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Los escudos humanos voluntarios

Radio Jai :Los escudos humanos voluntarios

Por Luciano Mondino

Estamos siendo obligados a vivir en el mismo mundo que un batallón terrorista que, mientras sentía el obsceno respaldo internacional, miró a los ojos a un bebé de tan solo diez meses y lo asfixió hasta matarlo. Y eso provoca una espiral de odio y hartazgo”

Son las horas más oscuras después del 7 de octubre de 2023, día en que Hamas lanzó las peores atrocidades en Israel e inició una guerra que arrastró a todo Oriente Medio.

Durante toda la semana no salieron las palabras, pero ya estoy harto.

El grupo terrorista Hamas tiene una perversa complacencia de una parte importante de los gobiernos occidentales y las organizaciones internacionales que, durante años, alimentaron el fundamentalismo islámico de Hamas o la Yihad Islámica Palestina.

Los nefastos presagios sobre el destino de la familia Bibas se hicieron realidad: los terroristas palestinos asesinaron a Shiri y a sus dos hijos, Ariel y Kfir, más o menos un mes después de empezada la guerra en 2023. Los análisis forenses que se hicieron en Israel son macabros y la familia, aunque pidió que se haga conocer que fueron asesinados y no muertos en un ataque aéreo israelí, pide encarecidamente no promover detalles sobre el aberrante crimen.

Estamos siendo obligados a vivir en el mismo mundo que un batallón terrorista que, mientras sentía el obsceno respaldo internacional, miró a los ojos a un bebé de tan solo diez meses y lo asfixió hasta matarlo. Y eso provoca una espiral de odio y hartazgo.

Estamos hartos. Estoy harto. En el año 2005 el estado de Israel, a pesar de una no pequeña resistencia interna por las advertencias contrarias a la seguridad, le entregó la Franja de Gaza a los palestinos para que allí tuvieran su propia gestión y pudieran intentar prosperar como lo hizo Israel en 1948 cuando, del desierto, creó las bases de un país moderno y de avanzada regional.

Insisto: les entregó la Franja de Gaza para que buscaran prosperar y no para que convirtieran allí una base terrorista como, entre otros, el hospital Al Shifa que fue construido en 1983 por Israel y convertido en una base militar por Hamas donde mantuvo cautivos y asesinó a israelíes secuestrados hace más de quinientos días.

Solo pasó un año para que los palestinos eligieran su gobierno y optaran por Hamas, una organización creada en la década de 1980 que fagocitó todas las bases sociales de la Franja de Gaza.

El mundo, al igual que Israel durante muchos años, no quiso asumir que Hamas es una característica más de la cultura palestina. No es una excepción.

La sociedad palestina, vitoreada en medio de la exaltación de la muerte y el eterno victimismo para mendigar en los organismos internacionales, nunca estuvo interesada en crear un estado propio como sí estuvieron los israelíes en 1948. Para los palestinos, desde Cisjordania hasta Gaza, es prioritario la aniquilación de Israel y así condecorar un proyecto de autodeterminación.

En pocas palabras: la autodeterminación de los palestinos no se refiere a la creación de un estado palestino que conviva con Israel, sino la imposición de un estado palestino en lugar de Israel. Y a partir de 1979, como si fuera poco, la imposición de un califato palestino islamista liderado por organizaciones terroristas como Hamas o la Yihad Palestina que, años después, verían su nacimiento en las entrañas del islamismo político inoculado desde Teherán.

Nadie en Oriente Medio escapa a esta lógica: un estado palestino en Gaza, como pretenden los gobiernos de España, Noruega e Irlanda, sería la implantación de un califato integrista liderado por Hamas y no por la Autoridad Palestina liderada por el cleptócrata Mahmoud Abbás, un confeso negacionista del Holocausto.

Ya no solo porque Hamas podría imponer su voluntad, sino porque esa voluntad sería enormemente bien recibida por los propios palestinos.

La retórica bélica de los grupos islamistas de Gaza recibió siempre un respaldo, directo o indirecto, de no pocos gobiernos europeos que durante mucho tiempo replicaron todo el decálogo de mentiras de la causa palestina que Hamas aprovechó, y muy bien, frente a la inacción de Israel para desmontar la maquinaria de mentiras del enemigo.

Los palestinos, portadores de un eterno victimismo a los ojos del mundo, llegaron a afirmar las peores barbaridades mientras Israel les subsidiaba los servicios básicos, a costa de los contribuyentes israelíes, y mientras desde la Franja de Gaza cruzaban miles de gazatíes a diario para trabajar en territorio israelí.

El 7 de octubre supimos que muchos de esos palestinos no cruzaban a Israel para prosperar o conseguir en el estado judío lo que la economía de Hamas les privaba, sino para hacer inteligencia y colaborar con la masacre que los terroristas desplegarían en la mañana del sábado negro de 2023.

Meses después conocimos también que, desde Gaza, miles de civiles palestinos acompañaron a las unidades terroristas para asesinar, violar y secuestrar inocentes en Israel.

Durante las primeras semanas de la guerra, horas verdaderamente críticas y muy valiosas para la respuesta militar israelí que se vendría, el gobierno demócrata de Joe Biden obstruyó cualquier tipo de iniciativa por parte de los decisores políticos y militares en Israel.

La falta de respaldo político, la existencia de elementos verdaderamente hostiles dentro del Partido Demócrata y el posterior “bloqueo” para que el gobierno de Jerusalem no acceda a material militar incidió también, de forma directa, en el tiempo que los secuestrados asesinados en cautiverio perdieron.

Pienso en Shiri, Ariel y Kfir Bibas, dentro de los túneles de Hamas, pasando sus últimos minutos de vida en manos de los terroristas mientras el mundo presionaba a Israel para liberar ayuda humanitaria que vimos que no iba ni a la población civil de Gaza ni a los israelíes secuestrados, sino a alimentar a los batallones de Hamas, la Yihad Islámica Palestina o Fatah.

La obscenidad de los macabros escenarios que Hamas despliega en cada entrega de secuestrados lo muestra: terroristas bien alimentados y rehenes liberados casi esqueléticos que son trasladados a un vehículo de la Cruz Roja mientras sufren la última humillación en manos de sus captores y son vitoreados por una multitud de gazatíes.

Esto es porque los sábados se convirtieron en el día en que las familias de Gaza, incluidos los niños, presencian como los israelíes que llevan más de quinientos días secuestrados, o una década como el etíope israelí Avera Mengistu, son humillados y expuestos, durante largos minutos, al macabro show de Hamas y con la cobertura de la cadena qatarí Al Jazeera.

Las provocaciones de Hamas están tensando mucho la cuerda y la implementación de la segunda fase del acuerdo. Esto es muy peligroso dado que en la coalición de gobierno en Israel hay quienes quieren que el acuerdo salte por los aires y la guerra continúe.

Lo cierto es que Hamas, una organización inseparable del fervor popular de Gaza, debe ser arrasada hasta sus cimientos.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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