Los mercaderes antisemitas se sienten impunes
Esta semana y cuando estaba cerca de cumplir 101 años, falleció en Israel el sobreviviente de la Shoá Mordejai Ciechanower. Después de la ordalía nazi, Ciechanower se destacó por dedicar su vida a la enseñanza del Holocausto. Llevó muchas delegaciones de estudiantes israelíes y soldados a Polonia y dio conferencias sobre su experiencia personal en varias ciudades de distintos continentes. Escribió su autobiografía “Una estrella brilla a la distancia” que fue traducida al inglés, alemán y polaco. Nació en 1924 en la ciudad polaca de Makow Mazowiecki. En Auschwitz sobrevivió haciendo trabajos forzados, reparando los techos de las barracas; salió de Bergen Belsen el 15 de abril de 1945 y pudo llegar a Israel con identidad falsa como si fuera soldado británico.
En 1939, al invadir Alemania su Polonia natal, la mayoría de los hombres de su pueblo fueron enviados a campos de trabajos forzados. En 1941, los judíos quedaron encerrados en un gueto donde en un cuarto vivieron tres familias, incluyendo la suya. Ciechanower relata:” Desde 1942 hasta el fin de la guerra, tuve siempre hambre. Soñaba sentarme en un lugar lleno de pan y comer hasta el infinito”. En 1942, él y su familia fueron llevados a Auschwitz. Apenas llegaron, su madre Rachel, y sus dos hermanas fueron llevadas a las cámaras de gas. A él y su padre los seleccionaron para trabajos forzados. Ciechanower recuerda la primera noche en Auschwitz y la voz estridente del kapo de la barraca diciéndoles” Los débiles serán exterminados, los más fuertes trabajarán hasta que se mueran.
Miren el humo que sale de las chimeneas, son sus familias”. Pudo sobrevivir las brutalidades de varios traslados y de los trabajos y castigos. Cuando salió de Bergen Belsen, se fue a Munich y descubrió que su padre había sobrevivido. “Me tomé un tren. Cuando llegué a su vivienda y abrió la puerta nos abrazamos y nos desmayamos. Le prometí que nunca más nos separaríamos”. Se fueron a Israel vía Egipto y Ciechanower luchó en una brigada durante la guerra de la independencia. Su muerte, como la de tantos sobrevivientes deja varios legados, además de su libro y de sus enseñanzas a varias generaciones, fundamentalmente la resiliencia ante las adversidades casi imposibles de explicar.
Probablemente Ciechanower no se sorprendería si supiera cómo las ideas de odio que a él lo llevaron a Auschwitz y a su familia a las cámaras de gas, siguen latentes e insistentes 80 años después, aunque sus enseñanzas y las que impartieron miles de sobrevivientes hayan sido importantes, pero evidentemente no suficientes.
Aquí en Uruguay, el 8 de marzo del año pasado en la marcha por el Día de la Mujer, no hubo mención alguna a las mujeres israelíes secuestradas, violadas, abusadas, y asesinadas en Gaza. Todo lo contrario. En medio de la marcha apareció la tapa de muchas ediciones del diario nazi de Hitler Der Stürmer. Una enorme cabeza atravesada por una estaca con el rostro de ojos diabólicos, nariz enorme y una Estrella de David estampada en su frente. La Justicia uruguaya consideró 2 veces que eso era una manifestación artística, lo cual abrió una vasta avenida de impunidad para el antisemitismo creciente en el país y les dio a sus autoras vía libre para que el próximo 8M hagan lo que quieran e inciten al odio como les plazca.
Aquí en Uruguay, el Carnaval es una fiesta que solía ser popular. Hace mucho tiempo es un espectáculo político hemipléjico, y en ese contexto, murgas, parodistas y demás agreden como quieren amparados en la libertad de expresión. Uno de esos grupos hizo la semana pasada un trozo de la obra de Shakespeare “El Mercader de Venecia”, centrándose en el avaro judío Shylock y otras lindezas.
Pero claro, su director dijo que lo agraviaban diciendo que tuvo intencionalidad de ofender y de propagar antisemitismo. La impunidad que goza hoy el antisemitismo desde la presunta cultura en varios países aquí no es excepción. Para hacer un espectáculo en el carnaval uruguayo, hay un organismo que revisa y autoriza o no los textos y las presentaciones, y la Intendencia de Montevideo (gobierno de la ciudad) también es responsable. Pero es tan brutal el sentimiento de impunidad cuando de generar antisemitismo se trata, que no alcanzó con un solo ataque.
Hace dos días, otro conjunto cantó con fuertes voces sobre el “genocidio en Gaza”, la “cárcel abierta en Gaza”, “la limpieza étnica en Gaza”. Todos los responsables han actuado sin careta. Defender el intento de genocidio de Hamas nada tiene que ver con carnaval, salvo la peor intención y la más deleznable judeofobia. Esto ni es aislado ni es de un solo país. No hace tantos meses Pilar Rahola comentaba en un reportaje que le hicieron en Chile: “Chile ha abandonado a sus judíos, esto me parece claro. Boric ha abandonado a los judíos chilenos. Hoy, ellos no tienen presidente. Uno puede tener posiciones ideológicas muy radicales en un tema u otro, pero cuando eres el presidente, vigila. Hubo personas que murieron en el ataque de Hamas a Israel y eran chilenas. ¡Los quemaron vivos!”.
Entonces, cuando además del objetivo de Irán, Hamas e Hizbollah de exterminar al pueblo judío, tenemos como respaldo a ello, el abrazo a los asesinos de parte de presidentes de Brasil, Colombia, Chile, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, es porque la enfermedad del antisemitismo como bien lo sintió Ciechanower durante 100 años no sólo no ha desaparecido sino que además busca socios que al menos en América Latina los tiene cada vez más, porque no se trata sólo de presidentes pasajeros que desaparecerán sin que nadie recuerde ni sus rostros ni sus nombres, se trata de la academia, de la cultura, de los que se creen cultos, de medios de difusión, de los panfletos tipo Der Stürmer que hoy editan las izquierdas y que aquí en Uruguay se hacen llamar semanarios.
El gran apoyo internacional a esta unión de mercaderes de la judeofobia llega desde hace mucho de la ONU, y dentro de la ONU de la vergonzante seudo agencia para refugiados sólo palestinos UNWRA. Ahora UNWRA ha sido descubierta, pero Guterres, obviamente, no está de acuerdo. Veamos un breve comentario del director de la ONG UN Watch Hillel Neuer. “Hace una década que estamos denunciando que los directores y maestros de las escuelas de UNWRA en Gaza y Líbano hablan abiertamente de exterminar a los judíos, y son parte de Hamas. El líder de los docentes en Gaza Suhail al-Hindi forma parte del ejecutivo de Hamas y fue uno de los que planificó el pogromo del 7/10.” Nosotros agregamos que hoy ya está ampliamente comprobado que retuvieron a rehenes israelíes en casas de UNWRA, que una rehén recién liberada que fue herida dos veces, la tiraron en un hospital de la UNWRA y nunca recibió atención médica; que una parte importante de los asesinos que entraron a Israel el 7/10 eran funcionarios de UNWRA pagados obviamente por ONU, que después tuvo el caradurismo de negarlo y clamar por sus vidas como si fueran civiles desarmados.
ONU ha entregado a UNWRA desde su creación hace 77 años 30 mil millones de dólares. ONU ha sido y sigue siendo cómplice de un delito grave. Pero los mercaderes del odio, dictaduras sentadas en el Consejo de Seguridad con derecho a veto, tapan el delito y siguen con sus barbaries sin rubor.
Ciechanower sufrió todo lo peor que puede sufrir un ser humano. Le ganó a la vida y como Wiesel, Primo Levi y muchos más enseñó que un mundo mejor debería ser posible. Primo Levi fue quien dijo: “…quien niega Auschwitz es precisamente quien estaría dispuesto a volver a hacerlo”. Conociendo hoy a los mercaderes de la judeofobia, y tomando la frase de Levi creemos que ese pensamiento hoy debería ser “quien compara a Auschwitz con la lucha de Israel por defender su existencia es precisamente quien estaría dispuesto a volver a hacer Auschwitz de nuevo”.
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