Purim y sus disfraces
¿Por qué nos disfrazamos en Purim?
Queridos amigos:
Purim es la celebración de la salvación física del Pueblo Judío. Por primera vez en nuestra historia nacional (hace 2400 años) estuvimos en peligro de ser masivamente asesinados por el designio del poder de un dictador, Hamán, y de sus seguidores. Terminó ocurriendo todo lo contrario: los Hijos de Israel lucharon por sus vidas, aplastando a un gran ejército compuesto por 75.000 combatientes. ¿Cuál es la razón para que cambiemos nuestras identidades – nos disfracemos – como una forma de celebrar este evento? Tres razones – muy distintas entre ellas – pueden ayudarnos a entender el uso de nuestros disfraces en Purim:
– Meguilat Ester, el libro cuya lectura debemos escuchar como uno de las leyes propias de esta fiesta, explica lo siguiente:
“… los enemigos de los judíos aspiraron a dominarlos; lo opuesto ocurrió: los judíos dominaron a quienes los odiaban” (Esther 9:1).
La victoria de Purim transformó a los judíos de víctimas a victoriosos; es en memoria de esa reversión que cambiamos nuestras apariencias para celebrar Purim, adquiriendo otras “identidades” – disfrazándonos.
– El Ba’al Shem Tov (1698-1760), fundador del jasidismo, enseña que existe una directa correlación entre el precepto de Purim de matanot laevionim (ayudar a carenciados durante esta fiesta) y nuestros disfraces de Purim. La razón es simple: la mejor manera de realizar tsedaká(justicia con y ayuda a los pobres) es en secreto, es decir: no revelando la identidad del donante al necesitado ni viceversa. Esto se hace para que quien requiere de ayuda no se sienta avergonzado al recibirla. Estando ambos disfrazados – donante y receptor –, se evita la posible vergüenza que puede surgir del acto de tsedaká.
– Ester diseñó y puso en práctica un programa secreto, únicamente conocido por ella, para salvar al pueblo judío. Ester “se escondió” detrás de un plan que condujo a la salvación del pueblo judío. Es por eso que nosotros utilizamos disfraces en Purim, recordando los sofisticado de la acción de nuestra heroína y la secretividad de su accionar.
– El milagro de Purim (la salvación de todo el pueblo judío) fue un “milagro escondido”. En el libro de Ester no existe ni una sola mención del nombre de Dios, como si todo hubiera ocurrido “por casualidad”: fue “por casualidad” que Ester fuera elegida la reina de Persia; que Mordejái haya escuchado los planes para asesinar al rey Ajashverosh, y le haya salvado su vida; que el rey estuviese con buen humor cuando la reina Esther se presentó al salón real sin previo aviso (lo que pudo haberle costado la vida); que el rey no conciliase el sueño y que decidiera leer sus Crónicas, en las que descubriera por primera vez que, en el pasado, fue Mordejái quien le salvó la vida; que Hamán entrara a la cámara real cuando Ajashverosh estaba pensando en premiar a Mordejái; que Jarbona, el asistente real, entrara repentinamente en el cuarto de la reina para informarle al rey que Hamán había preparado una horca en la que le quitaría la vida a Mordejái… Demasiadas casualidades señalan más que casualidad, causalidad.En memoria de este milagro “escondido”, nosotros mismos “nos escondemos”, disfrazándonos.
Quiera esta Fiesta de Purim traer felicidad a los Macabeos por doquier y a todo el Pueblo de Israel, sobreponiéndonos a los tantos y tan difíciles desafíos de nuestro tiempo.
Quiera Dios que en este Purim nos sintamos más cercanos al Estado de Israel – central para la vida de nuestro pueblo, para nuestra identidad colectiva, para nuestra creación.
Quiera Dios que el mensaje de vida, de esperanza y de salvación de Purim nos impulse a celebrar juntos.
Y quiera Dios que todos y cada uno de nosotros escuchemos el relato de Ester, Mordejái y su historia redentora, abrazándola y haciéndola propia.
¡Jag Purim Saméaj!
¡Jazak ve’ematz!
Rabino Carlos A. Tapiero
Vice-CEO & Director de Educación
Unión Mundial Macabi
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