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La enseñanza de los preceptos para afinar nuestras sensibilidad moral

Radio Jai-La enseñanza de los preceptos para afinar nuestras sensibilidad moral

Por el Rabino Yerahmiel Barylka

Muchos judíos de buena fe respetan los preceptos al pie de la letra, incluso se esmeran por hacerlo lifnim mishurat hadin1. Es decir, yendo más allá de los requisitos estrictos de la ley para actuar de una manera más sensible, justa y recta.

Lifnim mishurat hadin anima a las personas a tener en cuenta el espíritu de la ley y a realizar actos de bondad y justicia que no están necesariamente prescritos por la ley pero que son moralmente encomiables. Subraya el valor de sobrepasar las obligaciones legales para alcanzar un nivel superior de conducta ética.

En una audaz declaración de esta idea el comentarista del siglo XIII Najmánides2, escribiendo sobre Devarim-Deuteronomio 6:18 “Harás lo que sea recto y bueno a los ojos de Dios”, enseña que las leyes de la Torá no pueden legislar más que una fracción de los dilemas éticos a los que nos enfrentaremos en la vida. Sin embargo, mediante la observancia de la Torá podemos afinar nuestra sensibilidad moral de modo que seamos capaces de intuir qué es lo correcto en los casos que no están legislados y de hacer más de lo que exige la Torá en las situaciones que sí lo están. El Talmud considera incluso la paradójica posibilidad de que ir más allá de la letra de la halajá3 sea en sí mismo lo que la halajá exige de nosotros.

Estudiamos que se enseñó en la baraita: “Que deben cumplir4“. Esto se refiere a actuar más allá de la letra de la ley, como dice Rabí Yojanán: Jerusalén fue destruida solo por el hecho de que en la ciudad juzgaban los casos basándose en la ley de la Torá. La Guemará pregunta: Más bien, ¿qué otra cosa deberían haber hecho? ¿Deberían más bien haber juzgado los casos sobre la base de decisiones arbitrarias? Más bien, di: Que establecieran sus fallos sobre la base de la ley de la Torá y no fueran más allá de la letra de la ley.

Estas ideas nos permiten deducir que es riesgoso guiarnos exclusivamente por la letra de la norma. En ocasiones ello puede provocar que no sepamos discernir entre el objetivo de la misma y su aplicación, lo que puede abrir el debate sobre la misma vigencia de la norma.

En el período que precede a Rosh Hashaná tememos cuáles podrían ser las consecuencias de que Dios nos juzgará con una justicia precisa, no matizada por la compasión. En numerosos lugares los maestros enseñan que si nos comportamos con los demás lifnim mishurat hadin, con generosidad y amabilidad más allá de lo estrictamente requerido, entonces podemos esperar que Dios actúe lifnim mishurat hadin con nosotros y renuncie a la dureza que exigiría la aplicación rigurosa de la justicia.

En este sentido, Najmánides escribe que una persona debe hablar amable y gentilmente con todo el mundo y debe crearse una reputación positiva. Por ejemplo, hay que seguir la regla talmúdica del bar mitzra5, según la cual, al vender una propiedad, el vecino tiene automáticamente el derecho de tanteo6.

En el contexto del bar mitzra, el Maguid Mishné7 (Hiljot Shejenim 14:5) presenta una importante visión general de lifnim mishurat hadin: “Nuestra perfecta Torá dio principios para corregir el carácter y el comportamiento del hombre en el mundo cuando dijo: “Sed santos” (Vayikrá-Levítico 19:2). Este versículo significa: “Santifícate con lo que te está permitido”, que una persona no debe perseguir excesivamente los deseos físicos (ni siquiera por medios permitidos). Del mismo modo, la Torá8 ordenó: “Debes hacer lo recto (yashar) y lo bueno (tov) a los ojos de Dios”, lo que significa que uno debe actuar de manera correcta y honesta con otras personas. No había ningún propósito [para la Torá] de legislar detalles de estas ideas, porque las mitzvot de la Torá se aplican en cada período de la historia. En cada situación una persona debe actuar en consecuencia; pero el comportamiento apropiado puede cambiar, dependiendo de la época y de las personas implicadas.

No obstante, los rabinos escribieron varios detalles dignos de mención que se inscriben dentro de estos principios. Promulgaron algunos de ellos como ley absoluta, mientras que otros son conductas meramente lejatjilá9 (en principio a priori) o midat jasidut (comportamiento especialmente piadoso).

IMPORTANCIA DE LIFNIM MISHURAT HADIN

Rashí10 (Bereshit 1:1) señala que el nombre de Dios “Elohim” aparece solo en el primer capítulo de Bereshit, mientras que el tetragrámaton (“YKVK”) aparece en el segundo capítulo junto a “Elohim”. Rashí explica que Dios quiso crear el mundo “con estricta justicia” (midat hadin, el atributo asociado a “Elohim”), pero cuando vio que el mundo no podía existir así, presentó “el atributo Divino de la misericordia” (midat harajamim, el atributo asociado al tetragrama) y lo unió a midat hadin.

Estamos obligados por el versículo “Vehalajta bidrajav11“ a seguir Sus pasos, por lo que debemos combinar nuestro propio sentido de la justicia rígida con nuestro sentido de la compasión. De hecho, el Rambam12 escribe que un erudito de la Torá debe actuar siempre lifnim mishurat hadin.

Si únicamente nos atenemos a la ley estricta, el mundo no puede existir.

NECESIDAD DE DISTINGUIR ENTRE LA RAZÓN Y EL PROPÓSITO DEL MANDAMIENTO

El Dr. Samuel Belkin13 presentó una visión creativa de la comprensión de las prescripciones de la Torá cuando propuso una distinción fundamental entre la “razón” de una mitzvá y el “propósito” del mandamiento.

La razón es histórica, es algo sobre lo que el hombre puede especular y conjeturar; pero, en última instancia, solo Dios mismo la conoce con certeza.

En realidad, la razón por la que se legisla una mitzvá no tiene demasiada importancia, nos atañe poco. Lo que sí es importante es el propósito de la mitzvá. Aquí debemos preguntarnos siempre: ¿Qué es lo que la Torá quiere que yo logre como resultado de cumplir esta mitzvá?

La razón de una mitzvá sigue siendo la misma a través de la eternidad, aunque siempre puede permanecer desconocida.

El propósito puede cambiar de generación en generación, de cultura en cultura, de sociedad en sociedad. Mientras que la razón es divina, el propósito es humano; y, por lo tanto, mientras que todos nosotros observamos las mismas mitzvot de la misma manera, cada observancia puede significar algo sutilmente diferente para cada persona individual. De ahí que, si bien puede resultar infructuoso indagar en el motivo de una mitzvá, merece la pena investigar el propósito de las mitzvot.

Con este espíritu podemos plantear, para quienes vivimos en una sociedad libre y democrática como ejemplo, una pregunta acerca del propósito de la quehuná, el sacerdocio hereditario. Cuando hoy solamente se honra al cohen con la lectura de la primera porción de la Torá; los sacerdotes no pueden contaminarse por contacto con los muertos; están limitados en la elección de pareja por ciertas normas matrimoniales y ofician la bendición de la congregación en las fiestas. ¿De qué manera puede este sacerdocio residual ser relevante para nuestras vidas y nuestros tiempos?

Una vez más, no preguntamos la razón, no exigimos que la Torá justifique su pretensión sobre nosotros. Pero, ¿qué propósitos específicos, qué matices especiales de significado encierra esta legislación bíblica? Hay muchas respuestas. Las que mencionaremos están extraídas especialmente del comentario al libro de oraciones Olat Reiyah14.

El profeta Ezequiel define la función del cohen como: “Y enseñarán a Mi pueblo a distinguir entre lo sagrado y lo profano15“. Malaquías proclamó: “Y los labios del sacerdote guardarán el conocimiento, buscarán la Torá de su boca” (2:7). Al asignar la quehuná a la tribu de Leví, Moshé declaró: “Ellos enseñarán Tus leyes a Yaakov y Tu Torá a Israel16“. La quehuná, por tanto, es un ministerio de  enseñanza, de educación y edificación.

Rav Kuk encuentra un profundo significado en esta relación de birkat cohanim con birjot hatorá17, del sacerdocio con la enseñanza de la Torá. Al fin y al cabo, la quehuná no es un anacronismo. Nos indica que entre nosotros los judíos hay una familia descendiente de Aarón que posee, como él lo llama, una “segulá clalit habá biyerushá“, un talento o predisposición general que es legado por herencia.

Ahora bien, la mera presencia entre nosotros de esta familia nos recuerda que todos los judíos, tanto los no cohanim como los cohanim, poseemos una segulá clalit habá biyerusha más general y preciosa, una herencia de inclinación por el estudio de la Torá. Dios no solo nos dio una Torá, sino que implantó en nosotros la disposición a amarla y la voluntad de obedecerla y seguirla. Hay en cada judío, por el hecho de serlo, este elemento de espiritualidad. Todo judío lleva la corona de la Torá, al igual que los descendientes de Aarón llevan la corona del sacerdocio.

Esto significa que cada judío tiene dentro de sí el potencial para estos elevados fines y que, si se esfuerza, puede alcanzarlos; ya que son parte integrante del patrimonio cultural nacional de nuestro pueblo.

Rav Kuk ofrece un comentario de gran perspicacia. Cuando los cohanim bendicen a la congregación, acompañan su bendición verbal con nesiat kapayim, levantando las manos con los dedos extendidos. Se trata de un símbolo profundo. Es una señal hacia el futuro, una aspiración a la trascendencia, un tender la mano hacia lo que está más allá hacia mayores alturas.

Rav Kuk nos recuerda que los derechos y privilegios del cohen para bendecir no derivan de su propia excelencia religiosa, sino del encargo que se le ha hecho de ser santo. El cohen fue dotado de la predisposición para una gran gestalt18 espiritual, por lo tanto, la mitzvá de bendecir a la congregación recae sobre él.

La prerrogativa deriva de su potencialidad – no de su carácter en el presente, sino de aquello que podría alcanzar si se esforzara por ello con el suficiente empeño y esfuerzo. Está apuntando al futuro, a la realización del potencial que lleva dentro. Sus brazos extendidos son un puente que se le pide que cruce, de la promesa a la realización, de los pequeños comienzos a los grandes logros, de lo que es a lo que puede y debe ser.

Pero cada judío debe aprender que la bendición del cohen solo puede llegar cuando, como simbolizan los dedos extendidos, está dispuesto a actualizar su potencial, a hacer crecer la semilla, a desarrollar su talento embrionario, a expresar sus recursos ocultos y naturales de Torá.

REFLEXIÓN

Recuerdo cuando uno de los considerados de entre los mejores directores de escuela trató de explicarme que lo importante para él era finalizar el programa que las autoridades de la secretaría de educación habían dispuesto. Opción compartida por muchos maestros y directores presionados por las autoridades que, de esa manera, sacrifican la posibilidad de enseñar lo más importante del programa. No debía sorprenderme que los graduados de su escuela no tuvieran visión ética más allá de sus narices.

Recuerdo también cuando yo insistía en que una persona vestida como muy religiosa, que no faltaba nunca a los servicios diarios de la sinagoga, era un bribón; ese comentario resultaba raro y molesto. Trataba de explicar que ese modelo de judíos no habían leído las mitzvot “bein adam lejaveró“, las que rigen las relaciones entre las personas y su prójimo.

Cuando escribía hoy estas notas, pensé que el tema era más complejo y más fácil de explicar: Ese bribón intentaba cumplir muy cuidadosamente el texto de las prescripciones de las mitzvot, pero nunca pensó que tras ellas había un propósito: Hacer de nosotros personas de bien, honestas, humildes.

“Se te ha declarado, hombre, lo que es bueno, lo que el Señor de ti reclama: tan sólo practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con tu Dios19“.

Además de bellaco era un ignorante de los principios judíos básicos.

Si en las enseñanzas desde el parvulario hasta los sermones rabínicos se educara en el propósito de cada mandamiento y cómo aplicarlo en cada circunstancia, seríamos un pueblo más noble y justo y así cumpliríamos cabalmente lo que Dios quiso cuando nos llenó de preceptos, tantos como los granos de una granada.

UN EJEMPLO CONOCIDO DEL LIBRO BERESHIT

La Torá no es sólo un libro de leyes y de historia. También es el principal repositorio de la sabiduría judía. Los relatos de la Torá son ricos en drama humano y no eluden describir los triunfos y fracasos de los principales protagonistas de la historia judía. El Libro del Génesis, en particular, ofrece descripciones matizadas de la dinámica familiar de los patriarcas y matriarcas judíos, tanto de sus virtudes como de sus disfunciones. Y la lectura atenta de estas historias proporciona una guía duradera para negociar estas relaciones tan íntimas. Sobre padres e hijos: Una de las familias más problemáticas del Génesis es la de Yitzjak y Rivka. Sus hijos salieron del vientre materno con impulsos diferentes: Esav es pelirrojo, velludo y cazador; Yaakov es apacible y prefiere quedarse en casa. Y sus padres también reaccionan de forma diferente ante ellos: Yitzjak quiere a Esav, pero Rivka prefiere a Yaakov. Lo que sigue es un inquietante tapiz de luchas y traiciones familiares que los comentaristas han extraído en busca de lecciones que aún hoy pueden servirnos de guía. ¿Deben los padres amar a sus hijos por lo que son o guiarlos hacia su pleno potencial humano? ¿Se debe amar a los hijos por lo que hacen o por lo que son? Sobre el matrimonio: La primera pareja que conocemos en la Torá se crea cuando Dios responde a la soledad de Adán modelando a Javá-Eva a partir de su costilla. La pareja era una y luego se convierte en dos, una separación exacerbada por su desobediencia, que lleva a cada uno a culpar al otro. Pero el Génesis también establece que el hombre y la mujer deben abandonar a sus padres para convertirse en “una sola carne”, una imagen que capta el ideal de separación pero unión de la Torá. Del mismo modo, la Torá describe el matrimonio de Yitzjak y Rivka como un matrimonio en el que la esposa recurrió a engaños para ganar la primogenitura para su hijo favorito. Algunos comentaristas entienden que Rivka era incapaz de hablar con franqueza a su marido debido a la excesiva adulación que sentía por él. Un matrimonio, parece decir la Torá, debe estar debidamente equilibrado entre el respeto al cónyuge y el respeto a uno mismo. Sobre los hermanos: El Génesis describe múltiples historias de relaciones tensas entre hermanos. El primer asesinato lo comete Caín contra su hermano Abel. Yaakov y Esav estuvieron distanciados durante años después de que Yaakov robara la primogenitura de su hermano. Y sus hermanos venden a Yosef como esclavo. Pero la Torá también nos ofrece modelos de reconciliación entre hermanos. La advertencia de Yosef a sus hermanos de no ser pendencieros ofrece múltiples formas de reparar una relación fraternal rota. Y la reconciliación de Yaakov con Esav puede interpretarse como una sugerencia de que el tiempo y el desarrollo personal pueden ser más decisivos para arreglar la ruptura entre los hermanos que cualquier acción interpersonal.

BENEFICIOS ESPIRITUALES Y PRÁCTICOS

CUMPLIR LOS PRECEPTOS DE LA TORÁ OFRECE BIENES ESPIRITUALES Y PRÁCTICOS – Algunos pocos ejemplos

Conexión espiritual: La observancia de los mandamientos de la Torá fomenta una conexión más profunda con Dios. Se considera una forma de vivir de acuerdo con la voluntad divina, que nos acerca a la plenitud espiritual.

  1. Orientación moral y ética: La Torá proporciona un marco moral y ético completo. Seguir sus preceptos ayuda a los individuos a llevar una vida de integridad, compasión y justicia.
  2. Comunidad e identidad: La adhesión a las enseñanzas de la Torá refuerza el sentido de pertenencia a la comunidad judía. Refuerza la identidad cultural y religiosa, creando un sentido compartido de propósito y tradición.
  3. Disciplina personal: Los mandamientos de la Torá fomentan la autodisciplina y la atención. Esto puede conducir al crecimiento personal y a una vida más estructurada y con un propósito.

El rabino Joseph B. Soloveitchik20, destacado filósofo judío, subrayó que las mitzvot (mandamientos) no son meros rituales, sino que están destinadas a transformar al individuo y a la comunidad. Creía que mediante la observancia de la Torá se puede alcanzar un nivel superior de existencia espiritual y ética.

SUPERAR EL TEMOR AL ADOCTRINAMIENTO

Las familias judías liberales han tenido temor a todo tipo de indoctrinación por suponerla misionera y tendenciosa y llegaron a promover los cambios de programa escolar hasta lograr suprimir todo atisbo de enseñanza de las fuentes tradicionales.

Desean reemplazar “el paradigma del enfoque dogmático” con “el paradigma del enfoque científico”, pues entender la capacidad de equivocarse en el aprendizaje como algo positivo fomenta que la información con la que se trabaja está formada de información provisional y aproximada que deberá modificarse al procurar que se ajusten mejor a la realidad.

El adoctrinamiento como conjunto de medidas, prácticas educativas y de propaganda fue encaminado a inculcar valores o formas de pensar. Históricamente, el adoctrinamiento ha sido promovido tanto por las élites sociales dominantes como medio de control social no explícito ni necesariamente coactivo, pero sí influyente; como por grupos religiosos e ideológicos extremistas.

ALGUNAS RECOMENDACIONES COMUNES PARA COLEGIOS RELIGIOSOS Y LAICOS

En nuestro tiempo establecer en las escuelas judías no religiosas el paradigma del enfoque científico incluyendo las fuentes bíblicas y talmúdicas, las conductas tradicionales acompañadas con su fin ético, brindaría una ganancia fundamental a las actitudes y conductas de los alumnos al tiempo que reforzaría su identidad.

Paradójicamente usar también el prototipo de enfoque científico en las escuelas religiosas permitiría un cumplimiento de las normas tomando en cuenta la meta-halajá, las razones por las que las mitzvot fueron ordenadas que nos conducen siempre a una vida más plena, más honesta, más justa, más generosa, más humana.

En su libro The Narrow Halakhic Bridge (El estrecho puente halájico), el rabino Ronen Neuwirth21 identifica una categoría halájica llamada meta-halajá (p. 249 y siguientes) que explica (parafraseo) como principios que un posek (quien decide la interpretación final de la ley) puede aplicar que están fuera del marco halájico estándar y permiten tomar decisiones que pueden no ajustarse a la letra estricta de la ley, sino al espíritu o a los principios subyacentes del judaísmo.

Como ejemplo podemos tomar el principio meta-halájico de Darjei Shalom. Darjei Shalom significa los caminos o senderos de la paz, de las palabras derej, camino, y shalom, paz.

Se trata ante todo de una categoría jurídica arraigada en la Mishná Guitin 5:8, que enumera diversas halajot cuya razón de ser es mipne darje shalom, evitar las peleas y las disputas.

Dice el texto (en traducción libre): “Después de mencionar una serie de decretos instituidos por los Sabios en aras de la mejora del mundo, la guemará continúa: Estos son los asuntos que los Sabios instituyeron a causa de los caminos de la paz, es decir, para fomentar la paz y evitar la lucha y la controversia: En las lecturas públicas de la Torá, primero lee un cohen (sacerdote), después un levita y después un israelita. Los Sabios instituyeron este orden por motivos de paz, para que la gente no discutiera sobre quién era el miembro más distinguido de la comunidad. […] Los Sabios decretaron que el pozo más cercano al canal de irrigación que suministra agua a varios pozos o campos se llena primero por motivos de paz. Establecieron un orden fijo para la irrigación de los campos, para que la gente no se peleara por quién tenía prioridad. Los animales, pájaros o peces atrapados en trampas no son adquiridos por quien puso las trampas hasta que toma posesión de ellos. Sin embargo, si otra persona viene y los coge, se considera robo a causa de los caminos de la paz. Rabí Yosei dice: Se trata de un robo en toda regla. Del mismo modo, un objeto perdido encontrado por un sordomudo, un imbécil o un menor no es adquirido por él, ya que carece de la competencia legal para efectuar la adquisición. No obstante, arrebatarle un objeto de este tipo se considera robo por las vías de la paz. Rabí Yosei dice: Esto es un robo en toda regla. Si una persona pobre recoge aceitunas en la copa de un olivo y las aceitunas caen al suelo debajo del árbol, entonces tomar las aceitunas que están debajo se considera robo por motivos de paz. Rabí Yosei dice: Esto es un robo en toda regla. No se protesta contra los pobres gentiles que vienen a coger espigas, gavillas olvidadas y el producto de la esquina del campo, que se da a los pobres [peá], aunque estén destinados exclusivamente a los pobres judíos, por causa de los caminos de la paz.”

La Mishná nos obliga a permitir que los pobres no judíos recojan las espigas de nuestros campos junto con los pobres judíos, mipnei darjei shalom. El Talmud lo explica mejor: “Alimentamos a los pobres no judíos junto con los pobres judíos, visitamos a sus enfermos junto con los enfermos judíos… por los caminos de la paz”.

El rabino David Zvi Hoffman (1843-1921) argumentó que mipnei darjei shalom significa promover la paz en el mundo como un ideal positivo. Se apoya en Maimónides, que glosa este requisito con el versículo: “Sus caminos son caminos deleitosos, y todas sus veredas paz” (Proverbios 3:17).

¿Hay quién podría encontrar argumentos para evitar que se eduque a sus hijos en ese espíritu?

1) “Soy incapaz de escribir siquiera un pasaje corto sobre lo que significa ser judío para mí. Todo lo que pienso es que soy judío en el mismo sentido de que tengo dos piernas, brazos, ojos, etc. (…) Ni estoy orgulloso, ni avergonzado

2) El judaísmo es una fuente de confort y seguridad. (…) No tengo dudas de que me sentiría de la misma manera si hubiera sido criado como católico, protestante, musulmán, budista o hotentote.

Y la más trágica de todas:

3) El judaísmo es una enfermedad hereditaria. La contraes de tus padres y se la transmites a tus hijos. ¿Por qué es una enfermedad? Porque no pocas personas han muerto por ella.

Las tres respuestas angustiaron tanto a Sacks como a sus alumnos. Y debo decir que también a mí; cuando las leí por primera vez me impactaron sobremanera. En ninguna de las tres encontramos un sentido existencial para nuestro judaísmo. No hallamos un verdadero motivo para seguir siendo judíos; sino todo lo contrario. Si seguimos la filosofía de la tercera respuesta, promovemos una identidad que le promete una posible pena muerte a quien la tome. Observando dichas respuestas, el rav Sacks decidió que debía escribir un libro que responda a la pregunta sobre nuestra identidad y por qué es necesario transmitirla.

Antes de adentrarnos de forma breve en su respuesta debo decir que, a pesar de que pasaron más de 24 años desde que el rav Sacks escribió su texto, no deja de tener profunda relevancia. Constantemente escuchamos en charlas de la comunidad judía sobre cómo nos asimilamos y perdemos nuestra identidad. La comunidad judía en Argentina es una prueba ilustre de los daños de la asimilación, sobre todo en el mundo no observante. Asimismo, en ciertos sectores del mundo observante encontramos una identidad que educa con el “miedo a lo exterior”; y no con una postura que, a la vez que defiende la identidad judía, entienda que ser “luz para las naciones” implica ser parte del mundo; o, para utilizar las palabras del rav Sacks: “un judaísmo comprometido con el mundo<sup>5</sup>”, que rompa con la falsa dicotomía de asimilación o encierro.

En la última sección del libro anteriormente mencionado, luego de trazar un camino filosófico e histórico sobre los valores del judaísmo, Sacks se plantea por qué él es judío. Creo que sus respuestas son sumamente elaboradas pero sencillas de comprender. Y sobre todo, su importancia no ha hecho más que crecer a la luz de los terribles acontecimientos del 7 de octubre y la guerra que vive el Estado de Israel.

Sacks primero arranca de forma “negativa” sosteniendo aquello que no nos hace judíos:
No soy judío porque creo que el judaísmo contiene toda la historia humana. Los judíos no escribieron los sonetos de Shakespeare ni las cuartetas de Beethoven. No le dimos al mundo la serenidad de un jardín japonés ni la arquitectura de la Antigua Grecia. Amo esas cosas. Yo admiro las tradiciones que las trajeron<sup>6</sup>

No somos judíos por ser mejores que los demás. Entiendo que hay distintos enfoques de nuestra identidad en nuestros días. Existen quienes repudian la “cuestión religiosa” y sólo ven el judaísmo en elementos humanísticos, es decir desde una visión totalmente universalista, que no ve problemas en la ausencia de una familia judía. Del lado opuesto, existen lo que sostienen una visión de aislacionismo y particularismo, donde el judío debe estar completamente separado del mundo exterior (no judío). Ambos caminos son respetables<sup>7</sup>, pero no constituyen el “camino judío” que plantea Sacks y que personalmente sigo. No somos mejores personas que los no judíos pero tampoco somos idénticos a ellos. La Torá arranca con un llamado universalista, haber sido creados a imagen y semejanza de D¨s y luego con el llamado particularista de Abraham Avinu. Somos ambas realidades. Y así es como sigue el rav: “Aval Ze Shelanu<sup>8</sup>. No soy judío por el antisemitismo o para evitar darle a Hitler una victoria póstuma. Lo que me pasa no define quien soy: el nuestro es un pueblo de fe (faith), no de destino (fate)

Pensemos es un viaje clásico para los judíos de Argentina y de gran parte del mundo como es Marcha por la Vida. Tuve el privilegio de que mi Bobe<sup>9</sup> Mirla Z”L y mi Zeide<sup>10</sup> José Z”L ahorraran dinero para que tanto mi hermano como yo pudiéramos viajar. Creo que es una experiencia necesaria e inigualable. Sin embargo, viajar a Auschwitz o reflexionar en Treblinka no nos hace ser quienes somos. ¿Es parte de nosotros? Si, pero no es algo exclusivo. Como dijo alguna vez el rav Biniamin Lau, la verdadera venganza contra los nazis es que somos un pueblo vivo y existente, jai vekaiam; no por Hitler sino a pesar de su voluntad genocida. Y sabemos que, incluso en aquellos momentos, muchos dijeron “Hineni” -Aquí estoy-  como Abraham, Moshé, Shmuel y tantos otros héroes del pueblo de Israel que mantuvieron vivo su judaísmo.

¿Por qué ser judío entonces? Rav Sacks da su respuesta:
Soy judío porque, siendo un hijo de mi pueblo, he escuchado el llamado para agregar mi capítulo a su historia no finalizada(…) los sueños y las esperanzas de mis antepasados viven en mi, y yo soy el guardián de su confianza, ahora y por el futuro. Soy judío porque mis antepasados fueron los primeros en ver que el mundo está guiado por un sentido moral(…) soy judío porque soy un heredero moral de aquellos que se pararon en el Monte Sinaí y se comprometieron a vivir bajo esas verdades(…) soy judío porque nuestra nación, a pesar de que por tiempos sufrió la pobreza más profunda, nunca aabndonó su compromiso de ayudar al pobre o de rescatar a los judíos de otras tierras(…) soy judío porque aprecio la Torá, sabiendo que D¨s no es hallado en las fuerzas naturales sino en los sentidos morales(…) soy orgulloso de ser judío

Ni la superioridad ni el odio sino los valores. Somos judíos por toda la tradición moral de la que somos herederos y de la que podemos elegir, o no, ser transmisoresSomos educadores porque apreciamos nuestra identidad y, de cierta forma, entendemos que hay algo valioso en su transmisión. Más allá de nuestra orientación, sea más secular o más religiosa, coincidimos en que el judaísmo es algo que “vale la pena” no sólo de ser estudiado sino de ser vivido. Es cierto que en tiempos de relativismo moral, donde impera la lógica de lo instantáneo, la desresponsabilización, el rechazo al compromiso por “grandes causas<sup>11</sup>”,etc., decir todo esto puede sonar anticuado. Sin embargo, el judaísmo fue siempre una fuerza que desafiaba los cánones de la época y no debe ser la excepción en nuestro tiempo.

¿Cambió nuestra identidad a partir del 7 de octubre? Desde ya que vivimos bajo un nuevo tiempo, pero de ninguna manera podemos dejar que el miedo y la tristeza corrompan lo hermoso de ser judío. Desde ya que en nuestras clases y con nuestros grupos tenemos presentes a nuestros hermanos en Gaza, tanto a los secuestrados como a los soldados; y el recuerdo de los muertos será eterno en nosotros. Sin embargo, así como los soldados defienden nuestra identidad desde su rol, los educadores debemos entender nuestra función¿Es nuestra misión educar desde la angustia y el miedo? ¿Es menester señalar que lo único esencial y permanente es la judeofobia? Siguiendo al rav Sacks, me atrevo a sugerir que el camino es justamente el contrario.

En los distintos años en los que tengo la tarea de dar clase me toca muchas veces hablar de acontecimientos poco felices. Debo explicar sus causas y sus consecuencias. No pocas son las veces en las que debo entrar en detalles que describen la destrucción. Asimismo, soy un voraz lector de textos que tengan que ver con la Shoá. Empero, trato, desde mi humilde rol, de que mis alumnos no se lleven una imagen triste de su judaísmo. Todo lo contrario. Todo aquello lo vivimos y, sin embargo, aquí estamos. Ellos (así como nosotros) tenemos el libre albedrío de decidir si agregar nuestra letra en el libro de la vida del pueblo de Israel, no para no “deshonrar a los seis millones de muertos” o a cualquier otra víctima de nuestra historia ,sino para mantener nuestros valores. Somos un pueblo de resiliencia.

Para concluir, me remito a una famosa profecía del profeta Ezequiel (Yejezkel) en su capítulo 37. En ella el profeta observa un valle de huesos secos, que representan a la Congregación de Israel luego de la destrucción del Primer Templo. A medida que Yejezkel profetizaba, los huesos se iban uniendo y reconstituyendo en carne.  D ́s le pide al profeta que les hable a los huesos, que le responden: “אֹמְרִ֗ים יָבְשׁ֧וּ עַצְמוֹתֵ֛ינוּ וְאָבְדָ֥ה תִקְוָתֵ֖נוּ נִגְזַ֥רְנוּ לָֽנוּ” (“Nuestros huesos están secos, nuestra esperanza está perdida y estamos condenados”). D ́s, por medio de Yejezkel, le responde a los huesos: “הִנֵּה֩ אֲנִ֨י פֹתֵ֜חַ אֶת־קִבְרֽוֹתֵיכֶ֗ם וְהַעֲלֵיתִ֥י אֶתְכֶ֛ם מִקִּבְרוֹתֵיכֶ֖ם עַמִּ֑י וְהֵבֵאתִ֥י אֶתְכֶ֖ם אֶל־אַדְמַ֥ת יִשְׂרָאֵֽל” (He aquí que voy a abrir vuestras sepulturas, y os haré subir de vuestras sepulturas, oh pueblo Mío, y os traeré a la Tierra de Israel”). Muchas veces fuimos huesos rotos. El 7 de octubre quebraron nuestra alma. Y, sin embargo, Mir Zainen Do<sup>12</sup>. Hineni, aquí estamos. Esa experiencia no nos definió ni nos estancó. Como dice Shlomo Artzi en una famosa canción: “Imaginen la vida, moviéndose hacia atrás y hacia adelante. Lo que falta se vuelve a llenar, lo que había de repente ya no está<sup>13</sup>

Nuestro rol como educadores no cambió luego del 7 de octubre, pues la base identitaria permanece: seguimos siendo luces que alumbran; faros de continuidad. Somos parte de un camino que dice: לֹא אָבְדָה תִּקְוָתֵנוּ – No está perdida nuestra esperanza<sup>14</sup>. Tenemos una responsabilidad enorme, con muchos desafíos y dilemas, pero con un objetivo en claro. Más allá de nuestras diferencias religiosas, políticas y culturales, todos somos parte de un proceso maravilloso de educación. No dejemos que nuestra identidad sea definida por un otro que nos odia ni que sea una reliquia de museo, sino lo que es y fue siempre: una identidad que elige la vida. 

  1.  Más allá de la letra de la ley.
  2.  Moshé ben Najmán, más conocido como Najmánides, fue un rabino y filósofo del judaísmo de la Corona de Aragón en la Edad Media. Destacó como filósofo, teólogo, talmudista y cabalista.
  3. La palabra halajá deriva de la raíz hebrea halaj – “caminar” o “ir”. Tomada literalmente se traduce como “el camino a seguir”, más que como “ley”. La palabra halajá se refiere al corpus de textos legales rabínicos o al sistema general de la ley religiosa.
  4.  En Baba Metzia 30b.
  5. Baba Metzia 108a.
  6. El derecho de tanteo es un derecho real de adquisición preferente que otorga a una persona la capacidad de adquirir un bien antes que terceros, al mismo precio que pudiera hacerlo un tercero interesado en comprarlo. Este derecho se aplica tanto a bienes muebles como inmuebles.
  7.  Rabenu Vidal de Tolouse fue un rabino y erudito español de finales del siglo XIV, al que a menudo se hace referencia con el sobrenombre de Harav Hamaguid, o el Maguid Mishne, llamado así por su obra magna de ese nombre.
  8.  Devarim 6:18.
  9. A priori. “Lejatjila” significa “desde el principio”, lo que da a entender que antes de realizar la acción ‘x’ la halajá era que estaba prohibida. Sin embargo, si uno no estaba familiarizado con esa halajá e hizo la acción ‘x’ sin saber que había un problema, entonces “bedieved” (“después del hecho”) la halajá podría ser diferente, lo que significa que las consecuencias de lo que se hizo cambiarían.
  10. Shlomo Yitzjaki  (c. 1040-1105), comúnmente conocido por el acrónimo Rashí, fue un rabino francés autor de comentarios sobre el Talmud y la Biblia hebrea. Nacido en Troyes, estudió Torá en Worms con el rabino Yaakov ben Yakar y el rabino Isaac ben Eliezer Halevi, ambos alumnos del famoso erudito Gershom ben Juda. A su regreso a Troyes, Rashí se unió al bet din, comenzó a responder preguntas halájicas y más tarde fue jefe del bet din tras la muerte de Zeraj ben Abraham. En general, se considera a Rashí uno de los principales exégetas bíblicos de la Edad Media
  11. Devarim 13:5 y 28:9; véase Sotá 14a.
  12.  Hiljot Yesodei Hatorá 5:11.
  13. El distinguido erudito de la Torá rabino Samuel Belkin  (1911-1976) fue el segundo presidente de Yeshiva University. Estudió en las yeshivot de Slonim y Mir. Fue ordenado rabino a los diecisiete años por el afamado Israel Meir Kagan, el Jafetz Jaim.
  14. Del gran rabino de Tierra Santa, Abraham Isaac Kuk.
  15. Ezequiel 44:23.
  16. Devarim-Deuteronomio 33:10.
  17.  Las bendiciones que hacemos antes y después de estudiar o cuando subimos a la lectura de la Torá.
  18. Gestalt es una palabra alemana que significa figura, forma o configuración. Puede referirse a algo que es más que la suma de sus partes.
  19. Miqueas 6:8.
  20. Yosef Ber Soloveitchik, llamado también Yosef Dov Halevi Soloveychik (1903-1993) fue un importante rabino ortodoxo estadounidense, talmudista y filósofo judío moderno. Descendiente de la dinastía rabínica judía lituana Soloveitchik.
  21.  Ronen Neuwirth fue una figura destacada en el movimiento religioso-sionista en Israel. Fundó la organización Beit Hilel en 2012, con el objetivo de conectar a líderes religiosos moderados con la sociedad israelí en general. Además, fue el rabino de la Congregación Ohel Ari en Raanana y autor del libro “The Narrow Halakhic Bridge: A Vision of Jewish Law in the Post-Modern Age”.

Fuente: Revista Milta

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