La frontera persistente entre las dos Alemanias

Por Ricardo López Göttig

Las elecciones regionales de ayer en la República Federal Alemana, en Thuringia y Sajonia, marcan una característica común: el crecimiento de los partidos extremistas, ya sea por derecha como por izquierda, en lo que antiguamente fue la Alemania oriental. En octubre se conmemoran 34 años de la reunificación alemana, separada formalmente en 1949 en dos repúblicas separadas por la guerra fría. Y si bien han pasado más de tres decenios, la frontera aún persiste entre ambas.

Ya no hay un Muro de Berlín, pero las percepciones y las expectativas son diferentes. Un aire de nostalgia por un pasado profundamente autoritario, pero en el que había “certidumbre”, es lo que todavía permea a parte de las sociedades de la antigua Europa oriental, la que estaba tras la Cortina de Hierro.

Tal como ocurrió en la década del 1930, se va perfilando el crecimiento de alternativas electorales por los extremos, en tanto los partidos democráticos en torno al centro se encuentran forcejeados por estas tendencias. A lo que hay que añadir el elemento ruso: coinciden en reclamar que Alemania deje de apoyar a Ucrania en su resistencia frente a la invasión, así como tienen rechazo por las estructuras supranacionales como la OTAN y la Unión Europea, que son los principales rivales políticos de Putin en el continente europeo.

Es claro que el viejo régimen de la llamada República Democrática Alemana cayó por sus propias contradicciones e imposibilidades sistémicas, pero que eso no significó entusiasmo o la más plena adhesión por la democracia liberal y la economía de mercado, que regía en la parte occidental. Y las regiones orientales fueron, hasta la separación de Alemania, la parte más rica, desarrollada e industrial, lo que se revirtió en los cuarenta años de división.

Más allá de las elecciones, hay una línea de fractura: la parte occidental no ha logrado “contagiar” con su ejemplo a la parte oriental, ¿podrá ser que ocurra al revés y que los extremismos ideológicos comiencen a socavar los cimientos de la democracia liberal en toda la sociedad alemana, sin distingos regionales?