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Noaj y los 7 Mandamientos

Radio Jai-Siete mitzvot de Noaj

Por el Rabino Yosef Bitton

LA GENERACIÓN DEL DILUVIO

Cuando Dios creó al hombre, le concedió la Neshamá, es decir, su alma, su inteligencia, su capacidad de pensar y de elegir. Estas facultades fueron definidas por el texto bíblico como “la imagen y semejanza de Dios”. El hombre, efectivamente, no fue creado como parte de la naturaleza, sino como un ser sobrenatural, esto es: con la posibilidad de elegir entre hacer el bien o el mal; seguir los dictámenes del Creador o dejarse llevar por los insaciables deseos de su terrenalidad.

Diez generaciones después de ser creado, el hombre, colectivamente, eligió el camino del mal. En esa generación la corrupción y la violencia se normalizaron. Los más poderosos, los lideres que deberían usar su capacidad y poder para dirigir, organizar e inspirar a las masas, usaban el liderazgo para el propio beneficio y para abusar de los más débiles. La ley que imperaba era la ley de la selva: la supervivencia del más fuerte, donde el mas grade se comía al mas chico. La corrupción es contagiosa y la sociedad humana se degradó, sacrificó su imagen divina y el hombre se transformó en un depredador inteligente que solo buscaba satisfacer sus instintos animales. A esta generación se la conoce como Dor haMabbul, la generación que mereció ser borrada de la faz de la tierra con el Diluvio.

Un hombre llamado Noaj (Noé) resultó ser la excepción a la regla. En relación con el resto del mundo (o, a pesar de la corrupción generalizada, según otra opinión), Noaj se comportaba con integridad y actuaba consciente de la existencia de Dios, algo que ya había pasado de moda para el resto de los hombres.

Dios salva a Noaj y le da una segunda oportunidad a la humanidad. Noaj construye el arca, y él, su esposa, sus tres hijos con sus esposas —un total de 8 personas— acompañados por los animales, sobreviven el devastador Diluvio.

LA PRIMERA LEY

Al descender del arca, Dios bendice a Noaj, le insta a reproducirse y repoblar la tierra, y le presenta un código de leyes básicas para educar al hombre y prevenir su decline moral. La primera ley tiene que ver con los animales. Dios le permite a Noaj y a sus hijos matar a los animales y comer su carne (Génesis 9:3), lo cual hasta ese entonces no estaba permitido, ya que Dios le indicó a los primeros humanos, Adam y Eva, que solo consumirían plantas: semillas, vegetales y frutas. El Creador le permite ahora a Noaj y a sus descendientes disponer de la vida de los animales. Esta ley refleja la nueva categoría de ser que eligió el hombre: de haber sido el protector del reino animal, ahora sería el depredador que está en la cima de la cadena de alimentación. Sin embargo, o por esta razón, el Creador le impone una sola limitación para que de alguna manara preserve o recuerde su humanidad en esta área : no puede mutilar a un animal vivo y consumir su carne, como hacen los depredadores carnívoros cuando se comen a su presas vivas. Antes de consumir su carne, el animal debe ser sacrificado. A esta ley se la conoce en hebreo como eber min hajay.

LA SEGUNDA LEY

La segunda ley que Dios le ordena a Noaj también tiene que ver con el acto de matar, pero no a un animal sino a otro ser humano. Esta ley está formulada de una forma diferente al “No matarás” de los Diez Mandamientos y dice así: : “Si un hombre derrama la sangre de otro hombre… su sangre será derramada, porque el ser humano ha sido creado a imagen de Dios” (Génesis 9:6). Esta ley pretende establece la pena capital por el crimen de homicidio. Y esta formulada, en primer lugar, para evitar la impunidad que trajo como consecuencia el estado de corrupción generalizada de la generación anterior. Aquí no sera Dinos sino el mismo hombre quien se encargará de castigar el abuso y de establecer que, más allá de posiciones o posesiones, todo ser humano merece ser tratado con respeto por haber sido creado a imagen y semejanza de Dios.

EL PACTO ENTRE DIOS Y NOAJ

En cierta manara Dios le Telga ala hombre la responsabilidad de aplicar un castigo a quienes lo merezcan y es por eso que una de las siete leyes de Noaj —aunque no esta escrita de forma explícita—es la que indica la obligación de establecer tribunales de justicia que apliquen la ley y castiguen a los crimínales. Dios por su lado se compromete a no traer otro diluvio o cataclismo universal que destruya a la humanidad. El arco iris será el recordatorio de que la lluvia, eventualmente, se detendrá y Dios no borrará a la humanidad de la faz de la tierra.

Estas tres leyes básicas son el principio de lo que se conoce como las Siete Leyes de Noaj: 1. No asesinar. 2. No comer carne de un animal mutilado en vida. 3. La prohibición de la idolatría,  4, de la blasfemia, 5, del robo y 6, del incesto. 7. La obligación de establecer tribunales de justicia que no deben permitir la impunidad.

 

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