Raoul Wallenberg – 80 años en la oscuridad
El 17 de enero de 1945, hace 80 años, Raoul Wallenberg fue secuestrado por la Inteligencia Militar Soviética (MERSH) y nunca más se lo volvió a ver.
Durante los nueve meses anteriores a su arresto, Raoul Wallenberg fue responsable de orquestar una de las hazañas de rescate más valientes e imaginativas de la historia.
El 14 de marzo de 1944, los nazis invaden Hungría. El gobierno local entrega a los alemanes a los judíos húngaros de las zonas rurales del pais.. Como resultado, unos 450.000 judíos son deportados y la mayoría de ellos mueren en los campos de exterminio nazis.
Hitler decidió enviar a Eichmann para asegurarse de que el resto de la comunidad judía húngara, unas 200.000 almas, la mayoría de ellas en Budapest, corran la misma suerte.
En esta etapa, las legaciones suecas y otras neutrales emiten pasaportes provisionales, pero es necesario intensificar estos esfuerzos y combinarlos con otras medidas de rescate.
Las febriles negociaciones entre el Ministerio de Asuntos Exteriores sueco, la Junta de Refugiados de Guerra de Estados Unidos y el Congreso Judío Mundial terminan resolviendo el nombramiento de un sueco que se encargaría de liderar la misión de rescate. Raoul Wallenberg es recomendado por su socio comercial, Kalman Lauer, “como el hombre adecuado en el lugar adecuado”, y el 9 de julio de 1944, Raoul llega a Budapest y es nombrado secretario de la legación sueca.
Inmediatamente lanza una operación de rescate bien organizada que incluye la emisión de “documentos de protección” (Schutzpasses) y establece una red de casas seguras suecas, con la ayuda de más de 300 voluntarios. Consciente de la mentalidad alemana, Wallenberg se asegura de que sus Schutzpasses estén cuidadosamente elaborados con símbolos, sellos y colores, para causar una fuerte impresión.
A la edad de 32 años, este descendiente de una de las familias más poderosas e influyentes de Suecia logra orquestar una magnífica operación de rescate que salva las vidas de decenas de miles de judíos húngaros.
En enero de 1945, cuando quedó claro que los soviéticos tomarían el control de Hungría, Wallenberg estaba decidido a garantizar la seguridad de la comunidad judía sobreviviente bajo los nuevos gobernantes y decidió hacer un viaje a Debrecen para reunirse con el mariscal Rodion Yakovlevich Malinovsky, comandante de las fuerzas soviéticas en la región. Junto con su chófer de confianza, Vilmos Langfelder, partió de Budapest hacia Debrecen, pero en lugar de reunirse con el mariscal Malinovsky, ambos fueron interceptados por el MERSH y enviados a Moscú para ser interrogados. A partir de ese momento, las huellas tanto de Wallenberg como de Langfelder se desvanecieron de la faz de la Tierra.
¿Por qué fue secuestrado Wallenberg por los soviéticos? Los historiadores debaten sobre este tema, pero la razón principal podría estar relacionada con la paranoia de Stalin. Wallenberg fue reclutado originalmente para su misión de rescate por Iver Olsen, un espía estadounidense que trabajaba en ese momento para la OSS, la precursora de la CIA. Al parecer, los soviéticos no podían creer que Wallenberg estuviera movido puramente por razones humanitarias y pensaron que era un agente estadounidense.
Además, su influyente familia en Suecia se había beneficiado de la guerra, habiendo hecho jugosos acuerdos de suministros tanto con los Aliados como con los nazis, lo que contribuyó a la paranoia soviética. El papel desempeñado por la poderosa empresa Wallenberg durante la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias está descrito por Cees Wiebes y Gerald Aalders en su libro “the art of cloaking » (el arte del encubrimiento). Según estos autores holandeses, el Banco Wallenberg Enskilda supuestamente actuó como un encubrimiento para las principales empresas alemanas, ayudándolas a evitar la confiscación estadounidense. Los soviéticos podrían haber estado al tanto de estos tratos y podrían haber querido utilizar a Raoul como moneda de cambio contra sus poderosos parientes.
Lamentablemente, el gobierno sueco y la muy influyente familia Wallenberg en su país no hicieron casi nada para liberar a Raoul.
Antes del cambio de siglo, tuve el gran privilegio de establecer la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, junto con mi querido y difunto amigo, sobreviviente del Holocausto y ex congresista, Tom Lantos. Desde entonces, nuestra ONG ha trabajado incansablemente para preservar y divulgar el valiente legado del héroe sueco y esforzarse por obtener respuestas confiables sobre su destino y paradero.
En 1985, la embajadora de los EE. UU. ante la ONU, la difunta Jeane Kirpatrick, hablando en el 40 aniversario del secuestro de Wallenberg, declaró: “Wallenberg se ha convertido en algo más que un hombre, incluso más que un héroe. Simboliza un conflicto central de nuestra era, que es la determinación de seguir siendo humano, solidario y libre frente a la tiranía. Lo que Raoul Wallenberg representó en Budapest fue nada menos que la conciencia del mundo civilizado”.
Creo que la embajadora Kirpatrick tenía razón. Raoul Wallenberg será recordado por siempre como un símbolo de humanidad, coraje y compasión.
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