Los judíos no matamos a Jesús pero que lo hicimos sufrir, lo hicimos sufrir

Este conocido chiste judío habla de algunas particularidades de nuestro pueblo. Jesús para nosotros no fue el Mesías esperado, sino un buen judío de su tiempo. Un maestro de la Galilea que denunciaba la corrupción de su tiempo, las desviaciones de los valores en la práctica de la Torah. Como todo hombre de valores fue denostado y dejado solo. Sus hermanos no salieron a defenderlo de la crucifixión ejecutada por los romanos, e incluso seguramente algunos complotaron para sacarse de encima a este molesto personaje.

El pueblo judío es definido en la Biblia como Am kshe Oref, un pueblo de dura cerviz, terco, rebelde, obstinado. De cuello duro.

Un pueblo especial, elegido para cumplir con un mandato y testimonio. Hijos de profetas se lo denomina en la literatura rabínica. Como todas estas características son duales. Por un lado, la resistencia para sobrevivir a todo y traer permanentemente innovación al mundo. Por otro, un pueblo donde cada uno se siente el salvador elegido y único. Hijos únicos y donde con él comienza y termina la historia.

Nada fácil sobrevivir la interna judía. Cuánto ego y envidias.

Ya lo dijo Golda Meir un país donde cada uno se siente primer ministro. Un pueblo ingrato con sus líderes y aquellos que trabajan por su causa. Ben Gurión el primer Primer Ministro del renovado Estado de Israel se retiró agobiado y se encerró en su pequeña casa en Sde Boker en el desierto del Neguev. Golda murió desgastada y golpeada, Sharón criticado, Shimón Peres pasó las de Caín en su vida política hasta lograr sobrevivir y recibir el premio de llegar a presidente, eso sin descontar que hasta hoy es criticado. En la actualidad, Netanyahu más allá de las correctas críticas de no haberse retirado a tiempo, difícilmente es visto con equilibrio en toda la magnitud de su enorme tarea y liderazgo.

Son días de balance, sería deseable que cada uno saliera un poco de esa pasión tan potente que nos hace hacer tantas cosas buenas y de las otras, para poder reflexionar y ver la valía de un otro que también en su particularidad hace aportes significativos a la causa de nuestro pueblo y mundo. Reconocer que no somos el centro del universo, e incluso asumir con humildad genuina, que no somos más ni menos, que una anécdota en la historia.

Escuche la editorial.

Miguel Steuermann, director de Radio Jai, cofundador de la Confraternidad Judeo-musulmana, embajador para la Paz de la Coalición Humanitaria Internacional y el Consejo Universal para la Paz. Prosecretario de la Cámara de Comercio Argentino-israelí y director de relaciones internacionales de la ONG 18 de diciembre por el migrante

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