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En la columna de hoy, vamos abordar las próximas elecciones presidenciales en los EE.UU., que se celebrarán, el martes 5 de noviembre, expondré su sistema electoral, muy diferente no sólo al nuestro, sino a la mayoría de las democracias con régimen presidencialista, y por supuesto, cual es la visión de los dos candidatos en relación a cuestiones globales.

Comenzando por explicar el sistema electoral estadounidense, diré que se puede dar, que un candidato haya logrado ganar con el voto popular, pero puede perder en el Colegio Electoral, es decir, que estamos ante un sistema de elección indirecta, quien decide quién será el presidente, según el voto de los 538 electores que constituyen el Colegio, y el candidato que obtenga 270 es el vencedor. Esta circunstancia, se ha dado en seis oportunidades en la historia de los EE.UU., en 1824 con John Quincy Adams, que obtuvo el 40% menos de votos populares, en 1876 con Rutherford Hayes, por resolución de la Corte Suprema de Justicia, por el empate de sufragios y electores, en 1888 con Benjamín Harrison, que tuvo 90 mil votos menos, en el 2000 con George W. Bush, con medio millón de votos menos, y el más reciente, en 2016 con Donald Trump, que obtuvo 3 millones de sufragios menos que Hilary Clinton.

Ahora bien, el número de electores por cada Estado, surge de la población que tiene cada uno de ellos, es así, que California tiene el mayor número de electores, 54, y es tradicionalmente Demócrata, mientras que Texas, históricamente Republicano, tiene 40 electores, y los Estados con menos electores son, Delaware, Wyoming, y las dos Dakota, sin embargo, cabe señalar una excepción al sistema, hay dos Estados donde el voto popular determina el ganador de la contienda electoral, son Nebraska y Maine, el resto de los Estados, quién obtenga la mayor cantidad de votos, aún si es por un voto, se lleva el número total de electores que le corresponde a cada Estado.

Explicado el sistema, pasamos a señalar las tendencias tradicionales, es por eso, que hay Estados que históricamente son Demócratas o Azules o bien Republicanos o Rojos, pero existen siete, que son llamados “Feed States” o “Estados Péndulares”, donde no se da con una certeza sobre el resultado, es decir, en una elección puede dar el triunfo a los Demócratas y en la siguiente o la anterior, los vencedores fueron los Republicanos, y esta es la razón, por lo que en éstos, se disputa el destino de la elección presidencial, y entre estos siete Estados, suman 93 electores del Colegio Electoral, y por lo tanto, pueden inclinar la balanza, o bien para los tradicionalmente 229 electores Demócratas, o bien hacia los 216 electores Republicanos.

Los siete Estados pendulares son, Nevada, Arizona, Georgia, Carolina del Norte, Wisconsin, Michigan y Pennsylvania, de éstos, el último es el más importante, por que aporta 19 electores al Colegio Electoral, luego le siguen, Georgia y Carolina del Norte con 16 electores, Michigan con 15, pero hay que señalar, que Nevada y Arizona, con 6 y 11 electores respectivamente, tienen el caudal más alto de voto latino o hispano, y este voto fue tradicionalmente Demócrata, pero se ha apreciado un cambio, en particular en los condados de la región fronteriza con Méjico, donde las problemáticas más relevantes son, la Migración Ilegal y el Contrabando de Armas y Drogas, que tienen gran impacto en las sociedades de estas y otras poblaciones a lo largo de la frontera binacional, desde California a Texas, y que en las últimas elecciones, se comprueba una caída significativa del voto Demócrata y el ascenso del Republicano.

Por otro lado, si bien el voto no es obligatorio, las elecciones histórica y constitucionalmente, se celebran el primer Martes de Noviembre, que este año es el día 5 de dicho mes, y a diferencia de las elecciones que celebramos nosotros y la gran mayoría de países, no es feriado, sino un día laboral como cualquier otro, y esto ha dado lugar al “Voto Anticipado”, este sistema habilita al votante a realizarlo a través de dos formas, o bien por el correo, o bien concurriendo a los locales habilitados de cada partido, el objetivo de esta modalidad de sufragar, es aliviar la concurrencia el día de la elección, y hasta el momento, ya han votado algo más de 17 millones. Teniendo en cuenta las realidades de nuestras sociedades, una pregunta es, ¿qué tan seguro es este sistema?, en líneas generales e históricamente es considerado seguro, en particular por los eficaces y eficientes controles, por lo cual está vigente, y por ejemplo, fue muy útil en las elecciones de 2020, durante la pandemia del Covid 19, donde el 70% de los votantes lo utilizó.

Una particularidad de este sistema de voto anticipado, es que se puede apreciar del conteo del mismo, la tendencia a favor de uno u otro candidato, y en estas elecciones, tanto Harris como Trump, animan a sus seguidores a utilizarlo, algo que sin embargo, en los anteriores comicios no era del agrado del ex presidente.

Sin embargo, sería demasiado apresurado vaticinar el triunfo de Trump o de Harris, llevándonos por los votos anticipados, pero si hacemos un relevamiento en tres de los sietes Estados pendulares o Feed States, veremos que, en el caso de Pennsylvania, con más de 1.125.000 votantes, un 60% Harris, un 30% Trump, y 10% independientes o no afiliados a ninguno de ambos partidos, y en caso que la diferencia porcentual a favor Kamala, ascendiera al 40%, sería casi imposible para Trump, revertir a su favor esa diferencia el día 5 de noviembre, aunque también habrá que esperar, lo que se de con los independientes; en el caso de Carolina del Norte, con 1.6 millones de votantes, se está dando prácticamente un empate, Harris un 34,5%, Trump un 34% , pero el porcentual de independientes es de 31,5%, y dentro de este grupo, según las encuestas, también hay paridad, lo que pronostica que la elección en este Estado se definirá por una escasa diferencia de votos, y el tercer Estado es Nevada, donde Harris alcanza un 35%, Trump la supera con 45% y los independientes son el 20%, dentro de los que se da una paridad igual que el caso anterior.

Lo que se puede señalar de este sistema de Voto Anticipado, que en el grupo de los Independientes o No Afiliados a ninguno de los dos partidos, tanto Kamala Harris como Donald Trump, parece que van captando votantes de manera muy pareja, y que Demócratas y Republicanos están utilizando el Voto Anticipado, lo que ratifica un final “cabeza a cabeza”, aunque por ejemplo, según el Financial Times, Donald Trump está superando a Kamala Harris, de acuerdo a una encuesta llevada a cabo por la prestigiosa consultora Ross de FT. Michingan, en función de la propuesta económica presentada por el candidato republicano, y no es un dato menor, pues según Bloomberg, esta próxima contienda electoral, se da en un año de los mejores en lo que va del Siglo, donde el Mercado ha tenido una rentabilidad de aproximadamente el 22%, sólo superado por la del año 1936 con el 23.9%, y no olvidemos, que el año aún no ha finalizado y podría mejorar, y en el caso de ganar Trump con su programa económico, podría afectar negativa y seriamente a la U.E. y por ende al Euro, porque si también analizamos que los BRICS, en su última reunión de la semana pasada , celebrada en Rusia, han determinado constituir un Modelo alternativo, no sólo al Dólar como moneda, sino también en el sistema de tarjetas de crédito, en el sistema Swift, que es fundamental en el sistema de pagos mundial, pues es una red utilizada por los bancos para comunicar y registrar de manera segura la transferencia de fondos, y que según los BRICS pueden reemplazarlo, más allá que los EE.UU., que ha basado su economía en relación a los lineamientos del Acuerdo de Bretton Wood, y según lo declarado por la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, el status del Dólar, como divisa internacional, es confiable y con respaldo. En este escenario, Goldman & Sachs en un Informe indica que el Euro sufriría una caída del 10% en relación al Dólar en caso de ganar Donald Trump, algo que se está dando, pues en septiembre pasado, 1€=1.11U$D, y el fin de semana pasó a 1€=1,08U$S, pudiendo caer para fin de año a 0,98€=1U$S, y si a esto, sumamos la crisis que vive Alemania, el motor de la U.E., más la continuación de la Guerra en Ucrania y a la visión crítica de Trump sobre la OTAN, colocan al bloque europeo, en una delicada situación si gana el candidato republicano, sin olvidar un horizonte inflacionario derivado de las consecuencias del conflicto en Medio Oriente, lo que demuestra cómo influye el resultado de las próximas elecciones estadounidense a nivel global.

Y hablando de los comicios en EE.UU. y el escenario global, en el caso de Medio Oriente, tanto Demócratas como Republicanos, reconocen a Israel como un aliado estratégico en aquella región, y esa alianza es considerada una cuestión de Estado, sin embargo, hay significativas diferencias, en cómo es o debe ser esa relación estratégica, por el lado Demócrata, exige ciertos condicionamientos en el accionar de Israel, que se han agudizado con la Guerra en Gaza, en particular, por la presión del sector más progresista, la izquierda demócrata, que no entiende ni acepta, las consecuencias irremediables de un conflicto asimétrico, donde los daños colaterales y víctimas civiles son inevitables, y en este sentido, Kamala Harris es una alumna de Barak Obama, principal responsable de la disminución de la influencia y presencia estadounidense en Medio Oriente, pero además Harris, parece no tener una visión geopolítica amplia, prueba de ello es, su poco eficaz desempeño en manejar la Cuestión Migratoria, de la que estaba a cargo, sin olvidar su ferviente militancia progresista y su apoyo a la Agenda 2030.

Por el contrario, los Republicanos consideran incondicional el apoyo de EE.UU. a Israel, y en particular, Donald Trump considera que el conflicto asimétrico, tanto en Gaza como en el Líbano, debe concluir con el triunfo de israelí, una visión que se reafirma en cuanto al enfrentamiento Israel-Irán, pues para el candidato republicano, involucra a dos actores estatales que se valen de sus capacidades militares, políticas y diplomáticas.

Ahora analicemos el escenario Indo-Pacífico, donde sin duda la Cuestión Taiwán, es lo que tensionan las relaciones internacionales entre Washington y Beijing en el campo geopolítico, y donde los factores negativos ha ido en aumento, tanto en cuestiones bilaterales como globales, más allá de la crisis taiwanesa, como ser, el status del Mar de China Meridional, el apoyo de Xi Jinping a Vladimir Putin, la cuestión de los DD.HH., en el campo del desarrollo de la IA, y en el comercio internacional. En ese cuadro de situación, Donald Trump, respecto a la Cuestión Taiwán, donde Washington ha venido manteniendo lo que se denomina una, “ambigüedad estratégica”, el candidato republicano, no sólo no es categórico en cuanto a una intervención militar estadounidense, en caso de un ataque chino, por el contrario, en declaraciones realizadas en agosto ppdo., dijo que el gobierno de Taipei debería pagar por su defensa, una visión mercantilista de su política exterior, y refleja un ligero cambio de la visión de disuasión a un enfoque transaccional, pero más allá de su comentario, lo llamativo es que la Cuestión Taiwán, prácticamente no figura en su programa.

Por su parte, Kamala Harris tiene una posición diferente, y ha realizado fuertes críticas al comportamiento agresivo de China y a sus demostraciones de fuerza en el Estrecho de Taiwán, y también ha manifestado, que Taiwán es una democracia valiosa para el orden global, además no olvidemos, que la candidata demócrata, ha tenido un rol importante en la configuración de la estrategia de la Casa Blanca respecto a la Cuenca Indo-Pacífico, que tiene como objetivos, reforzar las alianzas con la ASEAN –Alianza de Naciones del Sudeste Asiático-, Japón y Corea del Sur, pero también Harris es partidaria de mantener comunicaciones abiertas con China, para gestionar positivamente las crisis en aquella región, pero se opone a cambios unilaterales del status de Taiwán y ratificando su defensa, mientras que en otras cuestiones como ser, en el Cambio Climático, en Comercio Internacional y Corea del Norte, donde las relaciones EE.UU.-China, son complejas y complicadas, es partidaria de privilegiar la cooperación mutua.

Por último, Latinoamérica con sus problemas de desigualdades económicas y sociales, con sus problemas de corrupción y de seguridad, y con su importancia en el Cambio Climático, y que se interrelaciona con EE.UU. a través del comercio, y de los efectos de la inmigración ilegal, en este contexto, Trump y Harris, tienen miradas y posiciones diferentes, por el lado del candidato republicano, en lo comercial es proteccionista, impondrá o subirá las tarifas a las importaciones, en relación a impulsar la producción interna para satisfacer al mercado estadounidense, y adoptará una posición más dura en el marco del T-MEC, el nuevo tratado de libre comercio con Méjico y Canadá, vigente desde el 2018, que a diferencia del TLCAN, busca reducir el déficit de la Balanza Comercial de EE.UU., en particular en relación a Méjico.

En cuanto a la Seguridad, Trump impulsará medidas más duras contra la inmigración ilegal, incluso podría dejar sin efecto proceso de legalización iniciados y hasta contempla deportaciones masivas, en lo que hace al Narcotráfico, prioriza el rol de las FF.SS. y Policiales por sobre cualquier otra medida, y presionará al gobierno mejicano de Claudia Sheinbaum, en cuanto a la corrupción y al combate y flujo de drogas, en particular, el Fentanilo, por otro lado, instrumentará una política de cooperación internacional en la lucha contra el Terrorismo, en especial, el de perfil Islamista Radical.

Asimismo, un triunfo de Trump en el campo político, con su postura autoritaria, no sólo implica un riesgo para la estabilidad democrática de los EE.UU., sino también para Latinoamérica, y en cuanto al Cambio Climático, es un negacionista, por lo que no esperemos medidas al respecto, y cualquier tipo de Acuerdo será bilateral, pues no es partidario del multilateralismo.

En cuanto a Kamala Harris, en materia de Comercio, sus políticas estarán en línea a la protección económica y social, con pocas diferencias a las de Biden, lo que también se dará en materia de políticas inmigratorias, sin cambios sustanciales y por el contrario, ampliará el proceso de legalización de los “Dreamers”. En el campo de Seguridad, el Narcotráfico y el rol del gobierno mejicano para el control y combate del mismo, adoptará una política similar a la aplicada por Barak Obama, enfocada en la legalización y regulación del mercado de drogas, lejos de medidas duras, coercitivas o de militarización, y respecto al Terrorismo, le dará prioridad al ámbito interno y al escenario europeo, más que al latinoamericano. Por su parte, en cuanto a la estabilidad democrática en nuestra región, seguirá las políticas de Obama, quién no tuvo problemas en levantar sanciones a Cuba, o las de Biden respecto a Venezuela, priorizando el interés estadounidense por el petróleo venezolano, en relación a los conflictos en Europa y Medio Oriente, y en cuanto al Cambio Climático, tal como lo señalé, Harris es una ferviente defensora de la Agenda 2030 y de la corriente Progresista, lo que también incluye a Latinoamérica.

Finalizando la columna de hoy, mis conclusiones son las siguientes: 1) el escenario de las elecciones presidenciales en los EE.UU., está muy parejo entre ambos candidatos, y será decisivo el resultado en los Feed States o Estados Pendulares, para que Trump o Harris, logren los 270 electores en el Colegio Electoral, necesarios para consagrarse presidente; 2) no cabe ninguna duda, que el resultado de las elecciones estadounidenses, influyen significativamente a nivel global, sea en el campo de la geopolítica o de la geoeconomía, y que en el presente escenario internacional, con crisis y conflictos activos, adquieren una mayor importancia; 3) las visiones, posturas y programas de los candidatos, son disimiles, y por lo tanto, las consecuencias dentro y fuera de los EE.UU., también lo serán, al igual que las relaciones que se entablaran con otros grandes actores internacionales, como ser la U.E., China y Rusia, y que delinearan el próximo Orden Mundial y 4) respecto a Latinoamérica, no ha sido ni es la prioridad para los EE.UU., salvo que algún o algunos actores de la región, o la influencia de China y Rusia en la misma, afecten significativamente los propios intereses estadounidenses, y en esos términos, tanto Donald Trump como Kamala Harris implementarán sus respectivas políticas, por eso me parece acertado recordar, ese axioma de la Escuela Realista de las RR.II., expresado a mediados del Siglo XIX, por el 1er Ministro británico Lord Palmerston, y que luego modificó Henry Kissinger, “Para los EE.UU., no hay amigos ni enemigos permanentes, sólo interese permanentes.”.-

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