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Dachau visto desde dentro: las obras de Zoran Mušič en el MahJ de París

Radio Jai-Dachau visto desde dentro: las obras de Zoran Mušič en el MahJ de París

“Mušič es un pintor del pensamiento y el silencio, sus obras reflejan una profunda contemplación de la condición humana”. Son palabras de la historiadora y crítica de arte eslovena Damjana Jevšček sobre la dimensión más meditativa de la obra del pintor esloveno Zoran Mušič (1909-2005), alcanzada por la catástrofe centroeuropea de Venecia, en 1944, cuando fue detenido por la Gestapo e inició su descenso a los infiernos de los campos de concentración nazis.

Con motivo del 80 aniversario de la liberación del campo de Auschwitz-Birkenau, el Museo de Arte e Historia del Judaísmo de París (MahJ) presenta sus obras dedicando una exposición -abierta hasta el 15 de junio- al artista que logró dibujar de forma clandestina incluso en Dachau. It solo veinticinco años después de su deportación Mušič creó el ciclo Nous ne sommes pas les derniers (No somos los últimos) en la que representó la tragedia de los campos de concentración en una serie de pinturas monocromáticas sobre el horror y el silencio del sistema de campos de concentración.

Sobre su obra, Mušič dijo que “un pintor no puede confiar en la experiencia de otra persona, o en algo que otra persona ha descubierto. Lo único que importa es la realidad que llevas dentro de ti, si es que la tienes. No puedes usar las realidades de otras personas”.

Para Laura Bossi, académica y comisaria, en las obras de Mušič hay “las huellas de un infierno del que los supervivientes nunca han regresado del todo, convirtiéndose en el símbolo del horror del sistema de campos de concentración”. Un arte que se inscribe en una tradición iconográfica de representación del trauma y la memoria colectiva y de profunda reflexión sobre el dolor y la resiliencia del hombre ante el mal absoluto y que para Jean Clair es “un testimonio conmovedor del horror vivido y una profunda reflexión sobre la condición humana y sobre la capacidad del arte para enfrentarse a lo indecible”. El propio Mušič, reflexionando sobre su arte, dijo: “Pinto para mí mismo, porque tengo que hacerlo. Es como respirar. Si me lo prohibieran, moriría. No pude evitar pintar lo que había visto. Era un deber para con los que no volvieron”.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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