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El Legado

El pasado 1 de septiembre, se cumplieron 85 años del comienzo de la 2da. Guerra Mundial, las tropas de la Alemania nazi invadían Polonia y se abría el capítulo más oscuro de la Humanidad, más de cincuenta millones de muertos, el genocidio más grande de la Historia y su final, señaló el inicio de la era y la amenaza nuclear, realmente este conflicto cambió significativamente nuestra Aldea Global, y sin embargo, de la mayoría de las lecciones que nos legó, en poco y nada hemos sabido aplicar para construir un Mundo más seguro, por el contrario, se han vuelto a repetir errores y horrores, y la actualidad está determinada por la complejidad, las crisis y los conflictos.

Una de esas lecciones, es la Shoa, el Holocausto, una política de Estado, un sistema que fue planificado y ejecutado para eliminar a 6 millones de judíos y más de 1 millón de presos políticos, gitanos, homosexuales y discapacitados, ante la ignorancia de unos pocos y la indiferencia de muchos, y por supuesto, con las potencias aliadas priorizando sus intereses y objetivos, por sobre la cuestión humana, algo que quedó demostrado desde la llegada de Hitler al poder en 1933, quién de forma progresiva fue instrumentando políticas basadas en un exacerbado nacionalismo, en una supuesta superioridad racial y antisemitismo, construyendo un régimen totalitario, en el que el disenso, el pensamiento crítico y las libertades, fueron aniquilados, en las Leyes de Núremberg en 1935, en la Noche de los Cristales Rotos de 1938, en los “golpes de mano” o “punch”, que fueron anexionando a Austria y Checoslovaquia, por lo tanto, la pregunta obvia es, ¿ Londres y París no vieron el horror en ciernes?

A tal punto llegó la indiferencia de la mayoría, no sólo de la sociedad alemana, sino también de muchas de los países ocupados, que tomando el pensamiento de Hannah Arendt, se “banalizó el Mal”, lo que quedó documentado en la planificación y en las palabras de Adolf Eichmann, quién justificó su labor, el genocidio y crímenes de lesa humanidad, como su trabajo, uno más en ese nefasto aparato construido por los nazis, que se institucionalizó en la reunión de Wannsee en enero de 1942.

Y esta lección, no la hemos aprendido, la indiferencia y los intereses de actores internacionales, estatales, ONGs. e intergubernamentales globales, han posibilitado que la ocurrencia de genocidios o limpiezas étnicas como las cometidas en, Biafra 1967/1970 500 mil muertos, Bangladesh 1971 300 mil, Camboya 1975/1979 1,5 millones, Uganda 1981/1986 100 mil, Ruanda 1994 500 mil, China 1999 al presente, sobre la etnia uigur en la región de Xinjiang, más de 64 mil, República Democrática de Congo 2002/2003 60mil y el mayor hasta la actualidad, Sudán del Sur con 1,9 millones de víctimas, sin olvidar que en el conflicto de los Balcanes, en un solo día en Srebrenica, en 1995, ejército serbio asesinó a más de 8300 bosnios musulmanes.

La otra lección que no hemos sabido aprovechar para construir un mundo más seguro, es el fracaso que en su momento tuvo la Sociedad de las Naciones, para evitar el estallido de la 2da. Guerra Mundial, y finalizada ésta, se creó un organismo internacional, la ONU, que a lo largo del siglo pasado y lo que lleva del presente, se ha manifestado progresivamente, ineficiente, inoperante y hasta irrelevante, para garantizar la seguridad global. Y quizás el gran problema está en el mismo nacimiento del organismo, no en el Acta fundacional de San Francisco de junio de 1945, donde se establece fomentar la cooperación internacional, la defensa de los DD.HH. y la libertades fundamentales, sin distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión, sino en cómo se ha estructurado la organización.

Es así, que el órgano más importante, en cuanto a velar por el fiel y correcto cumplimiento del mandato expresado en el Acta o Carta antes señalada, es el Consejo de Seguridad, y el mismo se constituyó con las cinco potencias triunfadoras del último conflicto mundial, los EE.UU., Reino Unido, Francia, la URSS ahora Federación Rusa, y China, que a partir de 1971, por la Res. 2758 de la Asamblea Gral., es la República Popular China, reconocida como la representante legítima, y son las cinco con status de permanentes y las únicas con facultad de Veto, y esta situación, creó una desigualdad respecto al resto de los países miembros, pues priorizan sus propios intereses estratégicos, en desmedro de la seguridad internacional y del mantenimiento de la paz.

A punto de cumplir siete décadas el año entrante, son pocos los casos donde se han gestionado con éxito las crisis y los conflictos, quizás uno de esos casos es durante el proceso de descolonización, que se dio tras el final de la 2da. Guerra Mundial, al posibilitar el ingreso, membrecía y voto a esas entidades que se independizaban de sus respectivas metrópolis coloniales, aunque por lo señalado precedentemente, sus voces, reclamos y votaciones, se diluyen por la desigualdad del sistema, incluso, muchos de esos países fueron campo de batalla y peones durante el conflicto bipolar, la Guerra Fría, donde los objetivos e intereses geopolíticos de las dos grandes potencias del momento, EE.UU. y la URSS, estaban en juego, valga como un ejemplo, tras la independencia de la Indochina Francesa, se dio la Guerra de Vietnam.
Ahora bien, la caída de la URSS y el consecuente colapso del Imperio Soviético, que puso fin a la Guerra Fría, a la Bipolaridad, no impidió que la ONU profundizara su inoperancia y sea cada día más irrelevante, la prueba de esto es el fracaso para evitar las guerras en los Balcanes, en Siria, más recientes, en Ucrania y en Gaza, y en esta última, se ha puesto al descubierto, algo más preocupante y peligroso, uno de sus órganos, la UNRWA, fue colonizada por elementos terroristas, miembros de HAMAS, que participaron activamente en el ataque del 7 de octubre, y después en las locaciones de la agencia ubicada en la Franja de Gaza, a lo que sumo las declaraciones parcialistas y tendenciosas del actual Secretario Gral., el portugués Antonio Guterres, en síntesis, sin posibilidad cierta de llevar a cabo una reestructuración seria, efectiva e igualitaria de la arquitectura de la ONU, su incapacidad para cumplir los principios de su Carta Fundacional, sólo favorecen una mayor inequidad e inseguridad a un sistema internacional complejo y en transformación.

La tercera lección, vincula el poder nuclear con los regímenes autoritarios, teocráticos y totalitarios, pues el final del conflicto iniciado hace 85 años, ocurrió tras los terribles eventos del 6 y 9 de agosto de 1945, en Hiroshima y Nagasaki, con el uso del “arma que pondría fin a todas las guerras”, la bomba atómica, que se cobró la vida de más de 100 mil seres humanos y más de 90 mil que sufrieron las secuelas de la radiación. El Proyecto Manhattan, que tuvo como objetivo el arma que pusiera de rodillas a la teocracia del “divino” emperador Hirohito, también terminó con un orden global e inauguró uno nuevo, que se fue construyendo en base a la disuasión nuclear, y con ello, un nuevo paradigma de seguridad internacional, la “Pax Nuclear”, que configuró el escenario tanto de la Guerra Fría como el actual.

Durante el conflicto Bipolar, de la mano de la tecnología se potenció aún más el poder nuclear, cualitativamente con la Bomba de Hidrógeno y poco tiempo después con la Neutrónica, y cuantitativamente con el aumento de ojivas en los arsenales nucleares, pero también se conformó lo que irónicamente denominamos, el “Club Nuclear”, que a partir de sus socios fundadores, EE.UU. y la ex URSS, se les unieron el Reino Unido, Francia y China, que son los cinco Estados reconocidos, con capacidad atómica, y que en dieron lugar, en la década de los años 60 al Tratado de No Proliferación Nuclear, sin embargo, otros países se han hecho de este arsenal, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel.

En este escenario, el gran Raymond Aron acuñó la frase “el equilibrio del terror”, para ejemplificar el paradigma de la “Mutua Destrucción Asegurada”, lo que actuaba como reaseguro entre las potencias, que resolvían su lucha por el poder mundial, a través de conflictos subsidiarios, de media o baja intensidad, como los que se dieron en el Sudeste Asiático, en Medio Oriente, en el África Subsahariana y en América Latina, que encontraron justificación, tras la peligrosa Crisis de los Misiles en 1962, que puso al mundo al borde del holocausto nuclear.

Ese “Club Nuclear”, al presente lo conforman tanto democracias liberales como regímenes totalitarios y autoritarios, donde en estos últimos la utilización de armas de destrucción masiva, dependen de un líder, lo que posibilita un aumento de la tensión bélica, como es el caso de Corea del Norte, como así también, cuando regímenes que tienen un perfil de extremos nacionalistas o religiosos, como se da entre la India y Pakistán, con su irresoluta disputa por la región de Cachemira, sin olvidar las recientes amenazas del presidente ruso Vladimir Putin, del uso de armas nucleares tácticas, o las aspiraciones de la teocracia iraní de hacerse con un arma nuclear, funcional a su visión hegemónica regional y de destrucción del Estado de Israel, en síntesis, en un actual escenario mundial, en plena transformación, entre un retorno a la bipolaridad o la construcción de una multipolaridad, caracterizada por la interdependencia compleja, la paz global es una mera utopía.

Finalizando la columna de hoy, tras cumplirse los 85 años del estallido del conflicto mundial más cruento de la Historia, mis reflexiones son las siguientes: primero, desde el pragmatismo que delinea el pensamiento de la Escuela Realista de las RR.II., los vínculos que se dan entre los actores internacionales, estatales o no estatales, se materializan a través de la integración, la cooperación, la convivencia y también de las crisis y los conflictos, por lo tanto, estos últimos siempre estarán presentes, más allá, del legado de la 2da. Guerra Mundial, tal como lo hemos experimentado durante la Guerra Fría y lo vemos en la actualidad; segundo, es la reaparición de partidos políticos extremistas y regímenes autoritarios y populistas, herederos del fascismo y del comunismo, tal como lo vemos en Venezuela, Nicaragua y por supuesto Cuba, o en el triunfo de este pasado fin de semana, en las elecciones regionales en Alemania, donde el partido ultranacionalista y filo nazi, Alternativa para Alemania, obtuvo el 30% de votos, alcanzando a los conservadores, y dejando atrás a los social-demócratas, los verdes y a la izquierda tradicional, y tercero, quien fuera Consejero de Seguridad Nacional de los EE.UU., el politólogo Zbigniew Brzezinski, expresó a través de su concepción, el Pragmatismo Funcional, como el escenario global se ha estructurado por la conjunción de dos circunstancias, a) las reivindicaciones identitarias de etnias y fundamentalismo religiosos, sojuzgadas por el conflicto ideológico bipolar, y que hoy tienen aspiraciones políticas, y b) una Economía mundial que exige la conformación de complejos transnacionales y supranacionales, y la globalización de los mercados, que afectan las soberanías nacionales, y esto se manifiesta, con la actividad de organizaciones terroristas, y en la puja geoeconómica entre las dos principales potencias, EE.UU. y China, y ambas circunstancias, son focos de tensiones, crisis y conflictos, en consecuencia, por todo lo reseñado y señalado, concluyo que pese al paso del tiempo y las lecciones que nos dejó la 2da. Guerra Mundial, poco hemos hecho para prevenir, para gestionar y negociar eficazmente las crisis y los conflictos, por eso la frase elegida es del gran Albert Einstein, quién sentenció, “que no sabía cómo será la 3ra. Guerra Mundial, pero sí que la 4ta. será con palos y piedras.”.-

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