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Truena en Colombia

La República de Colombia ha sufrido un conflicto armado interno, por más de medio siglo, y que ha provocado millones de desplazados y muertos, y ha tenido como actores a, grupos paramilitares, organizaciones terroristas y por supuesto al Estado colombiano, representado por sus FF.AA. y la Policía Nacional. Ahora, nuevamente convulsionada por el enfrentamiento entre el ELN y las FARC Disidentes, en la región nororiental del país, frontera con Venezuela, pero antes de avanzar en el análisis de este conflicto, creo apropiado señalar algunas diferencias entre estas dos organizaciones narcoterroristas.

Las FARC tienen sus origen en 1962, durante la presidencia de Guillermo León Valencia, político y diplomático del partido Conservador, por su parte, el ELN surgió en 1964, también en la misma presidencia de Valencia, quién tuvo la infeliz idea de crear por decreto 3398/65 un sistema de auto-defensa, constituido por grupos paramilitares, ante la imposibilidad de controlar a las dos organizaciones terroristas. Por su parte, el ELN nace de la Brigada de Liberación José Antonio Galán, conformado por estudiantes colombianos que viajaron a Cuba en un plan de Becas de Fidel Castro, mientras que las FARC, estaban conformadas en su mayor parte por campesinos; asimismo, las estructuras de ambas eran diferentes, en las FARC, la cabeza es un Comando Central, en el ELN el mando está descentralizado, lo que ha dificultado las negociaciones con esta organización. En cuanto al marco ideológico, las FARC siempre se han identificado con el Marxismo-Leninismo, canalizado por el PC colombiano, por su lado, el ELN, si bien pertenece también al espectro de la izquierda revolucionaria, se identifica con el Castro-comunismo y con la Teología de la Liberación de Camilo Torres, aunque ambas buscan el asalto al poder a través de la revolución. Otra diferencia está en que el ELN tiene una extensa actividad política en las principales ciudades, mientras que las FARC, su actividad siempre tuvo mayor injerencia en las zonas rurales, no obstante, hay similitudes en cuestiones estratégicas, aunque las FARC para lograr sus objetivos, buscó expandirse a nivel nacional, mientras el ELN, prioriza consolidarse en ciertas regiones, como ser los Dptos. de Chocó al oeste, Bolívar al norte, y Santander Norte y Arauca al este, pero ambas, tácticamente utilizaron y utilizan la “guerra de guerrillas”.

Ahora bien, en las dos presidencias de Juan Manuel Santos, 2010-2018, político y economista del partido Unidad Nacional, se iniciaron en 2011 los “Diálogos para la Paz”, entre el gobierno y las FARC, que culminaron con el Acuerdo de Cartagena de Indias en septiembre de 2016, que luego sufrió un revés al no ser ratificado en el Referendo de octubre, pero en noviembre tras negociaciones con la oposición, donde se hicieron algunos cambios, el Acuerdo fue aprobado por el Congreso y entró en vigor en diciembre de 2016.

Sin embargo, no fue aceptado por todos los Frentes de las FARC, y aunque eran minoría, dieron lugar a las FARC Disidentes, manteniendo el enfrentamiento con el gobierno, e intensificaron sus actividades ilícitas, como la minería ilegal, la extorsión y el narcotráfico, controlando sus zonas de influencia y aliándose con los Cárteles mejicanos de Sinaloa y Jalisco Nva. Generación, con el Comité Base Mantaro Rojo, brazo armado del PC peruano, y se estructuraron con un Estado Mayor Central, Frentes 1 y 7, y los Frentes 40 y 62, el Comando Coordinador de Occidente y el Bloque del Magdalena Medio o Frente 33, en los Dptos. Cesar, Arauca y Santander Norte, en este último esta la región de Catatumbo, donde hoy se registra el choque armado con el ELN, y que ocasiona el desplazamiento de miles personas, entre las que se encuentran excombatientes de las FARC que se avinieron en su momento a los Acuerdos de Paz.

Dentro de Catatumbo, el municipio de Ocaña es el que recibe la mayoría de los desplazados, sus autoridades municipales hace un año le anoticiaron al Ministerio de Defensa de la inminencia del conflicto, lo que evidencia la desconexión entre el gobierno nacional con las autoridades locales, sin embargo, el Ministerio citado refiere que no se le había detallado la magnitud del conflicto, en el que el ELN es el actor más violento y con mayor poder.

El ELN, está liderado en aquella región colombiana por Gustavo Aníbal Qiraldo, (a) “Pablito”, de 57 años, quién ya a los 14 años ingresó al Frente Domingo Lain del ELN, en 1989 ordenó el asesinato del sacerdote Jesús Jaramillo, Monseñor de Arauca, en 1993 comandó la Cía. Simacota, en el ataque al cuartel de la Gdia. Nac. Bolivariana de Venezuela, en el 2000, como jefe del Frente Lain inició acciones contra las FARC, tres años después secuestró a los periodistas estadounidenses Scott Dalton y Aarón Morris, del Los Ángeles Times, y ya en el 2007, era considerado como el comandante más peligroso del ELN, lográndose su detención en el 2008, pero logró fugarse. En el 2015, cuando el gobierno del pte. Santos inició los diálogos de paz, el ELN se retiró y “Pablito” se proclamó como el “dueño de la frontera con Venezuela”, y desde entonces desarrolla sus actividades ilegales, como ser, secuestros extorsivos, ataques a oleoductos y contrabando de combustible, y por supuesto el narcotráfico, controlando 30 mil hectáreas de cultivo de coca, la zona cocacolera más importante en la actualidad, superando a Nariño y Putumayo.

También fue el cerebro del ataque en 2019, a la Escuela de la Policía Nacional en Santander, donde fueron asesinados 24 cadetes, y por todo la reseñado, “Pablito” tiene Captura Internacional solicitada por la Justicia Federal de EE.UU., por secuestros y tráfico de armas y drogas, y la Justicia colombiana ha solicitado su captura por los mismos delitos, más por robos, homicidios y rebelión, y el Bloque Oriental del ELN a su cargo, no sólo se ha consolidado en la frontera colombo-venezolana, sino que también, ha convertido a Venezuela en su “retaguardia estratégica”, donde se lleva a cabo toda la actividad financiera que sostiene al Bloque, como así también, hay indicios que colaboran con las FF.AA. venezolanas, en combatir los asentamientos de las FARC Disidentes en Venezuela.

Mientras, en la región dominada por “Pablito”, se estima que cuenta con unos 3000 combatientes, entre los cuales están las “Unidades Especiales”, que son consideradas como tropas de elite, altamente capacitadas y armadas, y no sólo superan en número y poder a los integrantes de las FARC Disidentes, sino que por si sólo, el Bloque Oriental del ELN, constituye un problema de Seguridad Nacional, y si bien requiere de la presencia de las FF.AA. colombianas, para reforzar a una Policía Nacional desbordada, también son necesarias otras medidas, como reactivar dentro de la Fiscalía Nacional, la Dirección contra el Terrorismo, que desmanteló el izquierdista pte. Petro ( un ex miembro del M19), pues no se ha tenido en cuenta que la organización narcoterrorista, es una amenaza que ha crecido a lo largo de las presidencias de Uribe Vélez, Juan Manuel Santos y de Iván Duque, la razón, no se aplicaron las estrategias correctas, se lo combatió de la misma forma que a las FARC, y como he señalado, entre ambas organizaciones había diferencias estratégicas.

Ahora, el pte. Petro ha decretado el Estado de Conmoción Interior y la Emergencia Económica, para enfrentar el conflicto armado en la región de Catatumbo, buscar la formación de un corredor humanitario, pero la solución no pasa por saturar de elementos militares, sino se articula con una adecuada Inteligencia Anti-terrorista, que fue desmantelada en los ámbitos de las FF.AA. y de la Policía Nacional, y para lo que se necesita el firme apoyo del Ministerio de Defensa e incluso, del Consejo Superior de la Judicatura con magistrados capaces de llevar adelante las causas contra los miembros del ELN, mientras que en el orden internacional, el pte. Petro busca un mecanismo de cooperación con Venezuela, algo de dudosos resultados, si tenemos en cuenta el alto grado de corrupción en la Gdia. Nac. Bolivariana, la Policía y de algunos estamentos militares venezolanos, sin olvidar, que el actual Ministro del Interior y de Justicia bolivariano, Diosdado Cabello, es sindicado como la cabeza del Cártel de los Soles, con un pedido de Captura de la Justicia de EE.UU. por Narcotráfico, y que en el pasado fin de semana, visitó el campamento del ELN, ubicado en el Estado de Zulia, Venezuela, más precisamente, en el municipio Casigua El Cobo, en el caserío de Puerto Paloma, cercano al cuartel del Batallón 123 de la FANB, una locación utilizada por la organización colombiana desde hace años para coordinar sus actividades ilícitas.

Además, el ELN y en particular “Pablito”, no creen en una negociación con el gobierno, y se apoyan en recursos y mecanismos, y capacidad financiera, para sostener un conflicto armado, tanto con las FARC Disidentes, como contra el Estado colombiano, el que deberá trazar en una “hoja de ruta para la pacificación”, primero que nada cambiar la estrategia y las tácticas, como lo señalé previamente.

Ahora bien, por su parte las FARC Disidentes, el Frente 33 está liderado por Javier Alonso Veloza (a) Jhon Mechas (a) Richard Suarez (a) Richard, que posee pedido de Captura Internacional de la Justicia Federal de EE.UU., y por Alexander Díaz Mendoza (a) Calarcá, quienes han declarado, que vengarán a sus muertos, pero atendiendo a respetar a los civiles, y que de igual forma, que antes combatieron a los grupos paramilitares, ahora lo harán contra sus antiguos “aliados”, el ELN, que según sus dichos, son responsables del asesinato de civiles desarmados, mujeres y niños.
Lo cierto es, que al presente hay más de 36 mil desplazados, y casi un centenar de muertos, en un Catatumbo, donde el conflicto se ha intensificado, por lo que el gobierno colombiano no sólo ha cortado los diálogos con el ELN, sino que también ha reactivado las órdenes de Captura sobre 31 líderes de la organización, que habían suspendido, un conflicto que estalló el pasado 16 de enero, cuando fue masacrada toda una familia en aquella región, lo que llevó al pte. Petro, ha reconocer su fracaso en poner punto final a la violencia, un capítulo más de la tragedia que vive el pueblo colombiano hace más de seis décadas.

El episodio del 16 de este mes, es lo que dio visibilidad a un conflicto donde lo que se dirime, es el control territorial en relación al narcotráfico y el tráfico ilícito de combustible, y resolver quién se hace con el poder de estas economías ilícitas, pero que tampoco se circunscribe al oriente colombiano, pues se está dando también en el Dpto. de Nariño, límite con Ecuador, al occidente, pero el conflicto en Catatumbo, tiene una mayor relevancia por la ruta de la droga y el combustible, allí, el municipio de Aguachica, en el Dpto. de Cesar, al norte de Santander Norte, es la intersección de las rutas nacionales 45 y 70, la primera procedente del Dpto. de Bolívar y la segunda de Catatumbo, y ambas son los principales corredores del narcotráfico, que llegan a la costa norte de Colombia, y quién controla Catatumbo, controla no sólo la frontera con Venezuela, sino también el norte del país cafetero, una región rica en petróleo, con muchos yacimientos, y con el clima perfecto para el cultivo de coca, y que históricamente, ha estado en manos del ELN, al igual que la región vecina de Arauca.

En este contexto, algunas preguntas, ¿si la comunidad internacional, las ONGs. y en particular la OEA y la ONU, brindarán el apoyo, no sólo diplomático, sino también financiero, como ocurrió durante el proceso de paz del 2016?, ¿Cuál es el rol de la dictadura de Nicolás Maduro, habida cuenta de sus vínculos con el narcotráfico internacional, o el del gobierno de Cuba, que es la matriz donde se generó el ELN? ¿Acaso no puede serle útil a la dictadura venezolana ante una intervención extranjera? y ¿sería demasiado calificar a esta organización, como binacional, lo que internacionaliza el conflicto?

Finalizando la columna de hoy, mis reflexiones son, Colombia continúa inmersa en un conflicto armado, en una violencia que ya supera las seis décadas, donde el espacio vacío dejado tras el desmantelamiento de los Cárteles de Cali y Medellín, fue ocupado por las dos organizaciones narcoterroristas, las FARC y el ELN, la primera en su mayoría se avino al diálogo y firmó los Acuerdos de Paz de 2016, deponiendo sus armas y entrando a la arena política, los menos decidieron seguir con sus actividades ilícitas, la segunda, no adhirió al proceso de 2016, pareció que con la llegada a la presidencia de un ex miembro del grupo terrorista M19, Gustavo Petro (a) Aureliano, y su visión de izquierda, se abría una alternativa para el diálogo, sin embargo no ocurrió, por que tanto las FARC Disidentes como el ELN, dejaron relegadas sus consignas revolucionarias y se han convertido en Cárteles del Narcotráfico Internacional, convirtiendo a los habitantes de las regiones que controlan en esclavos de su poder criminal, además de ser funcionales a Estados Narcoterroristas, como el régimen venezolano de Nicolás Maduro, y dictaduras como las de Nicaragua y Cuba, para terminar, el título de la columna, “Truena sobre Colombia”, lo elegí por que Catatumbo quiere decir “Casa del Trueno”, en lengua Bari, una variedad lingüística del Chibcha, que aún hoy se habla en Santander Norte, Colombia y también en Zulia, Venezuela, a veces las palabras sintetizan la Historia.

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