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A day in the life

Amanecí tarde así que hoy les ahorro mis comentarios sobre un análisis muy inteligente y profundo sobre tres visiones mesiánicas que se cruzan en torno a la guerra de Gaza. Tal vez en otra oportunidad; creo que seguirá siendo vigente por un buen tiempo. Muy a mi pesar.

Como decía John Lennon en “A Day in The Life”, ‘I read the news today, oh boy!’ En aquellos años finales de los sesenta del siglo pasado no había redes sociales, mucho menos X, pero la rutina de recoger el periódico en la puerta y leer titulares y no tan titulares estaba bien arraigada. Hoy la rutina es repasar los posteos y los trending topics @X.

Ayer todos amanecimos con la historia casi surrealista de beepers (como les llamamos en Uruguay, no pagers como los denominan en inglés) explotando en simultáneo en Líbano y Siria, todos en poder de miembros de Hezbollah. La operación causa, hasta el momento, nueve muertos y unos tres mil heridos, muchos de ellos de gravedad. Desbordó la infraestructura hospitalaria del Líbano y causó pánico en la población. Israel no se atribuye la operación pero no hace falta que lo haga; los EEUU niegan toda participación.

Esta mañana hemos amanecido con noticias, para nosotros, menos triunfalistas: ha caído en batalla la primer mujer de las FDI, Agam Naim, 20, paramédica con el grado de sargento. Junto a ella cayeron Daniel Mimon, Amit Bakri, y Dotan Shimon. Que su memoria sea bendita. Como gente de letras, no resisto significar el nombre de esta joven caída en la línea de fuego: Agam es laguna o espejo de agua; Naim es plácido, agradable. La realidad es todo lo contrario: la palabra recurrente estos tiempos en Israel es confusión, caos.

En la medida que vaya pasando la jornada y siga monitoreando X (Twitter) estoy seguro que el triunfalismo de los beepers irá dejando lugar al duelo por Agam z’l y sus compañeros. La pregunta que cabe es, ¿qué tanto? ¿Qué vinculara ambos hechos? Porque en ambos somos protagonistas. Uno fue un ‘éxito’, el otro uno de los tantos fracasos a los que esta guerra nos tiene acostumbrados.
Ayer me apresuré a postear lo siguiente, a sabiendas de las reacciones chauvinistas que seguirían a la brillante operación electrónica: no alardeemos sobre los beepers.

Hay mucho daño que reparar. Sigamos enfocados en lo importante: liberar a los rehenes. Volver el país a cierta normalidad. Esta guerra (#Oct7 en adelante) vino para quedarse. (17/9, 11:45hs). No me equivoqué: fue una catarata de humor negro, triunfalismo, y soberbia que sigue hasta esta mañana.

Lamentablemente se nos borró la sonrisa y el alivio que supuso la brillante operación de inteligencia. Imposible negarle su mérito y valor de disuasión, aunque muchos temen por sus consecuencias; pero son, sin duda alguna, logros puntuales en una guerra que se perdió en #Oct7.

Una vez más vuelvo a recordar la pregunta (retórica, claro) que me hizo un viejo amigo (israelí en Israel) a pocos días de aquel día fatal: ¿qué es ganar y qué es perder?
Una vez ‘contralada’ Gaza (aunque nunca del todo, evidentemente: sigue cobrando vidas), la prioridad el gobierno de Israel es devolver la normalidad al Norte del país. Como aquel slogan de principios de la operación militar, ‘destruir y Hamas y devolver a todos los rehenes’, es más fácil decirlo que hacerlo. Uno asume que los beepers fueron algo más que una señal: fueron una amenaza. No sabemos cómo sigue la historia.

Yossi Klein-Halevi acuñó la expresión ‘momento-Entebe’ para referirse a operaciones relámpago contundentes y exitosas de las FDI y sus servicios de Inteligencia, como el mítico rescate en Uganda en 1976. Esta guerra en cinco frentes (Gaza, Yemen, Cisjordania, Líbano, e Irán) ha tenido momentos así: la operación aérea en Yemen, los asesinatos selectivos de líderes iraníes y de Hamas, y ahora esta operación electrónica de los beepers. Israel no ha perdido su capacidad: ni bélica, ni mucho menos tecnológica.

El problema es que ha perdido dirección y valores: desde hace más de medio años se le exige a Netanyahu un plan para ‘el día después’, y este sigue sin aparecer; los conflictos políticos y personales dentro del gobierno generan un desasosiego civil sin precedentes en el país: 101 rehenes siguen en cautiverio, vivos o muertos. Así como Israel consiguió quebrar a Hamás conseguirá detener a Hezbola. En realidad, no hay alternativa: es ellos o nosotros.

Mientras tanto, no perdamos, ni siquiera por veinticuatro horas, la noción de dramatismo y tragedia que atravesamos como nación. Una golondrina no hace verano; una operación exitosa ya no asegura una vuelta a la normalidad. Llevará años; tal vez generaciones. No seré yo quien pueda comentar al respecto.

‘I read the news today, oh boy!’ ‘They had to count them all’. Por favor, que podamos parar de contar.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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