“En el mundo árabe se celebra la caída de Hizbalá frente a las armas del estado de Israel” Luciano Mondino
Por Luciano Mondino
La audacia de Israel, a pesar del clásico reproche internacional, barrió en pocos días con la cúpula de la organización terrorista y criminal más importante de Oriente Medio y una de las más peligrosas alrededor del mundo.
Responsable de ejecutar distintos atentados terroristas alrededor del mundo y siendo un de los tentáculos del pulpo iraní que ahoga en guerras y destrucción también al Líbano, Hizbalá recibió un duro y contundente golpe: una seguidilla de operaciones de inteligencia y de la Fuerza Aérea israelíes que comenzó con la explosión del sistema de comunicaciones y condujo a la eliminación de su máximo líder: Hassan Nasrallah.
Con una segunda guerra del Líbano inconclusa y la nula acción de Naciones Unidas para hacer cumplir la resolución 1701 del Consejo de Seguridad, el gobierno de Jerusalén debió trasladar el principal frente de batalla a la frontera norte para dar una solución definitiva a los más de 65 mil israelíes que desde el 8 de octubre fueron forzados a abandonar sus hogares por los diarios ataques de la milicia libanesa.
La secuencia de una intervención histórica y que será conservada como una de las mejores operaciones de inteligencia alrededor del mundo comenzó el 17 de septiembre con la explosión de miles de dispositivos de comunicación electrónicos que pertenecían a unidades de Hizbalá.
Explosiones en territorio sirio y libanés dejaron muertos, cientos de heridos de gravedad y miles de incapacitados (ciegos, amputados o eunucos) que fueron retirados de combate. Ninguno de ellos podrá ya lanzar uno de los más de 8.800 ataques que desde octubre caen sobre las poblaciones civiles en Israel.
Dos días después, la imposibilidad de comunicarse entre sí obligó a altos mandos de Hizbalá reunirse de forma presencial y ubicarse en el blanco perfecto para el ataque de los aviones israelíes. En pocas horas, Israel logró dinamitar las bases operativas en medio de ataques preventivos contra las lanzaderas de cohetes que apuntaban al estado judío y dejó acorralado al líder Nasrallah quien fue objeto de burlas en las redes sociales en árabe por su soledad.
Cada golpe que Israel dio a lo largo de once días fue repudiado por una enquistada izquierda woke que poco o nada entiende de la dinámica de Medio Oriente. El viernes 27 de septiembre, mientras en Siria y en Irán mucha gente celebraba la eliminación de Hassan Nasrallah, en Madrid y Barcelona grupos de estudiantes se movilizaron en defensa de Hizbalá como lo hicieron durante todo el año a favor de Hamas. La enorme frustración de la izquierda española radica en que creían que Hizbalá sí iba a terminar con Israel. Finalmente, no pudieron ni en el arranque.
La caída del líder de la organización que ejecutó los más mortíferos atentados terroristas en Buenos Aires causó la euforia no solo en Israel, sino en otros países de Oriente Medio: en Siria, donde más de 400.000 sirios sunitas fueron masacrados por una minoría alawita comandada por Irán y secundada por Hizbalá, los rebeldes siguieron la histórica tradición de repartir dulces cuando el júbilo inunda las calles. Sensación ambigua tratándose de los árabes ya que también reparten dulces cuando algún terrorista palestino logra herir o asesinar a un judío.
También en Irán explotó una alegría solapada por un régimen criminal que dispone de un enorme aparato represivo especialmente contra las mujeres. Más allá de la retórica y la hostil ideología del régimen de los Ayatollah contra Israel y en Occidente, en Irán hay una mayoría silenciada que quiere vivir en paz de una vez y para siempre. Muchos países occidentales, por absoluta estupidez útil al islamismo integrista, se han posicionado en el mismo bando de quienes asesinan mujeres por no llevar bien puesto el velo.
En el mundo árabe y en el Oriente Medio se celebra la caída de Hizbalá frente a las armas del estado de Israel. El gobierno de Jerusalén, quizás por primera vez desde el comienzo de esta guerra, ha retornado la senda de 1967 cuando Israel lanzó heroicos ataques preventivos que impidieron su caída frente a sus enemigos.
El ejército de Israel, en vistas de una posible incursión terrestre al sur del Líbano para barrer contra la periferia chiita, ha ultimado a todos los libaneses que se reporten como civiles no parte de Hizbalá para que se dirijan a zonas seguras.
Esta guerra todavía no termina.
Nota exclusiva para Radio Jai
Luciano Mondino es Licenciado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales por la Universidad Católica de La Plata. Master en Política Internacional por la Universidad Complutense de Madrid. Sus principales líneas de investigación son sobre islamismo, Terrorismo y Crimen Organizado.
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