarde, que sus hermanos, después de que santificó el nombre Divino matando a Zimri. Si Dios quería que Pinjas fuera un Cohen, ¿por qué no lo ungió con Aarón y sus hijos? ¿Por qué esta persona justa tuvo que ser puesta en la circunstancia de que toda su familia – incluyendo sus hermanos menores – eran cohanim que podían realizar el Servicio Divino mientras que él no podía, a pesar de que era verdaderamente merecedor de este honor?”

El destacado rabino y rosh yeshivá Guedalia Schor señala que si un cohen mata a alguien, no se le permite realizar el Servicio Divino. Sólo porque Pinjas no era todavía un cohen cuando mató a Zimri no se invalidó a sí mismo del Servicio Divino. Y sólo Dios, Quien en Su atemporalidad posee una amplitud de perspectiva que ningún humano puede comprender, puso a Pinjás en cada etapa de su vida en la circunstancia que era entonces la mejor para él. Pinjás, en lugar de lamentarse de su suerte, apreció y aprovechó cada una de las oportunidades únicas que se le presentaron.

No puedo evitar preguntarme, si acaso la motivación íntima de Pinjás para actuar contra Zimri, no fue un acto de rebelión contra quienes desearon quitarle el sacerdocio o se le quitaron sin proponerlo y entonces reclamó ese pacto divino para enmendarse y actuar en un muy largo tiempo de la historia tratando de mostrar que podía hacer el bien.

Tan larga fue su vida que hace pensar que los relatos sobre Pinjás no están hablando del mismo. Más tarde, encontramos a Pinjás tomando parte en una guerra civil: “Y Moshé los envió a la guerra; mil de cada tribu envió; y Pinjás hijo del sacerdote Eleazar fue a la guerra con los vasos del santuario, y con las trompetas en su mano para tocar” (Bemidbar 31:6). Pinjás es mencionado en el asunto de la construcción del altar a orillas del Jordán por dos tribus y media: A continuación durante la conquista de la tierra en los días de Yehoshúa, Pinjás continúa el sacerdocio de su padre Eleazar (Josué 22:3). “Y enviaron los hijos de Israel a los hijos de Rubén y a los hijos de Gad y a la media tribu de Manasés en tierra de Galaad, a Pinjás hijo de Eleazar el cohen,y a diez príncipes con él … ” (Yehoshúa 22:13-15).

La siguiente y última aparición de Pinjás es al final del Libro de los Jueces en el caso de la concubina en Guibá: “ Por lo cual se acercaron los hijos de Israel contra los hijos de Benjamín el segundo día. Y aquel segundo día, saliendo Benjamín de Guibá contra ellos, derribaron por tierra otros dieciocho mil hombres de los hijos de Israel, todos los cuales sacaban espada.  Entonces subieron todos los hijos de Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la casa de Dios; y lloraron, y se sentaron allí en presencia del Señor, y ayunaron aquel día hasta la noche; y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de .A. Y los hijos de Israel preguntaron a .A. (pues el arca del pacto de Dios estaba allí en aquellos días, y Pinjás hijo de Eleazar, hijo de Aarón, ministraba delante de ella en aquellos días), y dijeron: ¿Volveremos aún a salir contra los hijos de Benjamín nuestros hermanos, para pelear, o desistiremos? Y .A. dijo: Subid, porque mañana yo os los entregaré.” (Shoftim-Jueces 20:24-28).

Dejo que tú, amable lector, analice esta sucesión de la historia y formes tu propia opinión.

Es uno de los placeres del estudio de la Torá, no recibir todo masticado, sino tomarse la tarea de descifrar los entretelones en el entrelineado del pergamino.

  • UN ESTUDIO MORALISTA

Evaluaremos la expresión de los celos y la envidia en la Parashá así como su estatus ético.

La raíz hebrea קנא, קנאה surge exclusivamente en escenarios que implican una pérdida relativa de estatus frente a un rival y que sus equivalentes en español más cercanos son, por tanto, la envidia y los celos.

Aunque en general se reconoce la existencia de algún tipo de vínculo entre קנאה y envidia/celos, la communis opinio sostiene que קנאה en la Torá se refiere regularmente a otras emociones y estados, desde la ira y la furia hasta la devoción y el amor, pasando por sentimientos más vagos de pasión, excitación emocional, celos o deseo de venganza.

Asimismo, קנאה se considera en general éticamente neutra: una emoción que puede ser positiva o negativa, buena o mala.

Si leyéramos varios pasajes de los libros proféticos (especialmente Cantar de los Cantares-Shir Hashirim 8:6[7], Mishlé-Proverbios 14:30[8], Bemidbar-Números 11:29[9], II Samuel 21:1-2[10],  Tzefania-Sofonías 1:18[11], Ezequiel 8:5[12]) concluiremos que el fanatismo religioso y la expresión léxica de los celos se integraron en nuestra cultura y pasaron de generación en generación usándose para justificar actitudes que no estaban predichas en los textos del Pentateuco citados.

PIRKE AVOT (4:21) NOS DA UNA LÍNEA A SEGUIR

Rabí Elazar Hakapar dijo: la envidia, la lujuria y [el deseo de] honor ponen al hombre fuera del mundo.

En general, los celos surgen de una crisis de confianza. La confianza puede ser desconfianza en los demás o en uno mismo.

La desconfianza en los demás y/o en uno mismo que se experimenta como celos suele servir a los objetivos de proyección, protección y competencia.

¿Qué significaba la palabra celos, en gran medida ambigua y abierta a múltiples significados hasta hace pocos años atrás?

Sartre nos invitaba, dice Barilli,  a tomarla en su sentido casi literal, ligado a su etimología: en efecto, deriva del verbo latino intendere, donde el gesto debe entenderse en su sentido físico, como cuando tendemos hacia un objeto o una situación exterior hasta el punto de desaparecer en el momento de la acción -como si, al lanzar una piedra delante de nosotros, la siguiéramos con nuestro cuerpo, privándola de toda existencia subjetiva y distinta, como un proyectil que se aleja de la boca del cañón que le dio su energía inicial. De esta idea del absoluto borramiento del sujeto durante la acción de “tender hacia”, Sartre pasó a la fase última de identificación de la subjetividad con la nada, pensamiento que constituye la base de su ensayo El ser y la nada.

Se trataba de una inversión radical de la célebre proclama cartesiana, cogito ergo sum: nuestra subjetividad debe reducirse a la nada, es decir, a un vacío, a un agujero enorme, sin la menor posibilidad de existir autónomamente. Por otra parte, este vacío debe afectar a una plenitud, la del Ser, que por su parte se presenta como una materia casi asfixiante y como aquejada de una forma de apoplejía; es entonces cuando el vacío subjetivo interviene de manera providencial, como cuando se extrae la sangre de un cuerpo demasiado hinchado aplicando una práctica médica que fue, durante siglos, el remedio típico para los enfermos de apoplejía. Pero, ¿cómo podría manifestarse este sujeto, ahora el gran ausente? La vía regia para observar su contrapartida, la materia prima, era la de la percepción, el ejercicio de la mirada, sentido privilegiado por su mayor movilidad que los demás sentidos, dispuesto a desprenderse de una situación para enfocar otras, próximas o lejanas. Puesto que el acto perceptivo es la forma primordial de mirar las cosas, resulta natural que la obra maestra de Merleau-Ponty, a quien Sartre reconoce como su hermano menor, se titule Fenomenología de la percepción. Sin embargo, ni Husserl ni Sartre, en el papel de su fiel sucesor, renunciaron a la idea de aplicar esta especie de relación de extroversión absoluta a otros niveles y dimensiones que la filosofía suele atribuir al ser humano, como la memoria, la imaginación o los sueños. Se aceptó la presencia de objetos ideales, mentales, virtuales, como los recuerdos, las anticipaciones del futuro o las obsesiones oníricas, siempre que el método adoptado fuera riguroso y coherente. Sin embargo, el objetivo seguía siendo el mismo: eliminar la tediosa preeminencia del sujeto, obligarle a entregarse al acto de “alcanzar hacia” algo externo.

Nosotros, que vemos, que proyectamos nuestros actos intencionales sobre la realidad, nos parecemos más a una superficie con límites bastante borrosos, abiertos en los bordes, como discos de fricción.

Cuando escribo este pequeño ensayo sobre Pinjás y otros personajes bíblicos, tengo frente a mis ojos, el celo que invocan aquellos jóvenes que sistemáticamente toman la justicia (tal como ellos la comprenden) en sus manos, creyendo, (muy probablemente en forma sincera) que de esa manera cumplen lo que Dios espera de ellos.

Pocos son los líderes religiosos que encabezan las yeshivot que se toman el tiempo para explicar que lo que hacen sus alumnos cuando arrancan o queman olivos de la población árabe o castigan físicamente a jóvenes palestinos, no es lo que Dios desea sino que es una contravención muy peligrosa para ellos mismos y su identidad.

  • EL HEROICISMO

Tal como se esboza al estudiar las acciones de Pinjás a primera vista vemos que son heroicas. Por simple lógica, si una determinada acción es recompensada por Dios, constituye una acción correcta y justa. Si no fuera así, Dios no recompensaría la acción. Además, Dios mismo describe la acción de Pinjás como “apartar su ira” (25:11) del pueblo y “lograr la expiación” (25:13). Veinticuatro mil miembros de los Hijos de Israel ya habían muerto en la plaga resultante de la prostitución del pueblo con las hijas de Moav y Midián (25:1,9,15). De no ser por la iniciativa de Pinjás, y la expiación lograda por sus acciones, habrían caído aún más.

Por último, la Torá describe a Pinjás como “vengativo” por su Dios (25:13). Pinjás actúa en nombre de Dios. De nuevo, sin duda algo bueno. Además, la Torá describe a Pinjás como bekanó et kinatí, traducido arriba como no más que “ser vengativo por mi causa”. Sin embargo, esto no es precisamente correcto. El lenguaje original lleva la connotación de “llevar a cabo mi venganza”.

  1.  PINJÁS INTENTA UN PAPEL DIVINO

Como tal, no hay necesidad de que Dios continúe consumiendo al pueblo con su venganza, la plaga continua. Pinjás desempeña el papel de Dios, la plaga se hace innecesaria y el pueblo se salva. Desde este punto de vista, la audaz acción de venganza de Pinjás constituye un acto pleno de imitatio dei, de emulación de los caminos de la divinidad, de seguir sus caminos. De hecho, el segundo mandamiento se refiere a Dios como “un Dios vengativo (El kaná)” (Shemot 20:5, Devarim 5:9). Shemot 34:14 incluso llega a afirmar que “el nombre del Señor es venganza, es un Dios vengativo”. Como tales, las acciones de Pinjás no son sólo heroicas, justas y por el bien del cielo. Incluso rozan lo divino[14].

  • ESTA LECTURA PUEDE GENERAR UNA SENSACIÓN DE INCOMODIDAD

Después de todo, ¿no es teológicamente problemático atribuir venganza a Dios? Del mismo modo, ¿es la venganza un rasgo y una acción deseables, una parte integral de la matriz de valores que comprende la personalidad ética ordenada por la Torá? Tal vez deberíamos traducir la raíz k.n.a. utilizada por la Torá en estos diversos contextos (Shemot 20:5, 34:14, Bemidbar 25:13) de forma más moderada. Quizá sólo tenga connotaciones de celos, ira, celo y pasión. Pinjás es apasionado, y celoso por Dios. Pero, ¿es esto realmente útil?

Ni que decir tiene que, siguiendo la vieja tradición de la exégesis filosófica de la Torá, podemos afirmar que “la Torá habla en el lenguaje de las personas“, que la atribución que hace la Torá de venganza, celo, etc. a Dios no describe realmente a Dios mismo ni ningún estado emocional de Dios. Más bien estas atribuciones simplemente describen sus acciones, en un lenguaje inteligible para el lector.

Aunque esto puede aliviar la dificultad teológica, la cuestión de la venganza como rasgo de carácter deseable sigue en pie. Pinjás es vengativo, Pinjás es celoso y Pinjás es violento. La Torá describe a Pinjás asumiendo una función casi divina, y por esta acción es recompensado. Aparentemente, la venganza, el celo y la pasión por la causa de Dios son rasgos y actividades recomendables. Pero, como veremos, de manera aparente.

Los celos mórbidos pueden causar una inmensa angustia. Conllevan un riesgo de violencia grave que puede llegar al asesinato y al suicidio. Cuando la persona percibe en su imaginación que Dios del que esperaba haga sus guerras y no encuentra Su mano, sufre de ese tipo de celos quienes están cerca de él deben buscar la forma de ayudarle antes que sea demasiado tarde y cometa actos inexplicables.

Si invocara la religión no haría más que blasfemar, también si no llegara a ninguna acción.

Vandalismo, lanzamiento de piedras, agresiones y distintos tipos de los incidentes que se producen contra palestinos en represalia por crímenes contra judíos y que fueron creciendo en los últimos años, no son actos que emulan celos que se puedan comparar con los que aparecen en la Torá.

Quienes se creen Pinjás se equivocan. Y, aun cuando exégetas defendieron su posición en circunstancias muy extremas, sus posiciones no pudieron ser mantenidas como para ser imitadas.

  • LOS SABIOS QUERÍAN EXCOMULGAR A PINJÁS

Al comentar la historia de Pinjás, el Talmud Yerushalmi hace la siguiente sorprendente afirmación en Sanedrín 9:7.

PINJÁS ACTUÓ EN CONTRA DE LA VOLUNTAD DE LOS SABIOS.

Rabí Yuda… dijo: “Deseaban excomulgarlo. Si no fuera por el espíritu divino que brotó sobre él y dijo: Y él tendrá, y sus descendientes después de él, el pacto del sacerdocio eterno…”

Según el Talmud de Jerusalén, la acción de Pinjás fue percibida por los sabios, término talmúdico para referirse a la clase dirigente rabínica, como inapropiada.

Como castigo por su descaro, Pinjás fue amenazado con una forma de anatematización. Sólo la intervención y la sanción divinas de la iniciativa de Pinjás impidieron su castigo.

A simple vista, esta opinión del Talmud puede considerarse relacionada con el buen funcionamiento del sistema judicial. El fragmento aparece en el Masejet Sanedrín, un tratado cuya principal preocupación son los tribunales, el sistema judicial y los modos adecuados de justicia. Pinjás acababa de cometer lo que en terminología moderna se denomina un asesinato extrajudicial[15]. Mientras que la Torá y la ley talmúdica especifican la necesidad de testigos y otros aparatos judiciales (véase Devarim 17:6 e Ibn Ezra 25:7), Pinjás actuó como juez, jurado y verdugo.

Volviendo al texto, la interpretación de R. Yuda se ve sorprendentemente respaldada y ayuda a revelar otra dimensión del significado.

Justo antes de que el hombre israelita “sacara” a las mujeres madianitas “ante los ojos de toda la congregación” (25:6), Moshé había ordenado a los “Jueces de Israel” que “mataran, cada uno a sus hombres”, a todos los que se habían “apegado a Baal Peor” (25:5).

En otras palabras, Moshé había ordenado la ejecución de la justicia por el sistema judicial sobre aquellos que se habían desviado tras las mujeres extranjeras y el dios extranjero.

Es en este contexto en el que Pinjás pasa por alto las ruedas que giran lentamente de la justicia y lleva a cabo su celosa eliminación de Zimri y Kozbi. Además, el texto especifica que todo el acontecimiento se produce en un contexto público, en el lenguaje del texto “ante los ojos de Moshé y los ojos de toda la congregación” (25:6).

  • GRAVE ENCONTRONAZO CON LA JUSTICIA DE LA TORÁ

Desde esta perspectiva, las acciones de Pinjás no sólo suponen una elusión del sistema judicial, un asesinato extrajudicial, sino la gravísima violación conocida en el Talmud como “enseñar Halajá delante del propio maestro” (Talmud de Babilonia, Berajot 31b, Sanedrín 17a). LA CORRECTA DOCTRINA RABÍNICA REQUIERE NO SÓLO PROCEDIMIENTO, SINO TAMBIÉN RESPETO POR LA JERARQUÍA Y LA AUTORIDAD. En presencia del maestro, los alumnos no pueden decidir per se lo que se debe hacer sin consultarle.

Pinjás se rebela delante de Moshé, su maestro, la máxima autoridad religiosa y legal de los Hijos de Israel, y sin esperar la palabra o la aprobación de Moshé ejecuta un castigo distinto del ordenado por Moshé. Mientras que Moshé, por palabra de Dios, había ordenado a los jueces que colgaran a los pecadores (véase Rashí, Ibn Ezra 25:4, Rambán 25:5), Pinjás los ensarta (25:6-7). Aunque esto pueda parecer un asunto menor, Pinjás no es un juez, no recibe el visto bueno de la autoridad competente y su acción revolucionaria se produce delante de toda la comunidad, como indicando orgulloso que está por encima de la Ley.

En cierto sentido, el acto de Pinjás es un acto de subversión, un acto obsequioso que amenaza la estructura social, la jerarquía legal y la organización del liderazgo de los Hijos de Israel.

No es de extrañar que el Talmud de Jerusalén afirme que “deseaban excomulgarlo“. Ningún tribunal que se respete a sí mismo podría hacer otra cosa. Aunque las acciones de Pinjás habían salvado claramente el problema inmediato, ninguna estructura puede tolerar la subversión y la sublevación sin actuar.

Pensemos en la situación de nuestros días, cuando más de uno ha intentado hacer justicia sin respetar los procedimientos y sin venerar las jerarquías.

  •  MOSHÉ NO ACTÚA CON CELO Y PASIÓN

La lectura de la historia del extravío en Shitim (25:1[16]) y el ascenso de Pinjás como una tensión entre el liderazgo de Moshé y la acción casi rebelde pero heroica de Pinjás, nos devuelve a la cuestión con la que empezamos: la kiná, el celo, la pasión y la venganza. De hecho, Moshé no actúa con celo y pasión en Shitim. No lleva a cabo la venganza de Dios. Se limita a hacer funcionar los engranajes de la justicia. Como se señaló anteriormente, y destacó el Talmud de Jerusalén, esto está en marcado contraste con Pinjás, el apasionado agente vengador del Señor.

Pero no es la primera vez que nos encontramos con una desconexión entre Moshé y la kiná, o incluso con un rechazo frontal de kiná por parte de Moshé. Treinta y ocho años antes, en el desierto de Parán, Moshé había censurado a Yehoshúa, otro de los futuros líderes de Israel, por su kiná. En la extraña historia de la profecía de Eldad y Meidad, la Torá relata que, a diferencia de los setenta ancianos designados para compartir la carga del liderazgo con Moshé, Eldad y Meidad permanecieron en el campamento y profetizaron mientras estaban en él (11:26). Aunque la Torá no nos informa del contenido de la profecía, sí nos informa de la reacción de Yehoshúa. Al enterarse de que estaban profetizando en el campamento, Yehoshúa insta a Moshé a “contenerlos” (11:28). En terminología menos bíblica, Yehoshúa insta a Moshé a que los haga callar. Como señala el Rambán (11:28), independientemente del contenido no mencionado de la profecía, el mero hecho de profetizar en el campamento, no bajo el liderazgo y el espíritu del “padre de todos los profetas”, constituye un menoscabo del estatus de Moshé. Pero mientras que Yehoshúa es celoso por el bien de Moshé y quiere refrenar a Eldad y Meldad, es a Yehoshúa a quien Moshé desea refrenar. Antes de expresar su deseo de que todo Israel sea agraciado con la profecía y el espíritu divino, Moshé interroga a Yehoshúa sobre su kiná por el bien de Moshé (11:29). Aparentemente, Moshé no tiene necesidad de kiná y la desaprueba.

  • TENSIÓN DEL TEXTO

Esta posible tensión entre el liderazgo de Moshé, por un lado, y el atributo de la kiná, por el otro, se ve reforzada por un interesante solapamiento entre la historia de Eliahu relatada en los libro de Reyes y la vida de Moshé.

  • PARECIDO ENTRE ELIYAHU Y PINJÁS

CUARENTA DÍAS Y CUARENTA NOCHES

Cuando Izevel[17], la esposa de Ajav, se enteró de que Eliyahu había matado a 450 profetas de Baal tras el enfrentamiento del Monte Carmelo, Eliyahu se vio obligado a huir al desierto (I Melajim-Reyes 19:2-4). Tras la instigación de un ángel y un poco de comida y agua, el texto informa de que Eliyahu emprende un viaje de “cuarenta días y cuarenta noches” para el que no tendrá más sustento que la comida y el agua recién consumidas. El viaje culmina en “Jorev, la montaña de Dios” (19:8). Este término y el escenario desértico constituyen ecos evidentes de la primera revelación de Dios a Moshé. Moshé había salido al “desierto”, para acabar en “Jorev, el monte de Dios” (Shemot 3:1). Asimismo, la imagen de “cuarenta días y cuarenta noches” sin comida ni agua evoca la experiencia posterior de Moshé en ese mismo lugar, normalmente conocido como el Sinaí. El Sefer Shemot describe la estancia de Moshé en la montaña tras el pecado del Becerro de Oro como “cuarenta días y cuarenta noches”. Como parte de esta fórmula, el texto especifica que durante este tiempo no comió pan ni bebió agua (Shemot 34:28), al igual que Eliyahu más tarde, en el desierto, cuarenta días y cuarenta noches, sin comida ni agua, en el Sinaí. El objetivo de este paralelismo en cuatro partes, de establecer la conexión entre Eliyahu y Moshé, parece ser preparar el escenario para la conversación y la teofanía divina que se avecinan. Para entender este punto es necesario elaborar los detalles de la historia que se encuentran en el Sefer Melajim. Con esto en mente, pasemos a algunos de los detalles.

            La parte central de la narración de Eliyahu y Jorev comienza con una conversación entre Dios y Eliyahu.

Al preguntarle Dios: “¿Qué haces aquí, Eliyahu?”, Eliyahu responde lo siguiente: “He sido vengativo (kanó kineti) por el Señor Dios de los Ejércitos: porque los Hijos de Israel han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas… Y buscan mi vida para quitármela.(19:10)

En este punto, Dios lleva a cabo una pequeña demostración para Eliyahu. Tras ordenarle que permanezca en la montaña “delante del Señor”, Dios informa a Eliyahu de que “pasará de largo” (19:11-14). Sobreviene un viento grande y poderoso, y luego un ruido espantoso, y después un incendio.  Después del terremoto hubo un fuego, pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego hubo un sonido apacible y delicado.  Al oír la voz, Eliyahu sale de la cueva en la que se encontraba y se cubre el rostro. Curiosamente, en este momento Dios reitera su pregunta original. Una vez más, Dios interroga a Eliyahu con exactamente las mismas palabras. “¿Qué haces aquí, Eliyahu?”, susurra la voz divina. Y una vez más Eliyahu sabe por qué ha venido al Sinaí, por qué ha pasado cuarenta días y cuarenta noches sin comida ni agua e incluso por qué Dios ha pasado por su lado. Eliyahu repite su respuesta anterior palabra por palabra. He sido vengativo (kanó kineti) por el Señor Dios de los Ejércitos: porque los Hijos de Israel han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas… Y buscan mi vida para quitármela”.

Todo lo que le ha ocurrido a Eliyau ha sucedido por ser quien era. Es el profeta justo y celoso del Señor. Ha actuado con kiná como debía y ha sido perseguido por sus acciones justas y correctas.

Al repetir las mismas palabras después de la teofanía en respuesta a la repetida pregunta de Dios, Eliyahu comunica que desde su perspectiva nada ha cambiado. La señal de Dios, la señal de la vocecita apacible, no ha tenido ningún efecto en Eliyahu. Sus palabras posteriores son las mismas que las anteriores.

Para nosotros, esto indica que Eliyahu ha perdido el punto de la revelación.

Cualquiera que haya sido el punto de llevarlo al Sinaí, cualquiera que haya sido el punto de la señal de la vocecita, Eliyahu no ha captado el punto. Debería haber oído otra cosa. Podemos argumentar que, no por casualidad, tras la respuesta de Eliyahu, Dios informa a éste de que debe ungir a Eliseo en su lugar (19:16). Dios no tiene paciencia con los profetas que no perciben. Pero, ¿qué fue lo que Eliseo no percibió? ¿Cuál era la señal de la vocecita apacible?

Las imágenes de Moshé nos dan la clave. Además del simbolismo de Moshé que constituye el escenario de la “señal de la vocecita”, toda la historia está salpicada de elementos temáticos y lingüísticos extraídos de la experiencia de Moshé en el Sinaí tras el pecado del Becerro de Oro. Como se ha señalado anteriormente, se ordena a Eliyahu que permanezca en la montaña frente al Señor (19:11). Esto constituye un paralelo temático, si no lingüístico exacto, con el posicionamiento de Moshé. Dios le dice que “suba a la montaña” y que se ponga/presente delante de Dios en la montaña (Shemot 33:21, 34:2). Del mismo modo, a lo largo de los relatos, tanto Moshé como Eliyahu aparecen situados en espacios rocosos protegidos, resguardados del peso de la revelación divina. Mientras que Moshé se encuentra en un nicho de la roca (31:22), Eliyahu está en una cueva (19:13). Por último, y lo que es más importante, en ambos relatos la revelación de Dios consiste en que Dios “pasa de largo” o “pasa por encima” del “rostro” tanto de Moshé como de Eliahu. (34:6, 19:13)

  • MOSHÉ NO SE QUEDA ANCLADO EN MODELOS O ESQUEMAS PRELIMINARES

Esto nos lleva al punto decisivo de contraste. A diferencia de Eliahu, en su experiencia del “paso” de Dios, Moshé percibe algo nuevo. No se queda anclado en paradigmas o patrones anteriores. De hecho, percibe los famosos atributos de la misericordia. Al pasar Dios, Moshé proclamó: “Y pasando el Señor por delante de él, proclamó: «¡.A.! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación.” .( 34:6-7)

En su experiencia del “paso” de Dios, Moshé percibe misericordia, bondad, paciencia, lentitud para la cólera y cosas similares. En resumen, percibe los atributos de Dios por los que Dios promete ahora guiar a los Hijos de Israel (véase Shemot 33:12-13).

  • UN CAMBIO FUNDAMENTAL EN RELACIÓN AL DEVELAMIENTO PRELIMINAR DE LOS ATRIBUTOS DIVINOS

LA BONDAD HACIA LAS GENERACIONES FUTURAS SE VUELVE ILIMITADA Y PARECE ABARCAR INCLUSO A LOS MENOS MERECEDORES

Estos atributos misericordiosos, revelados como parte del proceso de elaboración del segundo juego de Tablas y reconstitución de la Alianza tras el Pecado del Becerro de Oro (Shemot 34:1-10), constituyen un cambio radical con respecto a la revelación anterior de los atributos de Dios que se encuentra en la Torá. Anteriormente, en el segundo mandamiento, Dios se había descrito a sí mismo como un Dios celoso (vengativo) (El kaná), que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, y tengo misericordia por millares con los que me aman y guardan mis mandamientos.”  (Shemot 20:5)

Dios se identifica principalmente como un Dios vengativo (El kaná). Tras colocar este aterrador atributo en la primera posición, el segundo mandamiento sitúa el castigo de los hijos y las generaciones futuras por los pecados de los antepasados en la segunda posición de la jerarquía de los atributos de Dios. Ambos atributos se correlacionan fuertemente con la noción de justicia divina, o quizás incluso con algo más estricto. Aunque el atributo de la bondad y la consiguiente bondad para con las generaciones futuras hacen finalmente su aparición, este complejo sólo aparece al final, en la tercera posición de esta descripción en tres partes. Además, el hacer bondad a las generaciones futuras está limitado por un modificador muy específico. Aparentemente, la bondad de Dios se limita a quienes “le aman” y guardan sus mandamientos. La justicia, el castigo y la venganza divina constituyen el destino de los pecadores.

Volvamos a la revelación a Moshé tras el pecado del Becerro de Oro, o para adoptar la terminología utilizada anteriormente, la percepción de Moshé en su experiencia del “paso de Dios”. Los contrastes entre los atributos de Dios enumerados en la autoidentificación de Dios en el segundo mandamiento y la lista de atributos revelados a Moshé en la revelación “al pasar” deberían ser obvios. Para empezar, aunque la noción de que Dios hace recaer los pecados de los antepasados sobre las generaciones futuras también aparece en la “revelación de paso”, ha sido desplazada a la tercera posición (34:7). En su lugar, la Torá coloca el que antes era el tercer y último atributo de la bondad: hacer el bien a miles de generaciones. Dicho de otro modo, las posiciones segunda y tercera de las dos listas se han intercambiado. Mientras que antes, en el segundo mandamiento (20:5), el castigo ocupaba el segundo lugar y la bondad el último, ahora, en la revelación de Moshé, la bondad ocupa el segundo lugar y el castigo el último (34:7). Además, la bondad hacia las generaciones futuras ya no se limita a los que aman a Dios y guardan sus mandamientos. Es ilimitada y parece abarcar incluso a los menos merecedores.

Pero esto es sólo la parte menor de la historia. El verdadero cambio dramático se produce en el polo de la jerarquía de los atributos de Dios. Mientras que el segundo mandamiento había definido a Dios como “un Dios vengativo” y colocado esta definición al frente y en el centro, en la primera línea de la lista, este término está completamente ausente de los trece atributos. En su lugar, en la “revelación de Moshé”, los aspectos de Dios que Moshé percibió cuando Dios “pasó de largo”, la Torá enumera los principales atributos de la misericordia. Como bien debemos recordar, el texto especifica con gran detalle lo que Moshé llama, lo que percibe, al paso de Dios:

El Señor, el Señor, Dios misericordioso y clemente, lento a la ira, abundante en bondad y verdad … (34:6)

La diferencia entre estos atributos y la definición anterior de “un Dios vengativo” no podría ser mayor.

Esto nos lleva a Eliyahu, Moshé y al contenido revelador y profético que se pretendía dar al paso de Dios. ¿Qué debía percibir Eliyahu en la señal de la vocecita apacible? ¿Por qué lo llevó Dios al Sinaí y depositó en él la posición y el lugar de Moshé? En pocas palabras, Eliyahu debería haber percibido lo mismo que Moshé. Así como Moshé percibió misericordia, bondad y una ausencia total de kiná, el atributo de venganza y celo en el “paso” de Dios, también Eliyahu debería haber percibido los mismos atributos divinos o similares.

Podría decirse que la imaginería del signo apoya esta interpretación. Como especifica el texto, Dios no estaba presente en el poder del viento, el ruido o el calor y la llama del fuego. Más bien, sólo estaba presente en la vocecita apacible. Pero Eliyahu sólo puede pensar, comprender y hablar de una cosa. Al ser preguntado por Dios por qué ha venido al Sinaí, Eliyahu vuelve a hablar sólo de kiná (I Melajim 19:13-14), lo contrario de lo que percibió Moshé, lo contrario del contenido y mensaje previstos de la revelación del “paso” de Dios.

  • DIOS HABÍA PRETENDIDO INSTRUIR A ELIYAHU EN SUS VÍAS

¿QUÉ PRETENDERÁ DE NOSOTROS?

En resumen, Dios había intentado educar a Eliyahu en sus caminos, los caminos de Dios revelados a Moshé tras el pecado del Becerro de Oro.

Estos son los modos por los que Dios había prometido guiar al pueblo y los modos que un profeta y líder necesita aprehender, entender, emular y llevar a buen término. Pero Eliyahu sólo conoce la kiná, el camino de la pasión, el celo y la venganza ardiente. Ya no puede servir como profeta y líder y así se lo informa Dios.

Pero estos caminos, el modo de la misericordia, la gracia y la lentitud para la ira, el opuesto textual de kiná en el Sefer Shemot, son también los caminos de Moshé. Al fin y al cabo, son los atributos que Moshé aprehendió, en su experiencia del “paso” de Dios. Son el modo en que Dios ha prometido guiar a su pueblo, el modo de providencia que un profeta y líder necesita aprehender, comprender, emular y llevar a buen término. Son los atributos de Moshé y del liderazgo mosaico. Una vez más, Moshé y el atributo de kiná no se mezclan.

¿Qué haría Moshé en nuestro tiempo?

  • CON RESERVAS

Hasta este punto, nuestro análisis se ha centrado en la construcción de una tensión dual entre Moshé, por un lado, y Pinjás, por otro. Mientras que Moshé ejerce el liderazgo institucional, Pinjás viola la estructura judicial normal. Mientras que Moshé, en su carácter y modo de liderazgo, evita el atributo de kiná, la pasión del fanatismo y la venganza, Pinjás encarna estos mismos atributos. Pero ¿dónde nos deja esto nuestra lectura de la historia de Shitim y el ascenso de Pinjás a la prominencia? No perdamos de vista el punto con el que empezamos. Dios apoya de todo corazón las acciones de Pinjás en Arvot Moav. Recompensa a Pinjás con la pertenencia al sacerdocio y describe a Pinjás actuando por el bien del cielo y logrando la expiación del pueblo de Israel (25:13). En la formulación del texto destacada anteriormente, la kiná de Pinjás es, de hecho, el celo y la venganza de Dios. Con todas las reservas que hemos venido presentando.

  • CONTEXTOS PASMOSOS EXIGEN MEDIDAS ASOMBROSAS

Lo más probable es que la parashá deba interpretarse como una aprobación limitada de la kiná. En resumen, circunstancias extraordinarias exigen medidas extraordinarias. Aunque Pinjás actúa violando el sistema y el modo normal de liderazgo comunal, lo hace en un contexto de plaga continua. Veinticuatro mil de los Hijos de Israel ya han muerto. Delante de toda la comunidad de Israel y de su liderazgo colectivo, en la Tienda del Encuentro misma, un lugar considerado “delante del Señor” mismo, Zimri se pone ahora en pie para añadir insulto a la injuria. Trae  “a una mujer madianita”, con todas las connotaciones de prostitución, adoración de ídolos y traición a Dios que conlleva (25:1-2). Entran en una tienda cercana con un único propósito. En este momento de profanación pública de lo divino, Pinjás se levanta y actúa por el bien del cielo. Circunstancias extraordinarias exigen una acción extraordinaria.

¿En qué categoría ingresa nuestro tiempo de guerra?

Alternativamente, o tal vez incluso en paralelo, la historia puede interpretarse de un modo ligeramente más radical, como una historia sobre la violación de las normas, la necesidad ocasional de una acción revolucionaria y la transición. Inmediatamente después de señalar la acción de Zimri al “sacar” a las mujeres madianitas delante de Moshé y de toda la comunidad, el texto afirma que “lloraban a la puerta de la Tienda de Reunión”. Aunque algunos comentarios interpretan que el llanto se refiere a la oración (Ibn Ezra 25:6), lo más probable es que el llanto refleje la desesperación e incluso la parálisis de Moshé y los jueces de Israel. (Rambán 25:5, Rashí 25:6). Aunque el sistema se ha puesto en marcha y de hecho puede estar funcionando, en realidad no funciona. No puede hacer frente al acto radical y revolucionario de Zimri. Sólo un acto radical, una ruptura revolucionaria de las normas por el bien del cielo, puede equilibrar el acto radical y revolucionario de Zimri. Sólo Pinjás y su kiná por el bien de Dios pueden salvar la situación. En este sentido, Bemidbar Raba 20:24 afirma que las “manos de Moshé temblaron” en Shitim para que Pinjás pudiera venir y tomar “lo que le convenía”. Aparentemente, toda estructura de liderazgo necesita ser renovada en alguna ocasión. Las cosas necesitan ser sacudidas, y las estructuras amuralladas necesitan ser destrozadas. Hay que construirlas de nuevo con sangre nueva, energía, brío y pasión. Elevar a Pinjás al papel de sacerdote sirve exactamente a este propósito. Se convierte en parte del sistema. Desde este punto de vista, la historia de Shitim forma parte del tema de la transición de liderazgo que destaca en la última parte del Sefer Bemidbar.

  • LA REUBICACIÓN DEL LIDERAZGO

Aunque ambas lecturas son atractivas, la Halajá parece evitarlas.

En su lugar, la Halajá trata de limitar la cualidad carismática y revolucionaria de las acciones de Pinjás. Al hacerlo, disuelve la tensión entre Moshé y Pinjás que hemos estructurado cuidadosamente.

La Mishná Sanedrín 9:6 enseña respecto a quien tiene relaciones sexuales con una mujer extranjera: “los celosos (kanain) lo atacan”. De hecho, las acciones de Pinjás están en perfecta consonancia con la Halajá, es decir, las enseñanzas de Moshé. Más que un acto revolucionario y extra halájico, Pinjás no hace más que cumplir la letra de la ley. Se limita a cumplir la ley. Es un kanai, un fanático, y la ley le exige que se levante y mate a Zimri.

Los numerosos midrashim paralelos a esta Mishná, enfatizan aún más este punto. Mientras Moshé y sus jueces habían olvidado la ley en cuestión y estaban ocupados debatiendo si Zimri podía ser condenado a muerte (Tanjuma Balak 21), Pinjás recordó el principio apropiado. En otra versión, Pinjás, al recordar la ley apropiada, recuerda a Moshé la regla que “nuestro amo nos ha enseñado” (Midrash Agadá Bemidbar 25:2) antes de levantarse contra Zimri. En otras palabras, no hay tensión entre Moshé y Pinjás. Pinjás es siempre el alumno leal, que actúa y pone en práctica las reglas de Torat Moshé, la Torá de Moshé.

¿Moshé olvidó la norma o estaba razonando qué hacer? ¿Cualquiera puede creer que si la autoridad constituida no ha decidido él es el facultado para interpretar la Ley y ejecutarla?

XII. RESUMIENDO

Antes de terminar, intentemos salvar la distancia entre estas interpretaciones tan variadas.

Es muy posible que Pinjás actúe de acuerdo con unos criterios dados y previamente existentes. Al mismo tiempo, las acciones de Pinjás siguen poseyendo una cualidad radical, e incluso contrarias a las posiciones de Moshé.

Esto requiere una explicación. Una vez más, la historia de Moshé tras el pecado del Becerro de Oro debería proporcionar la clave.

Aunque no se ha destacado antes, Dios no se retracta completamente de su autoidentificación como “un Dios vengativo” en la narración de la revelación que contiene los trece atributos. Inmediatamente después de “pasar al lado” de Moshé y revelar los atributos de la misericordia en todo su contraste con los atributos del segundo mandamiento, Dios informa a Moshé que consiente en renovar su pacto con los Hijos de Israel (Shemot 34:10). Como parte de la lista de mandamientos que componen el contenido de la alianza renovada, la Torá sigue al consentimiento de Dios con la prohibición de contraer un pacto con los habitantes de la tierra. Esto puede conducir a la adoración de ídolos, y “no adoraréis a ningún otro dios, porque el nombre del Señor es venganza/celos (kaná shemó), es un Dios vengativo/celoso (El kaná) (34:14). “

El contexto aquí es decisivo. Al elaborar el posible contra convenio que despertaría el atributo de venganza/celos de Dios, la Torá afirma lo siguiente: “No sea que contraigas un pacto con los habitantes/habitantes de la tierra y te extravíes (zanu) tras sus dioses. Y sacrificaréis a sus dioses, ellos os llamarán, y comeréis de sus sacrificios. Y tomaréis de sus hijas (banot) para vuestros hijos, y sus hijas fornicarán (vezanu) para sus dioses. Y vuestros hijos se extraviarán/cometerán prostitución tras sus dioses  (34:15-16)

La Torá esboza aquí un complejo que podría denominarse doble prostitución. Los asuntos empiezan a descarriarse por la relación con los habitantes anteriores de la tierra. El complejo implica sacrificios a un dios extranjero, lo que se llama, comer, zenut, o prostitución, con mujeres extranjeras y, finalmente, zenut, una forma diferente de prostitución, con dioses extranjeros.

En este contexto, Dios se sitúa en el papel del marido traicionado y, en consecuencia, celoso o vengativo. El pueblo abandona su relación de alianza con Dios por un dios extranjero. Comprender este punto debería explicar en gran medida el uso del término kiná como uno de los atributos de Dios.

Parashat Sotá, la historia de la mujer que ha cometido adulterio o cuyo marido tiene motivos para pensar que ella le ha traicionado, utiliza la raíz k.n.a., que se traduce como “vengativa”, “celosa” o “sospechosa”, diez veces (Bemidbar 5:14, 15, 18, 25, 29, 30). La Torá describe al marido traicionado como lleno de “espíritu de venganza/celos” (5:14, 30) y como “kina et ishto“, celoso de su mujer, o vengativo contra su mujer (5:14, 30). Es el amor y la pasión de Dios por Israel, su relación de alianza y el problema de la doble traición con mujeres extranjeras y dioses extranjeros lo que se señala con el uso de este término para describir a Dios. En este contexto, el nombre de Dios es kaná. Es el marido traicionado celoso y vengativo.

Lo que debemos comprender es que, en Shitim, los Hijos de Israel adoptan exactamente el comportamiento predicho por Dios tras el pecado del Becerro de Oro. La narración comienza especificando que los Hijos de Israel “habitaron” en Shitim y que el pueblo comenzó a extraviarse/cometer prostitución (liznot) tras/con las hijas de Moav (25:1).

A este triple paralelismo de “moradores/habitaron”, “hijas” de un pueblo extranjero y “extravío/ prostitución (zenut), le siguen inmediatamente todos los demás elementos de la historia en Shemot.

El pueblo es “llamado”.

Hay “sacrificios” y el pueblo “come[18]” (25:2). Y, por supuesto, el paradigma del doble extravío y la prostitución llega a su culminación con el culto del pueblo a dioses extranjeros, el pueblo “se inclina ante sus dioses” y “se adhiere” a Baal Peor (25:2). No es de extrañar que, habiendo sido traicionado, y en respuesta a la doble prostitución del pueblo, Dios se enoje (25:2), y se muestre vengativo (25:11); una plaga hace estragos entre el pueblo (25:9).

Desde esta perspectiva, el hecho de que Zimri entregara las mujeres madianitas “a sus hermanos” ante los ojos de Moshé y la congregación es mucho más que un descarado acto de adulterio.

Probablemente se trate del contrapacto predicho en Shemot 34:15. En marcado contraste con la ya furiosa ira de Dios, Zimri propone un tratado con los habitantes de la tierra.  En este contexto actúa Pinjás. Actúa para sabotear el contrapacto de Zimri. Actúa sobre la base de la plaga de Dios que impone el pacto. Su kiná está de acuerdo con la kiná de Dios. Es la ira apasionada, y celosa del traicionado cuyo amado se ha extraviado.

En otras palabras, Pinjás actúa de acuerdo con un claro conjunto de criterios, ya establecidos por Dios tras el pecado del Becerro de Oro. Actúa de acuerdo con el deseo divino ya comunicado en la plaga y confirmado tras ella. Aunque la kiná se haya visto limitada por la revelación de los atributos de la misericordia, sigue teniendo su tiempo y su lugar

  • REGRESANDO A MOSHÉ NUESTRO MAESTRO

Para cerrar el círculo, debemos volver a Moshé. ¿Acaso no recordó Moshé la advertencia de Dios tras el pecado del Becerro de Oro? ¿No recordó el paradigma de la doble prostitución? ¿No se da cuenta Moshé de que un líder a veces está llamado a emular el lado más duro del liderazgo de Dios?

De hecho, el propio Moshé había actuado una vez en el papel de Pinjás/marido traicionado. No es casualidad que la definición de Dios del modelo de doble prostitución vaya seguida inmediatamente de una advertencia contra la creación de “dioses de fundición” (34:16). Este es, por supuesto, el término utilizado por Dios para describir al Becerro de Oro (32:8). Desde la perspectiva de Dios, el pecado del Becerro de Oro constituyó otro ejemplo más de “extravío” y traición, otra ocasión de kiná. Sin embargo, en aquel momento fue Moshé quien desempeñó el papel de Pinjás/esposo traicionado. Tras recibir el visto bueno de Dios (32:7) y después de romper las tablas, Moshé tritura el becerro de oro, pone el polvo en agua y obliga a los Hijos de Israel a beber de las aguas (32:20 “Y tomó el becerro que habían hecho, y lo quemó en el fuego, y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció sobre las aguas, y lo dio a beber a los hijos de Israel”.). Esto guarda un claro paralelismo con el hecho de beber “las aguas amargas” que el marido traicionado y vengativo impone a la esposa infiel y que constituye el núcleo de la historia de Sota (Bemidbar 5:17-24). Del mismo modo, poco después de llevar a cabo esta “ceremonia”, Moshé convocó a los levitas a la batalla y les ordenó atravesar el campamento “matando cada uno a su hermano” (Shemot 32:27-28). Moshé ordenó un acto espontáneo de violencia. En resumen, en el Pecado del Becerro de Oro, Moshé desempeña el papel de Pinjás/esposo traicionado. Está lleno de venganza y violencia por amor a Dios.

Para concluir, con respecto a la cuestión de la falta de kiná de Moshé y quizás incluso su inacción en Shitim, con respecto a la diferencia entre el Moshé del Sefer Shemot y el Moshé del Sefer Bemidbar, nunca podremos saber o discernir la dinámica exacta que ha sufrido Moshé. Ha pasado mucho entre el segundo y el cuadragésimo año en el desierto.

No hemos estado con Dios durante cuarenta días y cuarenta noches en la montaña, ni Dios “pasó de largo” mientras estábamos sobre la roca. No hemos descendido de la montaña con los rostros resplandecientes de la luminiscencia divina, ni hemos sido sometidos a cuarenta años de dirigir a los díscolos y siempre quejosos Hijos de Israel.

  • EL APEGO DE MOSHÉ AL PUEBLO HA CAMBIADO

Baste decir que al llegar al cuadragésimo año de la travesía del desierto, el apego de Moshé al pueblo ya no es lo que era. Son rebeldes y, en su constante rebeldía, le condenan a no entrar nunca en la tierra (Devarim 4:21).

  • UNA NUEVA GENERACIÓN DE DIRIGENTES ESTÁ SENTENCIADA A GOBERNAR

Moshé, ya no es su líder eterno, y una nueva generación de líderes está destinada a guiar al pueblo a través del Jordán. Desde esta perspectiva, no es de extrañar que en Shitim, Moshé no pueda o no quiera reunir la pasión necesaria para interpretar el papel del marido traicionado. Mientras que el líder debe emular a veces un atributo divino y a veces otro, el atributo de kiná y el apego apasionado que exige ya no son el papel de Moshé. Esto se deja en manos de Pinjás, para vengar la traición de Dios, restaurar el pacto y “tomar lo que le convenía” (Bemidbar Raba 20:24). Aunque Pinjás actúa según los criterios del Sefer Shemot y su kiná está justificada, la narración de Shitim trata también de las transiciones del Sefer Bemidbar, el cambio de liderazgo y los contrastes entre Moshé y Pinjás.

  • ¿Y A NUESTROS FANÁTICOS QUÉ LES DECIMOS?

Sería muy bueno, que los fanáticos de todo tipo, lean un poco de Historia judía y traten de encontrar a sus antepasados para comprobar los daños que nos provocaron en el tiempo.

En estos tiempos de guerra no podemos seguir prestando atención a sus supersticiones, ni a sus críticas que no tienen base.

No está demás que incluso los ateos como los creyentes lean la Torá, tratando de comprender las personalidades que aparecen en ella, antes de juzgarlas.

Que tengan la grandeza moral y la humildad para no apresurarse a juzgar.

Que no pierdan tiempo buscando justificar lo injustificable ni de clasificar los actos como justos cuando la exégesis en todo el tiempo los reprobó. Un pensamiento ético puede ayudar a entender mejor a Pinjás histórico y a quienes intentan remedar lo que ellos suponen fueron sus motivaciones guiándose por el impulso de sus preconceptos.

Independientemente que leamos la vida de Pinjás como lo decidamos, no podemos endiosarlo y menos usar sus actos para justificar las trasgresiones a la Ley cuando se trata de los derechos del otro, así el otro sea nuestro enemigo.


[1] Noología es una disciplina que se enfoca en el estudio de la inteligencia, el pensamiento, el conocimiento, la mente y la razón. Su propósito es comprender el funcionamiento de la mente humana y el desarrollo del pensamiento y el conocimiento. En la Crítica de la razón pura, Immanuel Kant la relaciona con el racionalismo, diferenciándola del empirismo. Fuente: https://www.definiciones-de.com

[2]  Shemot Rabá 41:7 nos relata que cuando los judíos quisieron construir el becerro de oro, primero le preguntaron a Jur. Cuando se negó, lo mataron. Luego le preguntaron a Aarón, quien temía ser asesinado también, y accedió a construir el becerro de oro.

[3]  El término Erev Rav (hebreo: עֵרֶב רַב) se traduce como “multitud mixta” y se refiere a un grupo de egipcios y otros que se unieron a los israelitas durante el Éxodo de Egipto. Según la tradición este grupo fue aceptado por Moshé como parte del pueblo, pero a menudo se les asocia con causar problemas, como el incidente del becerro de oro. En la actualidad, el término puede utilizarse de forma despectiva para describir a alguien percibido como un traidor dentro de la comunidad judía.

[4]  El término zelote, traducción común del hebreo kanai (קנאי, frecuentemente usado en plural, קנאים, kanaim), significa celoso en favor de Dios. El término deriva del griego ζηλωτής (zelotes), “emulador, celoso admirador o seguidor”.

[5]  El nombre de la madre no aparece pero hace referencia a que ella es de la descendencia de Yitró. Comenta Rashí, que la expresión “Putiel” se deriva de dos verbos, uno de ellos intenta explicar el oficio de sus ancestros, el cual era cebar a becerros para el culto a la idolatría, el segundo significa “sobreponerse”, de lo cual podríamos entender que de esa inclinación se sobrepuso para poder reconocer al Creador. Debido a la línea materna que tenía Pinjás, vivía el desprecio, aunque era reconocido que Yitró era converso fiel. Así que de manera despectiva se refería a Pinjás como el nieto de Yitró, recordándole de manera hiriente su pasado familiar.

[6]  Esa solución talmúdica demuestra el deseo de cuidar la imagen de Pinjás rebajando la gravedad de su falta como cohen.

[7] Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; Duros como el Sheol los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.

[8] El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos.

[9]  Pero Moshé le dijo a Yehoshúa: —¿Estás celoso por mí? Cuánto quisiera yo que todo el pueblo del Señor profetizara, y que el Señor pusiera su Espíritu en ellos.

[10] “Aconteció en los días de David que hubo hambre durante tres años consecutivos. David buscó el rostro de .A., y el Señor le dijo: —Es por causa de Shaúl y su casa sanguinaria, porque él dio muerte a los gabaonitas. Entonces el rey llamó a los gabaonitas y les habló. Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino del remanente de los amorreos, a los cuales los hijos de Israel habían hecho juramento. Pero debido a su celo por los hijos de Israel y de Judá, Shaúl había procurado matarlos.

[11]  “Ni su plata ni su oro podrán librarlos en el día de la ira del Señor. Sino que toda la tierra será devorada por el fuego de Sus celos”.

[12]   Y me dijo: “Hijo de hombre, dirige ahora la mirada hacia el lado norte.”Yo dirigí la mirada hacia el norte, y allí en el norte pude ver, junto a la puerta del altar, y en la entrada misma, la imagen que despierta los celos de Dios”.

[13]  Cuando los celos se adhieren a las cosas Renato Barilli en Roman 20-50 2010/3 (edición especial nº 6), páginas 123 a 130.

[14]  Otros traducirán el versículo así: No adores a ningún otro dios, porque el Señor, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso de su relación contigo.

[15]  Una ejecución extrajudicial o extralegal es, según el derecho internacional humanitario, un caso de violación a los derechos humanos que consiste en el homicidio de manera deliberada de una persona por parte de un servidor público que se apoya en la potestad de un Estado para justificar el crimen, sin pasar por ningún proceso judicial.

[16] “Moraba Israel en Shitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab,  las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de .A. se encendió contra Israel.

[17] Su historia está llena de intrigas y malicia. Izevel se casó con el rey Ajav (Ajab) de Israel. Pronto después de su matrimonio, comenzó a perseguir y matar a los profetas judíos. Su maldad es evidente. Uno de los episodios más conocidos relacionados con Izevel es la historia de la viña de Nabot. El rey Ajav codiciaba la viña de Nabot, pero este se negó a venderla. Izevel tramó un plan para acusar falsamente a Nabot de blasfemia y luego lo hizo apedrear hasta la muerte. Después de su asesinato, Ajav tomó posesión de la viña. Izevel es recordada como una mujer malvada y manipuladora, cuyas acciones tuvieron consecuencias trágicas. Su historia es un recordatorio de cómo el poder y la ambición pueden llevar a la destrucción.

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