De Kennedy y la doble lealtad
Uno de los falsos argumentos de la judeofobia ha sido el de la doble lealtad.
El imperecedero reclamo del retorno a Sion resulta anterior a la aparición de las naciones.
El caso ” Dreyfus” expuso, en las expresiones antisemitas, un falso reparo de falta de confianza y de deslealtad hacia Francia por parte del capitán judío nacido en Alsacia.
Conformadas las nuevas naciones y con la realidad del Estado de Israel, el remate del prejuicio contra el judío fue ” la doble lealtad”.
John Kennedy, primer presidente católico de Estados Unidos, sufrió idéntico ataque en la lucha electoral por acceder a la presidencia. Si bien su contendiente, Richard Nixon, dijo públicamente que no utilizaría la cuestión religiosa en la campaña, si lo hicieron quienes le acompañaron. El reproche a Kennedy se traducía en plantearle al electorado que entre ser leal al Vaticano o a Estados Unidos, lo iba a ser al primero y que así se comprometía la separación entre Estado e Iglesia.El falso argumento comenzó a calar hondo en las filas republicanas y en algunos demócratas . Kennedy hizo una desmentida pública sobre el tema y además enfrentó en Texas a un cónclave de trescientos religiosos protestantes dónde quizás se jugó su victoria .El pastor Billy Graham fue uno de los motores de esa campaña contra el candidato demócrata. Hay quienes sostienen que allí se generó la agenda ultra conservadora que llega hasta nuestros días.
Más de una vez, en algún debate, nos hemos permitido esbozar una sonrisa para plantear que los judíos anticipamos la globalidad.
Ni que decir cuando la Unión Europea abrió de par en par las puertas para que, en nuestro país, y muchos otros de inmigración, se produjera el auge de las dobles nacionalidades.
¿Por qué entonces el vínculo central del judío de la diáspora con Israel es desvalorizado?
Sin duda resulta de la perversa ideología antisemita. Asentada en ideas mutiladas, sin causa.
Reconociendo los estudios sobre el tema, nos permitimos agregar desde nuestra experiencia vital, otro argumento a todos los expuestos por autorizadas opiniones.
Cuando el ataque es individual disfraza el temor de lo que oculta de mala forma. Generalmente como judíos representamos los tres factores por los que Albert Einstein se definía en su condición judía:” tender hacia el conocimiento, hacia el saber por el saber mismo, hacia el amor a la justicia rayano en el fanatismo, y propender a la independencia personal, he ahí los motivos de la tradición judía que justifican mi pertenencia a ella, cómo un don especial del destino”.( Mein Weltbild, Mi visión del Mundo, Austria 1934)
Y esa insobornable adhesión a la justicia, a la inteligencia y a la independencia individual
atemoriza a los gobiernos autocráticos de cualquier signo, a los hipócritas y a los ruines.
DR. Javier Indij
DR. Raúl Woscoff
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