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Reordenando el puzzle

En septiembre del 2014, es decir, un poco más de 10 años, en la reunión mensual de la Academia Argentina de Asuntos Internacionales, celebrada en el lujoso Jockey Club, como miembro académico de la misma, di la conferencia de ese mes, a la que titulé, “Reordenamiento geopolítico de Medio Oriente, ¿hacia la Balcanización del Mundo Árabe”, y en mi exposición señalaba, que Henry Kissinger en su obra “La Diplomacia”, de 1994, al analizar el escenario del Medio Oriente, sentenció que si se tocaba a Siria, toda la región iba a explotar, y en base a esta aseveración, base la hipótesis de un proceso de “Balcanización”.

En aquella conferencia, expuse que Siria, se fragmentaría en las siguientes entidades: primero, Suninistán, en la región central poblada mayoritariamente por árabes sunitas, que incluso podría unirse a los sunitas de Irak, luego Kurdistán, en la franja norte –frontera con Turquía- y que se extendería hacia la región norte de Irak, poblado también por kurdos, y la tercera, denominada Alawistán, en la región de la costa mediterránea, donde se asientan los alawitas, una rama del chiismo, y lugar de procedencia del Clan Al Assad, que contaba, para ese entonces, con el apoyo de Rusia e Irán.

También, señalé que Irak, también se fragmentaría en tres entidades, las dos primeras, en las regiones norte y central, como resultado de la unión de kurdos y sunitas respectivamente, y la tercera, Chiitistán, en la franja sur, mayoritariamente chiita, luego señalé que Yemen, el país árabe más pobre, se dividiría en dos partes, Yemen del Norte, con predominancia de la tribu chiita de los Hutíes, y el Yemen Wahabita, de raíz sunita y vinculado al Reino Saudita, por último, tras el derrocamiento de Muhammad Khadafi, Libia se fragmentaría en tres entidades, la Tripolitania al oeste, Cirenaica al Este y Fezán al sur, y por supuesto mi conclusión en aquella conferencia, fue que el reordenamiento geopolítico del Mundo Árabe, por mi planteado, podría ser posible y probable, en función de la dinámica de los eventos, que responderían de acuerdo a los intereses estratégficos de los actores, estatales y no estatales, tanto regionales como exteriores.

Si bien, la Geopolítica no es una Ciencia Exacta, algunos acontecimientos, después de 10 años, señalan que aquella hipótesis no era para nada descabellada, y tal como lo hice en mi columna del miércoles pasado, si analizamos el Medio Oriente sólo desde la perspectiva occidental, seguramente tendríamos una lectura, o bien incompleta o bien equivocada, razón por la cual, la situación de Siria como superadora de su Guerra Civil, era un espejismo, y la prueba de esto, es la realidad siria, el levantamiento del 27 noviembre ppdo., y la caída del régimen dictatorial del Clan Al Assad.

Con los hechos consumados, surgen interrogantes, ¿cómo es que el ejercito sirio, de aproximadamente 200 mil efectivos, que se hallan combatiendo desde el 2011, no ha podido con el avance arrollador de las fuerzas rebeldes?, o ¿qué se decidió en la reciente reunión en Doha, Qatar, donde se reunieron los países árabes de la región, incluidos Rusia e Irán, pero con la ausencia de Siria?, recordando que para Moscú, más allá de sus intereses geopolíticos y sus bases militares, privilegió el escenario del conflicto en Ucrania, y en el caso de Teherán, habría “soltado la mano” a Damasco, cuando Bashar al Assad se negó a aumentar la presencia de fuerzas iraníes en territorio sirio, ante una fuerte respuesta de Israel.

Quizás ambas preguntas, tengan la misma repuesta, Bashar al Assad debía ser reemplazado, el régimen del Clan alawita estaba agotado, y esto es más entendible, pues el balance de poder, derivado de los conflictos armados, de Rusia en Ucrania y el de Israel con Irán y sus proxis, Hamas y Hezbollah, han sido determinantes en la caída de la dictadura siria.

Aquí comienza el reordenamiento de ese puzzler, en principio Turquía no habría realizado la jugada de apoyar a Hayat Tahrir al Sharm y al Ejército de Liberación Nacional Sirio, sin contar con el guiño de los EE.UU., pero teniendo en cuenta que el HTS, tuvo o ¿tiene?, vínculos con Al Qaeda, recordemos que el grupo salafista, hasta el 2017 era la Fuerza Al Nusra, una franquicia de la Red, cabe preguntarnos, ¿hay antecedentes de un giro de Washington hacia Al Qaeda?, y la respuesta en si, en el 2012, Jake Sullivan, entonces asesor de la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, declaró: “Al Qaeda está de nuestra parte en Siria”, y en el 2021, el enviado especial para Siria del Pte. Donald Trump, James Franklin Jeffrey, entre el 2018 y 2020, dijo: “ el Hayat Tahrir al Sharm –HTS-, es un activo y una basa que tenemos en nuestra estrategia en Siria”, y es que se refería a una estrategia de EE.UU., para combatir a las células del Estado Islámico en territorio sirio, sino también para asegurar y controlar los intereses de la empresas petroleras estadounidenses.

Ahora bien, no toda Siria está bajo control del HTS y del ELNS, pues hay bolsones de territorio en manos de otros grupos, aunque la región donde se concentran las principales ciudades, y demográficamente más importante, están ahora ocupadas y controladas por aquella coalición, y por lo tanto, surge el interrogante: ¿cuál será el proceder de la llamada coalición nacional?

En principio, ha dado a conocer un comunicado, “un llamado a todas las fuerzas que protagonizaron el levantamiento y caída del régimen de Bashar al Assad, a preservar las instituciones estatales, las instalaciones públicas y los centros religiosos, respetar las propiedades públicas y privadas, y la seguridad de todos los sirios, de todas las etnias, religión y sectas, demostrando el lado positivo de nuestra moral, nuestra revolución y nuestra civilización.”, y más tarde en otro comunicado añadió: “que la Coalición Nacional, está trabajando para conformar un gobierno de transición, con plenos poderes ejecutivos, con la participación de todas las fuerzas nacionales, sin exclusión, para construir una Siria Libre, democrática y pluralista, y aspira establecer una asociación estratégica con los Estados de la región y del Mundo.”.

Y estos comunicados, van en línea con las declaraciones del líder del HTS, Abu Mohammed al Golani, en cuanto a moderación y buscar la institucionalización, pero no hay que olvidar lo que ha sucedido en Afganistán, cuando regresó en el 2021 el Talibán al poder, en que el relato inicial fue el mismo y la realidad afgana hoy es muy distinta, por lo que debemos ser precavidos con el futuro sirio, habida cuenta, del mensaje del gobierno talibán, que mostró su satisfacción por el éxito de la rebelión y del liderazgo del grupo salafista.

También es bueno recordar, que la Guerra Civil siria causó la migración forzada –tanto en lo regional como en lo exoregional-, el desplazamiento de cerca de 13 millones de seres humanos, sólo en lo que hace al escenario regional, Líbano recibió a más de 865 mil refugiados, Jordania más de 663 mil, Iraq a unos 243 mil y en Turquía superan los 3,6 millones, y a estas cifras debemos agregar los entre 500 y 700 mil muertos, en su mayoría esas muertes se dieron especialmente, en Idlib, Alepo y Damasco, en la región norte kurda y en el sur con población drusa, una cantidad que supera a las víctimas mortales de la guerra de Afganistán, en el período 2006 y 2021.

En este escenario, veamos con repercute en algunos de los principales actores estatales, con intereses geopolíticos en Siria, comenzando por los EE.UU., a partir del 20 de enero próximo, con Donald Trump como inquilino de la Casa Blanca, renovará la oferta de ayuda a la reconstrucción de Siria, a cambio que el nuevo régimen corte sus relaciones con Rusia y con Irán.

En cuanto al Estado de Israel, a manera preventiva, ha llevado a cabo operaciones para destruir los almacenes y arsenales, de todo tipo de armas –incluidas las químicas- que contaba el ejército sirio, aprovechando la retirada de los efectivos de esos objetivos, además, ha conformado un “colchón de seguridad” en áreas de los Altos del Golán sirio, una zona desmilitarizada establecida por el Acuerdo de 1974, y estas medidas se han ejecutado más allá que el 1er. ministro Benjamín Netanyahu ha declarado, la predisposición de Jerusalén, de entablar conversaciones constructivas con las nuevas autoridades sirias, mientras que algunos países árabes, Egipto, Jordania, Irak y Qatar, han denunciado la ocupación por las FDI del territorio sirio, y aducen una violación al Acuerdo mencionado.

Por su parte, Turquía quiere reeditar lo que hizo en el 2019, ocupar toda la franja fronteriza norte del territorio sirio, y de esa forma, evitar que los kurdos tengan una frontera común con Turquía, para esto debe hacerse con el llamado “Corredor de Manbij”, con presencia de las Fuerzas de Protección del Pueblo Kurdo, y por lo cual, Ankara está apoyando a los rebeldes sirios para tomar esa región, lo que en principio nos muestra que el gran ganador de este nuevo escenario sirio, es Turquía, y que se alinea con su visión geopolítica, el llamado “Neo-Otomanismo”.

Ahora bien, ¿y qué hay entonces de los Kurdos?, hay que comenzar señalando que la presencia kurda no se restringe a la frontera turco-siria, pues en realidad el Kurdistán histórico se extiende más allá de los limites internacionales de Siria, con presencia en cinco países, veamos de oeste a este, oriente de Turquía, bolsones al sur de Armenia, el norte de Siria, Irak e Irán, un gran espacio donde habitan aproximadamente 30 millones de kurdos, y quienes desean conformar su propio Estado-Nación, al menos, unificando las regiones kurdas de Siria e Irak, y esto plantea para Irak la partición en tres entidades, el norte kurdo, el centro de mayoría sunita y la más extensa región del sur, totalmente chiita, tal como lo señalé hace 10 años.

Rusia por su parte, el resultado de la revuelta actual, con la caída del régimen de Bashar al Assad, afecta más que nada a sus intereses geopolíticos en la cuenca del Mediterráneo Oriental, y la injerencia que había construido en el escenario de Medio Oriente, por el caso, la base naval de Tartus, y la base aérea en Hmeimim, en la provincia de Latakia, donde en ambas, Moscú había previsto ampliarlas y modernizarlas, en función del Acuerdo firmado con Bashar al Assad, que preveía su arrendamiento hasta el 2076, y también, han quedado truncadas las inversiones en la construcción de dos centrales nucleares, en síntesis, en términos geopolíticos los eventos producidos en Siria, no le han sido favorables, incluso, medios oficiales turcos, han manifestado que Turquía será garante de la evacuación de tropas rusas de Siria, que recordemos, tuvieron una activa participación en matanzas de población siria sunita y opositora al régimen de Damasco, durante la Guerra Civil, a lo que se suma si el nuevo gobierno de transición sirio, llega a un Acuerdo con los EE.UU. y las Monarquías Árabes del Golfo, para la reconstrucción del país, será difícil que las relaciones ruso-sirias tengan el alcance de épocas del régimen de Bashar al Assad, no obstante, el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, ha manifestado que se están entablando conversaciones con el gobierno de transición.

Y el gran perdedor como resultado de la caída del régimen dictatorial sirio, es la República Islámica de Irán, prácticamente el llamado por Teherán “Eje de la Resistencia” se ha resquebrajado, la “Media Luna Chiita”, el objetivo estratégico de los iraníes, en su ambición geopolítica de erigirse en potencia hegemónica regional, se desvanece, sus Proxis, en particular Hamas, Jihad Islámica y el Hezbollah, están debilitadas, tanto en su estructura de conducción político-militar, como en su infraestructura en combatientes y armamentos, y sólo le han quedado operativas, la Organización Badr y el Kataeb Hezbollah, ambas en Irak, y a este panorama negativo para el régimen de los ayatollah, en una reconfiguración geopolítica, la llegada a la presidencia de los EE.UU. de Donald Trump, brindan las condiciones favorables para reactivar y ampliar los Acuerdos de Abraham, que pueden propiciar la alternativa que Israel y los Países Árabes, conformen un bloque de Seguridad Colectiva, y esto dejaría a Irán la salida, para enfrentar ese posible futuro regional, apostar a su programa nuclear militar, no obstante al igual que Rusia, Teherán ha comunicado que está iniciando conversaciones con la nuevas autoridades sirias, a las que durante el desarrollo de la revuelta, llamaron “takfiríes”, es decir apóstatas.

Finalizando la columna de hoy, más que reflexiones son interrogantes: 1) ante lo complejo de la conformación de la sociedad siria, ¿se adoptará una estructura estatal multi étnica y confesional, similar a Irak o al Líbano?, 2) en caso de no funcionar el esquema anterior, y por acción de actores estatales exógenos, que persiguen sus propios intereses, ¿Siria terminará siendo un Estado Fallido como en el caso de Libia?, y 3) la rebelión que ha depuesto al régimen del Clan Al Bashar, tras más de 50 años en el poder, ¿marca para Mundo Árabe, y en particular en el Medio Oriente, la antinomia entre el “Pan-arabismo” laico, que se expandió tras la 2ª. Guerra Mundial, y el “Pan-Islamismo” radical, que irrumpe tres el final de la Guerra Fría?, y estas preguntas reflejan que el futuro de Siria, depende no sólo de factores endógenos, sino también exógenos, lo que nos coloca ante un próximo reordenamiento geopolítico de aquella región, por eso la frase elegida para terminar, es la que mencioné y utilicé para fundamentar la hipótesis expuesta en aquella conferencia de hace diez años, de Henry Kissinger, de su obra de 1994, “La Diplomacia”, “si se toca Siria, toda la región explotará…”.-

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