Putin busca una salida de la guerra
Por Ricardo López Göttig
Lejos, muy lejos ha quedado aquella “operación militar especial” sobre Ucrania que duraría entre una semana y diez días, en las que una aplanadora bélica rusa depondría al gobierno de Zelensky por uno cercano, y resolvería a su favor la posesión de nuevos territorios.
Rápidamente quedaron en evidencia las fallas de suministro del ejército ruso, con tanques y camiones sin combustible ni repuestos, soldados sin alimento que salían a saquear, y la vía libre a cometer masacres, como la de Bucha. La larga marcha de sesenta kilómetros de vehículos militares rusos avanzando sobre Kiev quedó en la retina de los más memoriosos, ya que nunca llegó a destino.
Hace más de dos años que la guerra está empantanada en el Donbás, con conquistas pírricas de aldeas. La ocupación de Bajmut, un enfrentamiento casa por casa, tomó nueve meses y la mayor parte de los caídos rusos fueron los mercenarios del Grupo Wagner, luego del intento de golpe de Estado de su líder, Iliá Prigozhin. Vladímir Putin busca soldados en donde sea, mientras no afecte a la población de las grandes urbes rusas, ya que esto sí afectaría el apoyo a esta guerra estancada. Mercenarios chechenos, soldados norcoreanos, drones iraníes, todo sirve para mantener la ofensiva o bien para recuperar la región del Kursk, ocupada por Ucrania para futuros intercambios de territorios.
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, que comenzará su nuevo período el 20 de enero de 2025, se abre una ventana de oportunidad para Vladímir Putin, que confía en que el desinterés del nuevo primer magistrado y de gran parte de la opinión pública por cuanto acontezca más allá de sus fronteras, lo favorecerá para lograr un acuerdo. Ya en campaña, ese momento en el que se dicen tantas cosas, Donald Trump aseguró que arreglaría la guerra de Ucrania antes de asumir, pero la realidad no es tan sencilla como suele creer o proclamar. Putin necesita un acuerdo, pero también es un negociador duro. Por ello es que no habría aceptado un borrador del futuro inquilino en la Casa Blanca, en la que proponía una fuerza de paz que ocupara la frontera existente entre Rusia y Ucrania compuesta por tropas británicas y de la Unión Europea, mientras se celebran las negociaciones para un acuerdo de paz. Robert Fico, el primer ministro de Eslovaquia y muy próximo a Putin, propuso a Bratislava como sede para las negociaciones, en medio de una fuerte controversia con el presidente ucraniano. Vladímir Putin necesita una salida de la guerra porque ésta, además, le ha significado un gran costo económico tanto por las sanciones internacionales, como por la reducción de su arsenal.
En 2025, a lo sumo, un cese de fuego precario entre ambas partes. Un acuerdo de paz, que no necesariamente es definitivo, puede tomar años o decenios en concretarse –la guerra de Corea, de 1950-1953, no ha tenido aún un tratado de paz-. Sea como fuere, las heridas de la guerra y sus recuerdos quedarán abiertas por varias generaciones, con lo que una eventual “paz” no será más que un estado de “ausencia de guerra”.
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