Los trajes y corbatas no cambian las matanzas en Siria

Apenas tomó el poder en Siria Ahmed al-Sharaa hace menos de tres meses, varios expertos en política internacional vieron enseguida ganadores y perdedores en el nuevo caos que pensaron, y con razón, habría de generarse. Es que tres lustros de guerra civil con invasiones extranjeras han convertido a Siria en una caricatura de país. Irán fue el primer señalado como perdedor. Un aliado carnal de los Assad, le proporcionó transporte de armamentos desde Líbano, más hombres de Hizbollah y de su propia fuerza armada. Hoy, Irán no tiene la fuerza para mantener ese estatus. Rusia perdió un aliado incondicional como Assad, pero sus 150 bases siguen instaladas en el país. Perdió, pero quizás no tanto todavía. Hizbola perdió en el Líbano con Israel y las armas que le enviaba Irán, y quedó fuera como invasor y aliado de Assad. Pero quienes más perdieron, por ser sirios y haber sido el grupo dominante y bestializado al que pertenecía el clan de los Assad, han sido los alauitas, rama chiita que son un 12% en Siria, o sea, una minoría. Y la venganza ya ha llegado. Matanzas y masacres, como lo veremos más adelante, han convertido la vida de los alauitas en un infierno.
¿Quiénes ganaron? Claramente nadie. Israel supo desde el primer instante que, aunque Al-Sharaa se vistiera con trajes elegantes, su formación ideológica como miembro de Al Qaeda no desaparecería, y su voracidad por dominar lo podría llevar a que sus tropas cometieran atrocidades, lo cual están haciendo sin titubear mucho con todos a los que llaman “opositores”. Turquía ganará si el acuerdo que ya firmó con Al-Sharaa es algo más que papel picado, porque Turquía quiere desde hace mucho el Kurdistán, pero Al-Sharaa ya firmó con una rama de los kurdos un acuerdo. ¿Se suman o se superponen los acuerdos? Los kurdos llevan la de perder, mientras a los sirios y a Turquía no les importará pasarles por encima si sus intereses lo requieren.
¿Quiénes son los alauitas de Siria? El alauismo es un culto religioso nacido en la costa de Siria entre los siglos X y XI como una escisión del islam, especialmente de la línea chiita del mismo. Siendo una pieza fundamental en el golpe de Estado y la guerra civil que desembocó en su consagración como nuevo líder sirio en 1971, Hafez al-Assad les dio un papel protagónico en la administración del Gobierno.
La presidencia de Bashar, hijo de Hafez, no fue distinta. Por más de 50 años, la familia Al-Assad tomó a los alauitas como uno de sus bastiones. Sin embargo, el caos, las matanzas y la destrucción del país en la guerra civil no los eximió de experimentar en carne propia el rostro autoritario de los Assad. Según un estudio de la Agencia de Asilo de la Unión Europea, en algunas localidades de mayoría alauita, alrededor del 60% de los hombres en edad de reclutamiento militar murieron o resultaron heridos en la guerra civil. Los Assad convencieron a los alauitas que ellos eran la única defensa posible frente a la amenaza del islamismo que encabezaba las revueltas de la llamada primavera árabe. Esa retórica ganó fuerza con el ascenso de la filial siria de Al-Qaeda, el Frente Al-Nusra, en 2012 y la creación del ISIS en 2013, allí donde era fuerte el que hoy detenta el poder en Siria. A medida que se desarrollaba la guerra civil, los alauitas se sintieron obligados a apoyar al régimen por temor a las represalias islamistas yihadistas.
Tras la caída de Al-Assad en diciembre pasado, Al-Sharaa prometió liderar un Gobierno de transición que respetaría a las minorías religiosas y étnicas del país, así como a abrir la puerta a todas las comunidades para participar en la transición. Pero la verdad es la realidad y no los discursos y las promesas. Este lunes pasado, el gobierno de Damasco anunció que “la operación contra grupos alauitas fieles al depuesto expresidente, Bashar al-Assad, fue un éxito”. Para explicar cómo asesinaron y cometieron atrocidades que eran de esperar de un régimen totalitario y extremista, pero con corbata, hicieron a través del Ministerio de Defensa que han creado una apología de la violación de todos los derechos que el hombre ha creado, sabiendo que a nadie en el mundo se le va a mover un pelo, y publicaron : “Pudimos absorber los ataques de los remanentes del régimen extinto y sus oficiales, destruimos su elemento sorpresa y pudimos mantenerlos alejados de los centros vitales y asegurar la mayoría de las carreteras públicas que habían utilizado como punto de partida para atacar a civiles”. En Latakia y Tartus asesinaron a través de ejecuciones a 1.300 civiles, hombres, mujeres, niños, y con las mujeres, primero cometieron atrocidades previsibles cuando de extremismo islámico se trata. Al- Sharaa, siguiendo la línea de las dictaduras, declaró que va a formar un comité independiente para investigar si hubo violaciones contra civiles.
A través de su Ministerio de Defensa anunció que seguirá persiguiendo a “remanentes del antiguo régimen en todo el país”. Aunque es un enfrentamiento entre asesinos, o sea, ahora ejército oficial del dictador de turno contra grupos armados aún fieles a Assad, la matanza mayor sigue siendo contra civiles, en especial alauitas y cristianos. El único que se acordó que en Siria hay una minoría cristiana, cada vez más pequeña por la constante persecución que sufrió de Assad y ahora quizás más horrenda que antes de Al-Sharaa, ha sido Israel. Lo demás son discursillos de condena que no se lo creen ni los que los hacen, en especial el Alto Comisionado para DDHH de Naciones Unidas que esperó que hubieran más de mil masacrados para convocar a una reunión del Consejo de Seguridad que dirá muy poco y no ejecutará nada.
Este martes, hace 48 horas, Jerusalem Post publicó testimonios desde Siria. “La situación es desastrosa”, dijo un contratista civil alauita de la zona de Jableh en la región costera de Siria. “Están matando a niños y mujeres. Hay una limpieza étnica en marcha aquí, no dejan nada atrás, matan a todos, y todo está documentado en video”. “Para ellos, los niños son infieles, las mujeres son infieles, todos son infieles. Las mujeres están siendo llevadas a Idlib, estamos en una situación desesperada, la gente literalmente se está escondiendo en los bosques.” El entrevistado describió la situación en toda la región costera como un conjunto de ciudades y pueblos fantasmas, algunos bloqueados por los leales al nuevo régimen. “Banias fue purgada, al igual que áreas enteras como Al-Qusur y Al-Muruj. Ya no queda nadie allí. Se llevaron a la gente de allí, los ataron a los coches y los arrastraron por las calles”.
Cuando se le preguntó si los que cometían las atrocidades eran bandas armadas o fuerzas oficiales pertenecientes al régimen, dijo: “¡Las bandas armadas son el régimen! Es lo mismo, todos pertenecen a Ahmad al-Sharaa.” “Necesitamos a alguien que nos salve, que nos ayude, que proteja a nuestra gente. Nuestras ciudades están ardiendo y la gente no puede hablar. Antes de esto, con el viejo régimen, vivíamos en extrema pobreza; y hoy vivimos en terror y catástrofe. Los alauitas siempre fueron un pueblo pacífico”.
La última frase enciende luces. La guerra civil en Siria desplazó a 7 millones dentro del país y más de 5 millones a países vecinos y Europa.
No sólo los alauitas civiles son pacíficos, casi un país entero desplazado es víctima y obvio que quiere paz. Viven en condiciones de catástrofe y destrucción hace 15 años. El líder de la banda armada nada pacífica, Assad, está cómodo en Moscú. Al-Sharaa no está muy lejos de Assad, aunque haga discursos que ya están comprando muchos gobiernos, dictaduras y no tanto. Mientras asesina civiles sin dudar, promete acciones de paz que las matanzas contradicen. El ministro de Defensa Israel Katz ha sido claro: “Al-Sharaa se quitó la galabiya, se puso un traje y presentó una fachada moderada. Ahora, se ha quitado la máscara, revelando su verdadero rostro: el de un terrorista yihadista de la escuela de Al Qaeda que comete atrocidades contra la población civil.
Israel protegerá a las comunidades del Golán y Galilea. Nos aseguraremos de que el sur de Siria permanezca desmilitarizado y libre de amenazas, y protegeremos a la población drusa local”.
Quizás se produzca un estatus quo con Al-Sharaa como sucedió con ambos Assad más de una vez. Estatus quo que no va más allá de una tregua por cierto tiempo. No sólo Israel lo sabe. Pero es el único que tiene que enfrentar, ayer a Assad, hoy a Al-Sharaa.
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