El gran error de la izquierda global con su acercamiento al islamismo y su condena a Israel
No cabe duda de que el ataque de Hamás del 7 de octubre de hace un año amenaza con desencadenar una crisis regional. Los misiles de Irán que llovieron sobre Israel este 1 de octubre, y que muy probablemente tendrán su respuesta en un ataque israelí de alto nivel sobre Irán, son prueba fehaciente de que este conflicto local que se inició con el ataque asesino de Hamás puede desembocar en un conflicto regional, e inclusive global. De la mano de este conflicto que pone al «eje de la resistencia» –liderada por Irán y sus ‘proxies’ y apoyada desde fuera por Rusia y China– en choque directo con Israel, Estados Unidos y los moderados países suníes, incluyendo a Arabia Saudí, se le agrega un choque ideológico y cultural. Este choque ideológico que se entrecruza en ciertos puntos con el conflicto entre las coaliciones mencionadas es un choque ideológico que se da solo dentro del mundo occidental, y a nuestro entender va a definir el sentido de Occidente para las próximas décadas.
En el mismo momento que Yahya Sinwar concibió el 7 de octubre, entendió precisamente el momento al cual estamos llegando. Sabía perfectamente las debilidades de la sociedad israelí con respecto a los rehenes, sabía perfectamente cuál iba a ser la reacción israelí, la tensión que se iba a crear en las sociedades occidentales con Israel. Sabía que Israel se transformaría en un paria inclusive para sus socios, y que desataría una guerra regional en la que las fuerzas conjuntas de Hezbollah, Irán y los hutíes derroten a Israel o lo dejen tan golpeado que el proceso de descomposición de Israel se vislumbre.
El plan concebido por Sinwar funcionó casi a la perfección hasta estas dos últimas semanas. Ha logrado lo que pretendía, que es llevar a la región al borde de una guerra regional. Pero quizás lo que no esperaba era que el ejército desmoralizado de Israel después del 7 de octubre, y la sociedad israelí tremendamente dividida y regida por un primer ministro desprestigiado de pronto recupere la iniciativa en todos los frentes. Lejos de aceptar el cese de fuego y la continuación de la «guerra de desgaste» propuesta por Irán, Israel levanta la apuesta, y le hace entender a Irán y a sus socios que el precio que tendrán que pagar es mas alto del que esperaban. Lo que se vislumbra hoy por hoy es un Hamás desperdigado y casi destruido. Aunque la palabra «casi» no equivale a totalmente destruido, ya que sigue funcionando como guerrilla y aún tiene la gran ventaja estratégica de poseer a los rehenes, Israel se ha mostrado firme al no aceptar las condiciones de rendición propuestas por Hamás a pesar del tremendo y desgarrador dolor por los rehenes.
Al mismo tiempo, Israel ha tomado la iniciativa en el Líbano haciendo uso de su tecnología avanzada poniendo a Hezbollah, el «proxi» más importante de Irán, contra las cuerdas. Nuevamente esto no equivale a que Hezbollah esté cerca de rendirse. Pero la necesidad urgente que tuvo Irán de hacer esta pseudo demostración de fuerza el pasado 1 de octubre demuestra fehacientemente que debía demostrar a sus «proxies» que está dispuesto a involucrarse por ellos cuando estos ya lo ponían en duda.
Y aquí, Irán realmente tomó sus riesgos porque bien sabe que sus defensas son muy endebles ante una represalia israelí que vendrá. Mas aún, lo que entiende Irán y muy probablemente ya lo entienda Sinwar es que a pesar del enojo y desprecio que siente Biden por Netanyahu y a pesar de las constantes declaraciones de Arabia Saudí a favor del cese al fuego y a favor de la creación de un Estado palestino, nada de ello afecta el resultado que viene en el futuro.
La coalición americana-israelí tarde o temprano actuará junta en contra de Irán, y ni China ni Rusia saldrán en su ayuda. Arabia Saudí acabará normalizando su relación con Israel, y no habrá Estado palestino. Desde sus lúgubres túneles, rodeado de rehenes maltrechos y casi muertos, Sinwar verá su proyecto derrumbarse. La guerra de desgaste prometida por Irán se prolongará por un tiempo, y terminará con un Irán mas debilitado y con Hizbulá rindiendo cuentas a su propia gente por el desastre al que los han llevado.
En ese momento no tan lejano, veremos más que nunca las imágenes surrealistas del 7 de octubre. Manifestaciones furiosas en Occidente que se darán hoy día frente a manifestaciones de alegría que ya se ven en sectores de Líbano, del mundo árabe y de Irán mismo, especialmente por parte de sus mujeres rebeldes, que no quieren ni ver a los «tiranos de la resistencia». Qué decepción para los idiotas útiles del Occidente. Se les acaba el mundo. Israel no está derrotado como creían, y llorarán en las calles de París, Madrid, llorarán en la Universidad de Columbia, y gritarán por la violación de los derechos humanos de los palestinos, lo cual sugiere algunas preguntas pertinentes. ¿Es que realmente los derechos humanos son la preocupación de esta movilización occidental? Una observación más detenida ve lo que es obvio. Más que una protesta por la defensa de los derechos humanos universales, lo que más les preocupa es el supuesto agresor: Israel. No hay movilizaciones ni histeria colectiva por los miles de niños muertos en Ucrania, Sudán o Siria. Poco interés hay en los campos de concentración para los uigures en China y ni grandes movilizaciones de la «comunidad de género» por las mujeres asediadas en Irán, y menos aun por las mujeres violadas el 7 de octubre.
Fuente: La Razón
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Los terroristas de Hamás publicaban este video en el que mostraban que tenían a niños y bebés judíos entre sus rehenes.
Niños que vieron cómo los terroristas mataban a sus padres…#Inhumano #terrorismo pic.twitter.com/1dUgqMWFR7
— Radio Jai (@fmjai) October 8, 2024
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