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Palestina y la solidaridad selectiva

Radio Jai-Palestina y la solidaridad selectiva

Por Daniel Clastornik

La guerra civil en Siria ha dejado más de 4000 palestinos muertos. Existen más de 300 palestinos desaparecidos allí, más de 1700 actualmente sufriendo en las cárceles Sirias, y más de 600 que han fallecido en las mismas en los últimos años. Jordania masacró palestinos en 1970, Líbano lo hizo en 1982, y en 1991 Kuwait expulsó 300.000 palestinos de su territorio. Líbano actualmente mantiene un sistema de Apartheid en contra de los palestinos (donde lo mismos son excluidos de decenas de oficios por ley, por ejemplo, en la medicina). Según el periodista palestino Zaher Abu Hamdeh, existe un elaborado sistema político racista diseñado para discriminar a los palestinos”. 1

En Irak los palestinos sufren de discriminación social y gubernamental, hostigamiento, amenazas de deportación, pobreza extrema, detenciones arbitrarias, torturas y asesinato. Yonadam Kanna, miembro del parlamento iraquí desde el 2003, reconoció que los palestinos que allí viven claramente no tienen igualdad de derechos. 2 Según el periodista Khaled Abu Toameh Los estados árabes someten incansablemente a los palestinos al apartheid y a medidas discriminatorias. Sin embargo, los jefes de la ONU y sus estados miembros parecen demasiado ocupados con su obsesión con Israel para atender las súplicas de estos palestinos, que están siendo privados de los derechos básicos en Irak y en todo el mundo árabe”. 3

Ningún país árabe, a excepción de Jordania, es capaz de otorgar ciudadanía a los palestinos que residen en su territorio, manteniéndolos en un perpetuo estado de refugiados. Egipto mantiene un bloqueo económico a Gaza más severo que el Israelí, sin embargo solo se escucha del bloqueo Israelí. Los medios de comunicación llenaron las pantallas en el 2014 con imágenes de Israel atacando a Hamás en Gaza, pero poco y nada se vio de los bombardeos por parte de Egipto a Gaza, luego de que la guerra entre Israel y Hamás había terminado. La Autoridad Palestina reprime a los palestinos en Cisjordania, mediante cárcel, torturas y pena de muerte (por ejemplo, por vender tierras a Israelíes). Hamás los asesina en Gaza mediante ejecuciones públicas (ya sea por sospechas de complicidad con Israel o por homosexualidad). Hamás ha estado demoliendo casas de palestinos en Gaza por más de 10 años; por ejemplo, la casa de la familia Sha’ath en Khan Yunis. Según testigos, militares de Hamás golpearon violentamente a mujeres, niños, y varios miembros de la familia Sha’ath durante la demolición de su casa. El silencio de la comunidad internacional al respecto es absoluto.

A la hora de hablar del sufrimiento palestino, todos estos detalles” son olvidados, para enfocarse solamente en Israel. Se usa el sufrimiento palestino para atacar a Israel. Un verdadero movimiento pro-Palestino” abarcaría todas las injusticias a las que dicho pueblo se ve sometido, no solo las que convenientemente involucran a Israel. Un movimiento que realmente se preocupe por los palestinos lucharía por todos ellos, en lugar de usarlos como herramienta para demonizar a Israel. ¿Se puede llamar pro-Palestino” a un movimiento como el BDS, cuyo logro” de conseguir el cierre de la fábrica Israelí SodaStream llevó a que más de 600 palestinos perdieran su sustento?

El famoso movimiento americano Black Lives Matter acusó falsamente a Israel de “genocidio”, pero nunca mencionó el genocidio de negros que efectivamente sucede en Darfur. ¿Qué dice Black Lives Matter acerca de Avera Mengistu, el Israelí de origen Etíope (quien sufre de problemas de salud mental) que Hamás retiene como rehén desde el 2014? ¿Qué dicen dichos activistas de que en Libya los negros son vendidos como esclavos? Absolutamente nada. En los territorios Palestinos y en Gaza no existen miembros negros del Parlamento, tampoco hay representación cultural en la televisión o en el ejército de los palestinos negros, debido al racismo que existe en dicha sociedad. Sin embargo, se apunta el dedo a Israel por problemas de integración (de comunidades específicas), convenientemente dejando de lado que la sociedad Israelí es probablemente la más diversa y heterogénea de Medio Oriente.

Se busca insaciablemente cada ejemplo de racismo en Israel, por más pequeño que sea, pero se ignora toda una cultura increíblemente antisemita en la sociedad palestina y en gran parte del mundo Árabe. Imaginen la reacción internacional que habría si en Israel hubieran programas infantiles que llamaran a asesinar palestinos, o si en las sinagogas dieran sermones donde se instigara a perpetuar atentados terroristas. Imaginen si los niños Israelíes en las escuelas estudiaran textos que retrataran a los palestinos como animales y que avalaran la violencia hacia ellos. Bueno, esa realidad sí existe en la sociedad Palestina. Esa es la educación que reciben muchos niños palestinos, ese el adoctrinamiento cultural a lo que son sometidos. Y el mundo naturalmente calla. Las asociaciones LGBT permanecen en silencio frente a los ataques a dichas comunidades en Medio Oriente, y ante su represión en la sociedad Palestina. Grupos como “Gays for Palestine” demonizan a Israel, cuando dicho país es un santuario para dicha comunidad. Israel es el único país en la región que ofrece seguridad para individuos gays. Innumerables palestinos gays han escapado a Israel para poder una vida plena, libre de persecución.

¿Dónde estaba la indignación mundial a Jordania y Egipto entre 1948 y 1967, cuando estos países ocuparon ilegalmente los territorios de Cisjordania y Gaza respectivamente? ¿Dónde estaban los llamados a “liberar a Palestina” o “terminar con la ocupación”? ¿Dónde estaban las protestas en las calles, los artículos, libros o películas sobre los efectos de esa ocupación en los palestinos? ¿Dónde estaba el BDS? La respuesta es clara, no hubo ninguna campaña, movimiento, condena internacional o boicot a Jordania y Egipto por más que estos se rehusaron a darle ciudadanía a sus hermanos Árabes palestinos, así como a crear un estado Palestino, cuando tuvieron la oportunidad durante 19 años. Paradójicamente, sí hubo un boicot todos esos años por parte de la Liga Árabe… a Israel. ¿Porqué hubo un boicot a Israel cuando fueron Jordania y Egipto los que estaban ocupando ilegalmente esos territorios? Claramente el tema no es “la ocupación”, sino quién la lleva acabo.

Durante la guerra civil Libanesa ocurrieron varias masacres que resultaron en la muerte de miles de inocentes, muchos de ellos palestinos. Sin embargo, solo se escucha de una: la masacre de Sabra y Shatila de 1982. La razón de esto es porque la misma involucra a Israel, mientras que las otras no. Estas son todas las masacres que ocurrieron en dicha guerra: la “masacre del ómnibus” el 13 de Abril de 1975 (en Beirut) con 300 muertos, la masacre de Karantina el 18 de Enero de 1976 (entre 300 y 1500 muertos), la masacre de Damour dos días después (684 muertos), la masacre de Tel al-Zaatar el 12 de Agosto del mismo año (entre 1500 y 5000 muertos), la masacre de Aishiyeh en Octubre de 1976 (entre 60 y 80 muertos), la masacre de Ehden el 13 de Junio de 1978 (40 muertos), la masacre de Safra el 7 de Julio de 1980 (83 muertos), la masacre de Sabra and Shatila el 16 de Septiembre de 1982 (entre 460 y 3500 muertos), la masacres en Monte Sur en 1983 (entre 500 y 1500 muertos), el bombardeo a la embajada de Estados Unidos en Beirut el 18 de Abril de 1983 (63 muertos), el bombardeo al cuartel de Beirut el 23 de Octubre de 1983 (307 muertos), la masacre de la Guerra de los Campos en Mayo de 1985 (781 muertos), la masacre del 13 de Octubre de 1990 (entre 740 y 940 muertos). Las masacres en cuestión fueron perpetuadas por grupos como la Falange Libanesa, la OLP, la Jihad Islámica, las fuerzas Drusas y el ejército Sirio, entre otros. De todas estas tragedias solo se escucha de una: la masacre contra el campo de refugiados palestinos en Sabra y Shatila. Cientos de artículos se han escrito sobre la misma. Innumerables informes en Al Jazeera y TRT, decenas de libros escritos, películas y documentales filmados sobre el tema. La desproporcionada cobertura mediática de Sabra y Shatila (en contraste con el silencio absoluto de todas las otras masacres que ocurrieron en dicha guerra) claramente tiene que ver con el papel que Israel jugó en la misma. La masacre fue perpetuada por milicias de las Fuerzas Libanesas, en el momento que Israel estaba ocupando el Oeste de Beirut. El público Israelí reaccionó fuertemente ante lo sucedido. Los Israelíes hicieron sentir su indignación ante el hecho de que una matanza ocurrió bajo la vigilancia de su país. Incluso se estableció la comisión Kahan para investigar qué fue lo que ocurrió. El ministro de defensa Ariel Sharón renunció luego de ser encontrado responsable de no tomar las medidas necesarias para prevenir la tragedia. Poco importa que Israel no fue el que perpetuó la masacre en cuestión. Poco importa que Israel tomó responsabilidad por su parte en el suceso. Poco importa que hubo una masacre aún más grande también en Sabra y Shatila en 1985, con la intervención directa del ejército Sirio (masacre de la que nadie habla ya que no involucra a Israel). Si Israel está relacionada, aunque sea indirectamente, entonces es noticia. La pérdida de vidas árabes parece importar al mundo solo cuando es posible culpar a Israel.

La acusación de que Israel practica “genocidio” existe desde hace décadas, mucho antes la actual guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamás, mucho antes de que dicho grupo tomara al poder en Gaza. El tema nunca fue lo que hace o no hace Israel, sino lo que Israel es (un estado Judío). Esto nunca se trató de “abusos de derechos humanos”, de la “ocupación” o de un supuesto “genocidio”. Los derechos humanos de los palestinos han sido infringidos por innumerables gobiernos y sociedades, y por los propios líderes palestinos. El silencio de aquellos que supuestamente apoyan la causa palestina es absoluto. Si Israel fuera un estado árabe no habría cobertura mediática, no habría BDS, ni condenas de la ONU o preocupación por parte de la comunidad internacional. El tema aquí es que Israel es el estado Judío. Es la razón por la que este conflicto comenzó en primer lugar y es la razón por la que continúa. Pero para muchos es más fácil apuntar el dedo hacia Israel que reconocer el verdadero problema en este conflicto: la negación absoluta a aceptar que los Judíos tengan su propio estado.

3 Idem

 

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