The Challenger
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En la columna de hoy, abordaré a China y sus repuestas a las medidas que ha anunciado el Pte. estadounidense Donald Trump, quién fiel a su estilo, ha realizado declaraciones provocativas, hasta amenazantes, para sacudir el escenario geopolítico y geoeconómico, en este último, dirigido en particular a su par Xi Jimping, en el marco de una competencia a nivel global entre ambas potencias.
Veamos, en relación a los aranceles anunciados por Trump, Beijing ha dado a conocer una serie de aranceles a modo de respuesta, con tasas al gas natural, el carbón y a las maquinarias agropecuarias, los cuales oscilan entre el 10% y 15%, asimismo restricciones a las exportaciones de minerales y las llamadas tierras raras, utilizados especialmente en la industria tecnológica, son los casos del wolframio o tungsteno, importante en varias áreas industriales, desde aceros de alta resistencia, componentes electrónicos, en LCD e impresoras laser, en la industria aeroespacial –cohetes y misiles- e incluso en medicina, y el telurio, que se utiliza en semiconductores, paneles solares y en otras aplicaciones en energías alternativas, es decir, ambos minerales de importancia estratégicas.
Como observamos, China va a responder con sus propias tasas, pero también articulando otras medidas estratégicas, como aumentar las exportaciones y las inversiones en países emergentes, es decir, fortalecer los mercados en los que ya está presente, e incluso ampliar con otros mercados, como así también aumentar la exportación de su industria automotriz, en particular, autos eléctricos, y en este escenario el Gigante Asiático posee al presente un mayor volumen comercial que los EE.UU., en varios países, más allá del llamado Sur Global, como ser en Europa Central y Oriental, en el Medio Oriente, e incluso en regiones de tradicional influencia estadounidense , como es América del Sur.
El enfrentamiento comercial entre las dos grandes potencias, sin lugar a duda, las mayores economías, no sólo se limita a una mera confrontación en el marco de las tasas y las sanciones recíprocas, sino en afirmar el liderazgo en el mercado global, y en este sentido, el Banco Mundial ha confirmado que China tiene más volumen comercial, y algunos de los factores de esto son, la capacidad de producción a gran escala, con costes bajos, en particular en el sector laboral, que le permiten precios más competitivos, y esto ha posibilitado captar mercados en países menos desarrollados o de escaso poder adquisitivo, como son los africanos, y que se acompaña con inversiones en infraestructuras, especialmente en el campo energético y minero, de gran valor estratégico, y todo esto forma parte de la llamada Ruta de la Seda, que busca fortalecer las relaciones económicas entre China y países de África, Asia y Europa, sin olvidar la continuación de la llamada “Diplomacia de la Deudas”, como es el caso de Sri Lanka.
Lo señalado, evidencia que Beijing ha priorizado su modelo exportador, a diferencia de los EE.UU., que debido a su alto consumo interno y altos costes de producción, se ha convertido en un importador nato, que en el caso de las importaciones de China, superan ampliamente el 17%, en particular, en los rubros textiles y electrónicos, que ha provocado un déficit en la Balanza Comercial estadounidense respecto a China, que es su principal socio comercial, sin embargo, el Gigante Asiático depende también del mercado de los EE.UU., que le exporta el 15%, lo que refleja una interdependencia compleja entre ambos actores.
Pero, en este escenario hay que marcar algunos detalles importantes, el presente de China, no es el mismo que cuando Trump llegó por primera vez a la Casa Blanca, allá en el 2017, desde entonces, su crecimiento se ha ralentizado, no se ha dado el desarrollo como se esperaba su mercado interno, y presenta una baja en su tasa demográfica, sus exportaciones a los EE.UU. eran del 18% de su PBI en el 2018, y pasó en el 2023 al 2,8%, mientras que se ha dado lo inverso en relación a los mercados emergentes, y también respecto a Rusia, Méjico, India y Vietnam, puesto que las exportaciones chinas, que en el 2015 eran del 34%, aumentaron al 45% en el 2023, lo que demuestra que Beijing, entre la primera presidencia de Trump y la actual, se ha ido preparando, particularmente, diversificando sus mercados y ampliando sus inversiones, y las recientes medidas adoptadas, están demostrando que China está dispuesta y preparada para enfrentar las amenazas de Trump, que son estas contra medidas a la mayor economía del mundo.
Por otro lado, la ralentización del crecimiento chino, se evidencia en un decrecimiento del consumo interno, que tiene como protagonistas, a esa franja etaria de jóvenes nacidos a inicios del presente siglo, quienes priorizan el ahorro, lo que se refleja en el aumento de depósitos en un 50%, si tomamos los años 2023 y 2024, y un factor que ha llevado a esto, se puede encontrar a partir de la pandemia y que se acentuó con la crisis inmobiliaria, que ha generado una cultura de reducir gastos y conformar un estilo de vida, caracterizado por implementar un orden financiero, y esta cultura del ahorro, repercuta negativamente en la demanda interna, en tiempos que el gobierno chino espera incrementar el consumo interno, que impulse el crecimiento económico, en un escenario en que el desempleo, en la franja etaria señalada, ha alcanzado el record del 21%, y esto a su vez, se refleja en una búsqueda de estabilidad laboral, que la encuentran en el sector y empresas públicas, con las lógicas implicancias en su economía, que si bien, su PBI creció un 5% el año pasado, las proyecciones marcan una desaceleración para éste y el próximo año.
También, el otro escenario en que China desafía a los EE.UU., es en el sector naval-militar, a través de la modernización y aumento de su Armada, lo que ha encendido las alarmas de los expertos y analistas estadounidenses, que estiman que para el 2049, China contará con al menos siete portaviones de última generación, y esto a su vez genera la preocupación en los aliados de Washington en aquella región, en particular para Taiwán, pues recordemos que en el 2049, no sólo se cumplirá el centenario de la Revolución China, sino que es la fecha que Beijing ha manifestado concretar su objetivo de recuperar su “Provincia Rebelde”, y que para ese año señalado, el Gigante Asiático podría igualar y hasta superar la presencia de los EE.UU. en la región Asia-Pacífico, más allá de los ejercicios conjuntos de navíos de las armadas estadounidense, francesa y japonesa, realizados la semana pasada en aquella zona, como claro mensaje de exhibición de fuerza a Beijing.
Prosiguiendo en el escenario militar, China ha desarrollado un arsenal nuclear y misilístico sofisticado, por el caso, los misiles hipersónicos con trayectorias irregulares y de altísima velocidad, que representan una amenaza más que significativa para los diversos sistemas defensivos estadounidenses, por lo cual la ecuación a resolver por Washington es, “Espacio y Nuevas Tecnologías”.
Por último, China en el campo de la tecnología e Inteligencia Artificial, con la irrupción de la empresa Deep Seek, con su reciente lanzamiento de Chatbot –un programa que simula conversaciones por medio textos o de voz, que se utiliza en el comercio electrónico por ejemplo-, similar al ChatGPT de la estadounidense Open AI, pero con menos costes y recursos, ha provocado la caída de las acciones de los gigantes tecnológicos de EE.UU., y ha llevado al Pte. Trump, a anunciar una inversión del gobierno federal por U$S 500 mil millones, en infraestructuras para actualizar el desarrollo de la IA, junto a las empresas Open AI, Orade y Soft Bank, pues lo que ha provocado la empresa china, es un toque de atención, ya que el modelo de lenguaje de Deep Seek, podría modificar sensiblemente el paradigma en la industria de la IA, y pone en evidencia, una falla estratégica de los EE.UU. en el campo de la IA.
Finalizando la columna de hoy, mi reflexión es la siguiente, el Pte. Donald Trump, se caracteriza por emplear una lógica negociadora, levantar la apuesta y mover el escenario internacional, que en algunos casos le resulta, pero en otras encuentra una respuesta a la altura del desafío, como es en el caso de China, por que China es la otra gran potencia global, que sin ser aún la primera economía mundial, como lo sigue siendo los EE.UU., si ha desarrollado un mayor volumen comercial, y que le compite cabeza a cabeza en el campo tecnológico, en particular en el sector de la IA, y que también se encamina a igualar a los EE.UU. en el campo militar, en síntesis, en un escenario mundial en proceso de reordenamiento geopolítico y geoeconómico, EE.UU. enfrenta a un “Challenger” a su altura, CHINA, y la actitud de Beijing ha quedada plasmada en las declaraciones de su Ministro de RR.EE., Wang Yi, y cito, “China está dispuesta a construir relaciones bilaterales estables , sanas y sostenibles con los EE.UU., sin embargo, si los EE.UU. no está dispuesto, si está decidido a reprimir y contener a China, entonces no tendremos más remedioque actuar de la misma manera hasta el final.”, por eso la frase final elegida como colofón es del autor del “Arte de la Guerra”, el militar, estratega y filósofo chino Sun Tzu, nacido en el siglo VI a.e.c., quién dijo: “El arte de la guerra es someter a tu oponente sin luchar”.-
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