Los monstruos existen

No es surrealismo…. existe un lugar donde viven los monstruos.
De niña le tenía miedo al hombre de la bolsa y al cuco, crecí con la idea de que existían.

En verano vivíamos en un lugar donde nuestros padres por precaución nos decían que no pasemos un borde, una frontera que estaba marcada con púas de alambre que dividía un terreno del otro. Si la pasabas el hombre de la bolsa te podía llevar, así que nunca nos acercábamos.

No creo que haya sido un buen método porque crecimos con miedos, pero el punto es que terminé entendiendo que el hombre de la bolsa nunca existió y el cuco tampoco. “Los monstruos no existen” me decían. Falso.

Hoy 20/2/2025 me encontré con que los monstruos existen, que te pueden llevar y no regresar.

En el mundo de los monstruos no hay luz, se vive en la oscuridad. El veneno del que están hechos se traspasa a sus hijos apenas nacen, como un ritual, inaugurando de generación en generación, el honrar la muerte. No hay sonajeros, hay armas.

Los monstruos viven en los túneles, en subterráneo. El aire es sucio, turbio. Son muchos.
En el mundo en el que habitan festejan la muerte.
Lo perverso y lo siniestro son parte de sus paisajes.
Tienen cuerpos de humano, pero son monstruos.
Son monstruos humanos y lo que hacen es inhumano, escapa los límites, los bordes entre lo que está bien y está mal. No hay límites, no hay bordes, hay vale todo.

En la tierra de los monstruos hay una lista de prohibiciones: la vida, el amor y la ética.
Los monstruos se enciman, se retroalimentan y se congregan rindiéndole culto a la maldad. En sus tierras vive la pulsión de muerte.

Descubrí algo, los monstruos tienen amigos en otras tierras.

Los monstruos se llevaron a una mamá con sus dos bebés. Una mamá que, pese al terror incrustado en su piel, en sus pupilas, abraza a cada uno de sus hijos, los cubre con una manta, los cuida, protege siempre. Le lleva el chupete para achicar el llanto, está desvalida, desesperada, en desamparo, mientras tanto los sigue abrazando. Sus pelos naranjas de seda brillan en esa oscuridad.

Los monstruos engañan siempre.

Hoy y siempre, nunca los olvidaremos.
Ni olvido Ni perdón.
Am Israel jai

Lic. Joana Rowinski
Escribir es mi forma de hacer drenar el dolor y de militar.