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De la verdad de la hipocresía a las máscaras de la tristeza

Radio Jai-De la verdad de la hipocresía a las máscaras de la tristeza

Aristóteles hablo entre tantos otros pensadores del fenómeno humano de la hipocresía, tema que ha convocado a pensadores de todas las áreas y disciplinas. Decía que no se puede ser o no ser al mismo tiempo y bajo un mismo aspecto.

Esto significa falsedad por el hecho de fingir ciertos aspectos, sentimientos y rostros que no son auténticos, mucho menos de valor. Bijouterie disfrazada de alhaja.

Se dice algo, se sostiene en frases e ideales, pero se actúa de manera diferente.
Sin menoscabo de nadie es parte del género humano, y quien lo niegue o se ofenda no hace otra cosa mas que afirmarlo. De ahí que la escucha del psicoanálisis lo denuncie y por consiguiente se lo rechace.
La hipocresía remite a simular lo que no es, entre otras vertientes proviene de “hipo” y “krinein” que refieren a “juzgar”, es decir evaluar a otro, decir acerca de las ideas o conductas de otros.

Esta vertiente defensiva del psiquismo lleva a proyectar sobre otros la responsabilidad del mal que nos aqueja.
Es el otro, el semejante quien está en el error. Hay que corregirlo, modificarlo, para que no se sepa de la propia oscuridad.
Entonces el hipócrita al primero que engaña es a sí mismo.

Nietzsche sostenía que no hay nada más hipócrita que sostener la eliminación de la hipocresía.
Un fenómeno humano, de doble moral.
El resultado de vivir en una sociedad compleja siendo seres precarios con aspiraciones a sobrevivir.
Y así engañados de nosotros mismos nos fingimos alegremente ser quienes no somos.

Cuanto más nos posee el rol de hipócritas más develamos la precariedad de un narcisismo herido y un mundo interno en conflicto. Paralelamente si los recursos internos son escasos mayor será la posibilidad de que dicho narcisismo se encuentre en estado de vulnerabilidad.

Todos nacemos vulnerables, todos necesitamos sentirnos imbatibles, por consiguiente, es menester proyectar en los otros lo malo propio, juzgar, sentenciar, y así por contradictorio que pueda parecer sentirnos fuertes para respirar y entonces cumplir con el imperativo de poder ser amados para sobrevivir.
En esa alucinación narcisista vivimos como seres singulares, elegimos a nuestras amistades y también las rechazamos, votamos y hasta nos enamoramos.

Nobleza obliga, porque debemos decir que si en algo es generosa es en la multitud de rostros tras los que se esconde, variaciones de lo mismo desde que la humanidad existe transitando el escenario del mundo.
Ciertamente buscamos evadir la angustia, la tragedia de sabernos actores pasajeros. Y en ese transcurrir se forma la persona. La base de nuestra cultura humana. El por qué y para que de nuestra realidad.
Identificaciones de caras en un espejo roto, mera copia de fantasmas cargados de moral que nos marcan el deber ser en obligaciones y deberes, lealtades falsas a ideales narcisistas.
Si de algo podemos estar seguros es que a mayor hipocresía menor leatad sobre todo a uno mismo y por ende a los demás.
S. Zizek, dice que la hipocresía es la base de la civilización.
La guerra es el fracaso de la hipocresía. Pero devela la verdad de quiénes somos y por eso nos horroriza nos interpela y nos mata. Cuántos misiles le disparamos tan sueltos de cuerpos en palabras cargadas de odio a nuestros semejantes?
Cuántas escenas de guerra vemos a diario en nuestra sociedad, en la inseguridad que nos sigue matando sin piedad.

La verdad mata. Por eso tal vez parentescos y amistades se destruyan cuando la hipocresía fracasa.
Los seres humanos siempre seremos una figura, una máscara, un auto engaño en el escenario de este circo.
Y sí, el payaso es la figura que más representa en ese ámbito a este comportamiento, y es quien avanzado el siglo 21 persiste, ya no hay domadores ni leones pero si payasos.
Tal vez por eso cuando queremos desprestigiar a un político, cuando una persona nos interpela con una mueca o un chiste decimos que es un payaso, o sea no es lo que muestra o más cercano a la verdad, nos muestra nuestra propia falsedad.
Sin embargo, necesitamos de esta doble moral para ocultar lo más oscuro y turbulento de nosotros mismos. Para que lo irracional y violento sea de otro y así preservarnos en un mundo rosa e infantil donde los reyes magos siguen siendo tres y no dos como los padres en el caso que los hubiera.

Dice Freud, “que el hombre sea dichoso no está contenido en el plan de la Creación.
Es necesario negar la hipocresía para conservar la ilusión de felicidad. Asumirla es adentrarnos en el duelo del paraíso perdido. Es encontrarnos con la realidad de la tristeza que lastima.

En nuestra actualidad más cercana vuelve a imprimirse a gritos la verdad.
Los audios e imágenes de la ex pareja presidencial ponen al descubierto en la casa de todos los argentinos la hipocresía en la que vivía nuestra sociedad.
Se enarbolaba en público el pañuelo verde de la esperanza mientras a puertas cerradas ese mismo pañuelo se lo manchaba con sangre.

Posiblemente las personalidades psicopáticas o con rasgo de ello son quienes mejor desempeñan el rol del hipócrita, del actor que muestra una cara y esconde otra, la siniestra, la temida y necesariamente la negada por un público cautivado por el ideal o llevado por miedo.
Después el horror, y entonces el silencio de unos, los gritos de otros, la verdad al desnudo en lo oscuro de un hematoma en un ojo, que nadie quiso ver, que todos vimos y que algunos aún siguen queriendo maquillar.
Maquillaje de payaso en el gran circo. Personaje que persiste porque mientras se siga negando seguirá guiando el acontecer mundial a nuestro pesar.
Puertas para adentro con violencia cotidiana, domestica e indomesticable. Puertas para afuera, hipocresía o verdad?

Lic Rodrigo Reynoso
Psicologo MN 42905

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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