Radio JAI

La Radio Judía de Latinoamérica

DONAR

Erev Rosh Hashaná

Comunicarme con la audiencia de Radio Jai en vísperas, Erev Rosh Hashaná, es para mí, este año, más que una señal, un signo en el sentido semiótico básico: el hecho nos ‘dice’ algo. Mi interlocutor ha sido casi siempre Daniel Saltzman, lo cual ha sido un privilegio: lo que uno tenga para decir depende mucho de lo que otro quiera escuchar o esté dispuesto a conversar. Esta columna a la que me invitó Miguel Steuermann hace ya varios años es un diálogo entre pares, gentes que queremos hacer del judaísmo una experiencia relevante y significativa.

Nunca es sencillo para un judío en la diáspora abstenerse del entorno y entrar en modo festividad. Este año mucho menos. Si el año pasado y anteriores las redes sociales nos inundaban de saludos y deseos de salud, prosperidad, y paz, este año, digamos lo que digamos, todos sabemos que es muy difícil encontrar la forma de conjugar los deseos tradicionales con la coyuntura que nos toca vivir. Será todo un desafío para rabinos y congregantes en todas las sinagogas del mundo, de la corriente que sean.

Tomemos por ejemplo el día de ayer en mi vida personal y en mi vida ‘nacional’. Hace dos semanas citaba a John Lennon en su canción ‘A Day in the Life’ en relación al contraste entre el triunfalismo y el duelo. Ayer de tarde, mientras contaba las horas para el recital de Paul McCartney en Montevideo, fuimos testigos del ataque iraní sobre Israel. Esta vez fue en serio. Incluso en ese estado de ánimo no había forma de eludir el compromiso artístico: una, porque uno compró entradas hace seis meses; y dos, porque también McCartney tiene vencimiento.

Así como nunca pensé que tendría el privilegio de ver en vivo a un Beatle dos veces en mi vida, nunca pensé que sería testigo de un momento como este en la historia de mi pueblo, el pueblo judío.

Como escribió el famoso Pinchegorro en la red social X, el rabino Eli Levy: ‘sentimos en carne propia lo que habíamos escuchado o leído de nuestros ancestros’. La desazón y la tristeza que me invadió toda la tarde no era el estado de ánimo adecuado para abordar un concierto de rock; pero la magia beatle hizo lo suyo, ya casi sobre el final del concierto. Me traje un poco de magia conmigo.

Pensemos en al año que cerramos hoy, 5784: empezó con #Oct7 y termina con un ataque balístico sobre el centro demográfico y neurálgico de Israel. La ‘añada buena’ que nos desean los judíos sefaradíes nunca fue tan literal ni tan necesaria. Como dijo el Rabino Dolinsky en la NCI de Montevideo, con que sea bueno, usando un término de Pesaj, ‘daieinu’, nos alcanza. Todos sabemos que esto no terminará con el año; nos resta esperar, en el sentido no de espera sino de esperanza, que cuando finalice 5785 estemos en una mejor intersección de tiempo y espacio. Nos habíamos acostumbrado a ese estado por unas cuantas décadas, a pesar de que nunca fue fácil. Siempre hubo de fondo una noción de progreso mesiánico; en lo personal, hoy me cuesta identificarla.

No es tiempo de análisis ni de opinión. Es tiempo de sentimientos, cuanto más intensos, mejor. Si algo podemos rescatar del año que cierra es sabernos más judíos que cuando abrió. Muchos de aquellos que fueron inscriptos en el libro de la vida los pasados iamim noraim perdieron sus vidas en Simjat Torá y otros defendiendo al pueblo y su Estado. Un judío perdido son demasiados judíos.

Por eso insisto con que este año no se trata sólo de buenos deseos sino de firmes compromisos. Las fórmulas tradicionales nos dan pertenencia, pero los tiempos demandan que estemos un paso adelante, que pensemos en el judaísmo por venir, en rescatar de nuestras fuentes los preceptos y valores relevantes para estos tiempos.

Que sea un año bueno, dulce, de compromiso, creatividad, y nobles propósitos.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

Ayuda a RadioJAI AHORA!
HAZ CLIC AQUÍ PARA HACER UNA DONACIÓN